T2E1 Sombras en la reparacion

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En medio del silencioso ajetreo de la base, Arachne-X y el Titán se encontraban en su fase final de reparaciones. Los ingenieros trabajaban con precisión, verificando cada detalle para asegurarse de que ambas máquinas estuvieran listas para el próximo combate. La esperanza se sentía en el aire, ya que las recientes victorias habían dado nuevo ánimo a la facción de los cazadores.

Sin embargo, Morgana tenía otros planes. Acechaba en las sombras, observando a los técnicos trabajar en la unidad de energía de Arachne-X. Con habilidad, dejó caer un pequeño dispositivo que afectaría el núcleo de energía de la araña, saboteándola sin que nadie lo notara. Luego se dirigió al área de revisión del Titán, manipulando discretamente algunos circuitos para debilitar su sistema defensivo.

Entre las sombras, Luna observaba los movimientos de Morgana. Durante días había sospechado de su comportamiento y no había dejado de vigilarla. Cuando Morgana intentó alejarse de la base, Luna decidió enfrentarla.

—Morgana, necesito hablar contigo —dijo Luna, con un tono firme que no admitía objeciones.

Morgana se detuvo, tratando de disimular su incomodidad, pero los ojos de Luna eran intensos y penetrantes. Después de unos segundos, su expresión se tornó fría y desafiante.

—¿De qué quieres hablar, Luna? —respondió Morgana, con una sonrisa tensa.

Luna dio un paso adelante, sin quitarle la mirada de encima.

—Sé lo que hiciste. Estás trabajando con los demonios, y si no tienes nada que ocultar, me acompañarás a un interrogatorio —dijo Luna, haciendo un gesto para que la siguiera.

Morgana soltó una risa irónica, pero no opuso resistencia. La llevó a un área segura y alejada de la base, donde comenzaron el interrogatorio.

—Dime, Morgana, ¿qué te prometieron los demonios? ¿Por qué traicionaste a los cazadores? —preguntó Luna, mientras mantenía su tono calmado, pero amenazante.

Morgana miró a Luna con desprecio y finalmente rompió su silencio.

—Malakar me hizo ver la verdad. No hay futuro para los cazadores. Solo soy la primera en cambiar de bando. Pronto, los demás también se darán cuenta de lo inevitable —dijo Morgana con una sonrisa cruel.

Antes de que pudiera seguir hablando, un rugido infernal resonó en el aire. Una onda de calor llenó la habitación, y Luna apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando un rayo de fuego atravesó el techo. Malakar, el demonio jefe, apareció de repente, envuelto en llamas, su presencia imponiendo un silencio sepulcral.

Con un grito de furia, Malakar lanzó un rayo de fuego en dirección a Morgana y a Luna. Los pocos cazadores de apoyo que habían llegado fueron alcanzados y abatidos por el ataque. Luna, en una rápida maniobra, logró esquivar el rayo, lanzándose al suelo mientras el calor abrasador consumía el entorno.

—¿Crees que escaparás de mí, cazadora? —dijo Malakar, su voz resonante y amenazante mientras lanzaba otro rayo en su dirección.

Luna corrió hacia una salida, pero justo antes de salir al exterior, se encontró con Arachne-X, que había seguido su rastro y llegó al rescate. La araña metálica se posicionó delante de Luna, emitiendo un fuerte zumbido y apuntando sus cañones hacia Malakar.

—Buen trabajo, Arachne —murmuró Luna, mientras acariciaba la cabeza metálica de la araña. Arachne-X emitió un leve sonido de satisfacción, como un ronroneo mecánico.

Malakar soltó un rugido de frustración y lanzó un último ataque antes de desaparecer entre las sombras, dejando una advertencia.

—Esta noche fue solo el principio. Pronto no habrá lugar seguro para los cazadores —dijo, antes de desvanecerse en el aire.

Luna, respirando con dificultad, observó el lugar destruido a su alrededor, agradecida de que Arachne-X la hubiera rescatado. Sin perder más tiempo, activó su comunicador y pidió refuerzos.

Juntos, Luna y Arachne-X regresaron a la base, sabiendo que el enfrentamiento con los demonios apenas estaba comenzando y que las próximas batallas serían aún más duras.


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