T1E19 La Caida de los cazadores

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La ciudad de Noctis vibraba bajo un cielo ennegrecido, mientras el caos se desataba en sus calles. El ejército de los cazadores había llegado al lugar con la esperanza de detener la amenaza demoníaca. Al frente del grupo, el titán de los cazadores avanzaba implacable, sus enormes alas oscuras batiendo el aire mientras aterrizaba con fuerza sobre los edificios de la ciudad. En sus brazos, el cuerpo inconsciente de Jack Wolf colgaba sin fuerzas, fruto de su última emboscada.

El titán se detuvo en lo alto de un rascacielos, dejando a Jack en el suelo para que recuperara el conocimiento. El guerrero cazador había sido clave en tantas batallas, pero ahora su cuerpo mostraba las cicatrices del combate. La situación era crítica, y aunque el titán era una figura formidable, sabían que enfrentarse a Malakar, el demonio jefe, sería un reto sin precedentes.

A lo lejos, entre los edificios que aún quedaban en pie, se podía escuchar el estruendo metálico de la Arachne-X, la gigantesca araña mecánica de los cazadores. Sobre su espalda, Luna sujetaba con firmeza las riendas y su espada, su rostro serio, mientras se preparaba para la inminente batalla. Arachne-X avanzaba con pasos resonantes, cada pata metálica perforando el asfalto mientras cruzaban las calles desiertas, destrozadas por la devastación. Luna sabía que esta batalla no sería fácil, pero confiaba en su fiel compañera mecánica para apoyarla en lo que venía.

De repente, las sombras de los edificios a su alrededor comenzaron a agitarse, y una risa gutural llenó el aire. Malakar, el demonio jefe, apareció de entre la penumbra, acompañado de una oleada de oscuridad que parecía consumir todo lo que tocaba. Su presencia era imponente, con cuernos afilados que surgían de su cabeza y ojos rojos como brasas encendidas. Su tamaño eclipsaba todo lo demás, y la tierra temblaba con cada uno de sus pasos.

Sin previo aviso, Malakar lanzó su primer ataque. Un enorme rayo de energía oscura se disparó hacia el titán de los cazadores, impactando contra su pecho. El titán, aunque resistió, fue empujado hacia atrás por la potencia del golpe. Sin vacilar, el gigante cazador contraatacó, lanzando su enorme puño hacia el demonio. El impacto resonó por toda la ciudad, sacudiendo los edificios cercanos.

La pelea entre el titán y Malakar era feroz. Cada golpe de sus titánicas manos hacía temblar el suelo, y los escombros volaban en todas direcciones. Arachne-X se unió rápidamente a la batalla, disparando proyectiles desde sus patas y saltando con agilidad de un lado a otro. Luna mantenía una mano firme sobre el control, mientras con la otra desenvainaba su espada, lista para atacar.

Pero Malakar no estaba solo. Desde las sombras, un demonio secundario apareció, corriendo a gran velocidad hacia el titán. El demonio se lanzó con todas sus fuerzas, y antes de que pudiera ser detenido, se inmoló en una explosión de energía oscura justo sobre el pecho del titán. La detonación fue devastadora, debilitando enormemente al gigante cazador.

A pesar del daño, el titán intentó mantenerse en pie, lanzando un último ataque hacia Malakar. Pero el demonio jefe, con una risa triunfal, lo esquivó y, aprovechando su momento de ventaja, lanzó un golpe final. El titán cayó de rodillas, incapaz de continuar. Luna vio la escena con horror, sabiendo que la batalla estaba casi perdida.

En ese momento, Arachne-X se lanzó hacia Malakar para intentar distraerlo, disparando una ráfaga de proyectiles desde sus patas. La araña mecánica logró golpear al demonio jefe varias veces, pero Malakar, furioso, le devolvió el golpe con un devastador ataque que la lanzó lejos. La máquina rodó varias veces antes de detenerse, dañada pero aún funcional.

Malakar sonrió, su victoria estaba casi asegurada. Con un gesto, convocó a otro demonio secundario, que corrió directamente hacia el titán cazador, chocando contra él en una explosión masiva. Esta vez, el titán no pudo resistir. Con sus fuerzas casi agotadas, cayó al suelo, derrotado.

Aunque herido y debilitado, el titán usó lo que le quedaba de energía para una última acción desesperada: extendió su enorme mano, tomó a Jack Wolf y se alzó en vuelo, alejándose de la ciudad antes de que Malakar pudiera darles el golpe final. El demonio jefe observó cómo el titán escapaba, pero no lo persiguió. Había ganado la batalla por ahora, y su atención estaba fija en la ciudad destruida.

Mientras tanto, Luna, que había sido separada de Arachne-X durante el caos, se encontró rodeada por demonios secundarios. Uno de ellos se abalanzó sobre ella, con las fauces abiertas para devorarla, pero Arachne-X, a pesar de sus heridas, intervino en el último segundo. La araña mecánica derribó al demonio y lo aplastó, salvando a su compañera cazadora una vez más.

Luna acarició la cabeza de Arachne-X con una mezcla de alivio y gratitud. "Buen trabajo, pequeña," murmuró, mientras la máquina emitía un suave ronroneo, como si estuviera viva y entendiera las palabras de su piloto.

Con la batalla perdida y Malakar dominando la ciudad, los cazadores que quedaban comenzaron a retirarse. No podían permitir que más vidas se perdieran en una batalla imposible. Arachne-X, llevando a Luna sobre su espalda, se unió a la retirada. Mientras tanto, Malakar, desde lo alto de un edificio en ruinas, observaba a sus enemigos escapar, sus ojos brillando con una maligna satisfacción. Había ganado esta batalla, pero la guerra aún no había terminado.

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