✮ Las Aventuras de Saturna ✮ Vol. 1

6. Moon

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Saturna estaba de vuelta en la base, tirada en su cama boca a abajo, somnolienta, con un cigarrillo entre los dedos mientras su mano colgaba al borde de la cama.

Ella se sentó con pesadez en la cama, estirándose y tratando de despertarse.
Se había perdido entre recuerdos y hierba.

Mientras se levantaba para iniciar el día, no pudo evitar que las imágenes de sus experiencias pasadas siguieran presentes. Recordaba a la perfección cuando había llegado a ese convento, recordaba como había sido internada ahí en contra de su voluntad, pero no recuerda por qué no salió caminando por la puerta principal o algo parecido. Tenía 19, era una adulta.. ¿Por qué?

Ah, entonces tiene sentido el porro en su mano. Había intentado ahuyentar temporalmente esos recuerdos en la noche, aunque no hubiera funcionado en la mañana.

Tomó una ducha, desayunó y luego hizo un poco de ejercicio en el gimnasio.

Mientras trabajaba en una de las maquinas, podía ver como Soap y Gaz hablaban, veía pasar al capitán por los pasillos, y luego vio como Farah se unía a ella.

- ¿Todo bien? - Le preguntó la mujer a Saturna.

- Sí, sí. ¿Por qué lo preguntas?

- Por nada. Sólo te veía distraída. - Respondió.

- Estoy bien, sólo concentrada.

Saturna continuó con lo suyo, con Farah levantando algunas pesas frente a los espejos. Entonces escuchó al sargento Soap hablar con Gaz detrás de ellas, y no pudo evitar interesarse en la conversación.

- ¿Entonces, estás diciendo que el teniente Shadow ya llegó? - Preguntó Gaz.

- Sí, Kyle. ¿No estás emocionado? - Respondió Soap, tratando de ocultar su visible entusiasmo.

- No tanto como tú... Parece que lo estabas esperando.

- Claro que sí. Pero no lo encuentro por ninguna parte.

- Llegó hace unas horas, relájate. Debe estar en alguno de sus rincones apartados.

- Bien, tienes razón... - Resopló el escocés.

Saturna escuchaba la conversación y no pudo evitar preguntarse, ¿estaban hablando del teniente que había estado fuera durante una misión?

Bueno, si es así, no tenía problema en presentarse.

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Saturna salió de su habitación después de cambiarse de ropa, con el estómago lleno gracias al nuevo menú de la cafetería, un buen almuerzo.

Saturna pensaba en qué hacer, todo iba demasiado lento, demasiado tranquilo. Quería acción. Quería misiones, peligro. No había misiones para ella, sólo entrenamiento, práctica.. Era casi como un insulto para ella, era como si pensaran que ella no sabía eso ya.

Estaba acostumbrada a un trabajo nómada, en Estados Unidos, cuando trabajaba viajando por todo el país volando en helicóptero hacia los lugares más inaccesibles para salvar vidas. Ese era su trabajo. Donde la llamasen, donde fuera, iba y hacía su trabajo.
Tomaba con gusto esa llamada al deber.