T1E13 El precio del progreso

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El avance de los cazadores y su alianza con los Guardianes de Hierro había sido crucial para frenar el avance de los demonios, pero la amenaza de estos seres infernales continuaba. Sabían que solo era cuestión de tiempo antes de que los demonios volvieran con más fuerza. Por ello, los cazadores, bajo la supervisión de Jack Wolf y David, decidieron idear una nueva arma: una máquina letal capaz de exterminar grandes cantidades de demonios con precisión y eficacia.

En la base de operaciones, los ingenieros de las facciones trabajaban incansablemente. La máquina, apodada "Arachnid", tenía la forma de una gigantesca araña metálica, equipada con cuchillas afiladas y cañones de energía demoníaca, capaces de destruir a cualquier demonio que se le pusiera enfrente. El plan era utilizarla en las áreas más peligrosas de la ciudad, donde los demonios se congregaban en mayor número.

La Maquina Arachnid: El Orgullo de los Cazadores

Dentro del cuartel de los cazadores, la expectativa era alta. Jack Wolf observaba la construcción de la Arachnid, mientras Luna y Carmela estaban cerca, observando la gran máquina con ojos asombrados.

Si esto funciona, podríamos cambiar el curso de la guerra. —dijo Jack, cruzando los brazos.

No podemos depender solo de la fuerza bruta. A veces la estrategia tecnológica es lo que inclina la balanza. —agregó David, observando también la gigantesca estructura de metal.

Luna, aún desconfiada, miró la máquina con cierta preocupación.

¿Y si algo sale mal? ¿Qué pasa si los demonios son más fuertes de lo que esperamos? —preguntó, su ceño fruncido.

No podemos vivir con el "qué pasa si". Tenemos que actuar. —dijo Jack, aunque entendía las preocupaciones de su aprendiz.

Finalmente, después de varias semanas de arduo trabajo, la Arachnid estaba lista. Equipados y con la confianza renovada, los cazadores decidieron probar la máquina en uno de los sectores de la ciudad donde los demonios habían establecido su base.

El Campo de Batalla

La Arachnid fue transportada a un distrito en ruinas, donde cientos de demonios se congregaban. La máquina se movía con precisión, sus patas mecánicas clavándose en el suelo mientras avanzaba. Las cuchillas giraban, destrozando a los demonios que intentaban enfrentarse a ella, mientras los cañones de energía eliminaban a los que intentaban escapar.

Desde una distancia segura, Jack y David observaban el despliegue de la Arachnid con satisfacción.

Funciona mejor de lo que imaginamos. —dijo David con una sonrisa de aprobación.

Esto podría ser el principio del fin para los demonios. —agregó Jack, sintiendo una chispa de esperanza.

Luna y Carmela, junto a otros cazadores, permanecían en los bordes del combate, encargándose de los pocos demonios que escapaban del ataque de la Arachnid. Por un momento, parecía que la batalla estaba completamente bajo control.

La Aparición del Demonio Gigante

Sin embargo, en el horizonte, una presencia oscura comenzó a emerger. El cielo se oscureció, y el suelo empezó a temblar. De las sombras, un demonio gigantesco, mucho más grande y poderoso que cualquier otro que hubieran enfrentado antes, apareció. Su piel era de un negro profundo, cubierto de espinas afiladas y emanaba un aura de pura maldad.

¿Qué demonios es eso? —preguntó Luna, su voz cargada de asombro y miedo.

El demonio, de pie sobre los restos de edificios destruidos, soltó un rugido que hizo eco en toda la ciudad. Con un solo movimiento, derribó edificios a su alrededor, y con paso firme se dirigió hacia la Arachnid.

¡Todos, a las posiciones de ataque! —gritó Jack, sacando su espada Bloodreaver, mientras los cazadores se preparaban para el nuevo combate.

La Arachnid comenzó a disparar contra el demonio gigante, lanzando ráfagas de energía demoníaca y cortando sus extremidades con las cuchillas giratorias. Pero el demonio no se detuvo. Con un golpe brutal, destrozó una de las patas de la máquina, haciéndola tambalearse.

¡Sigue atacando! —ordenó David, confiado en la fuerza de la Arachnid.

El demonio respondió con una violencia descomunal. Usó sus garras para arrancar las armas de la Arachnid y, en un solo movimiento devastador, destruyó la estructura metálica por completo. La máquina cayó al suelo con un estruendo, inservible y reducida a chatarra.

El Sacrificio de los Cazadores Secundarios

Con la destrucción de la Arachnid, el demonio dirigió su atención hacia los cazadores que se encontraban cerca. Varios cazadores secundarios, que formaban parte del equipo de apoyo, intentaron defenderse, pero el demonio era demasiado fuerte.

Uno por uno, los cazadores cayeron ante la fuerza del demonio gigante. Jack, Luna, David, y Carmela luchaban desesperadamente por mantener la línea, pero los cazadores secundarios que los acompañaban no corrieron la misma suerte. El demonio los despedazó sin piedad, sus gritos llenando el aire mientras sus cuerpos eran destrozados.

¡No podemos seguir así! —gritó Luna, esquivando los ataques del demonio.

¡Tenemos que retirarnos y reagruparnos! —gritó Jack, observando la masacre.

Sin embargo, los cazadores secundarios, conscientes de su inevitable destino, decidieron sacrificarse para dar tiempo a los demás de escapar. Tres de ellos se lanzaron contra el demonio, distrayéndolo lo suficiente para que Jack, Luna, y los demás pudieran escapar.

¡Váyanse ahora! —gritó uno de los cazadores mientras era aplastado por la enorme garra del demonio.

Luna, con lágrimas en los ojos, vio cómo sus compañeros caían, pero sabía que no había otra opción. Jack la tomó del brazo y la obligó a moverse.

¡No podemos hacer nada por ellos ahora! —le dijo Jack, mientras corrían hacia un lugar seguro.

El Amargo Fin

El grupo logró escapar, pero el sabor de la derrota era inconfundible. La Arachnid, su mejor arma, había sido destruida, y los cazadores secundarios que los habían acompañado habían sido aniquilados.

De vuelta en la base, el silencio reinaba. Jack estaba enojado consigo mismo por no haber previsto la aparición del demonio gigante. David, aunque más tranquilo, también sentía la pérdida de sus aliados.

Luna se encontraba en una esquina, limpiándose las lágrimas mientras trataba de recomponerse. Sabía que la guerra contra los demonios no sería fácil, pero perder a sus compañeros había sido un golpe demasiado duro.

Perdimos una batalla, pero no la guerra. —dijo Jack, intentando dar ánimo a sus cazadores—. Nos reagruparemos, encontraremos una nueva estrategia, y volveremos. Los demonios no ganarán esta guerra.

A pesar de la derrota, las palabras de Jack resonaron en los cazadores. Sabían que tendrían que seguir luchando, aunque el costo fuera alto. Pero en ese momento, lo que más importaba era honrar a los que habían caído y prepararse para la próxima batalla.

Demon HuntersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora