10. Babooshka

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Dibujito de la Saturna pa empezar bien

Dibujito de la Saturna pa empezar bien

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Mayo 25, 5:00 pm

La luz de la tarde se filtraba por las cortinas del dormitorio de Elizabeth. El aire estaba fresco, y la habitación, aunque pequeña, tenía un aire acogedor: una cama grande con sábanas color lavanda, libros apilados sobre el escritorio, libretas y materiales de dibujo, y algunas fotos pequeñas en la estantería. Saturna, que había pasado la tarde dando vueltas por la base, finalmente decidió ir a ver a su amiga, quien siempre sabía cómo hacer que se sintiera como en casa.

Elizabeth estaba tumbada en su cama, con un libro entre las manos, mientras Saturna se sentaba en el borde de la cama, cruzando las piernas de manera despreocupada. Ambas compartían una amistad sencilla y cómoda, basada en el humor y las charlas relajadas después de misiones largas. En este momento, nada parecía fuera de lo común: solo dos amigas en un día libre, conversando sobre la vida.

—A veces pienso que la gente de aquí no sabe qué hacer con el tiempo libre. Todos parecen estar tan... ocupados con sus rutinas, como si estuvieran esperando que algo importante ocurra todo el tiempo —comentó Saturna, dejando escapar una risa mientras observaba a Elizabeth.

—Es Londres —respondió Elizabeth con un tono suave—. Aquí todos están acostumbrados a una vida llena de ruido. Pero, honestamente, me encanta. Me da una sensación de calma rara, a pesar de todo lo que pasa a nuestro alrededor.

Saturna se recostó hacia atrás, mirando las paredes decoradas con imágenes vintage y recuerdos de distintas partes del mundo, claramente un reflejo de los muchos viajes de Eli.

—Yo también me siento tranquila aquí... aunque, honestamente, prefiero una buena taza de café y una siesta larga. —Su tono era divertido, pero luego hizo una pausa y miró a Eli—. Oye, ¿alguna vez me vas a contar cómo llegaste a la 141?

Elizabeth se tensó un poco, su mirada se volvió distante, como si tratara de evitar la pregunta, pero al final dejó escapar un suspiro. Sabía que Saturna no era de las que dejaban las cosas a medias.

—¿De verdad quieres saber? —preguntó Elizabeth, dejando el libro a un lado y sentándose en el borde de la cama.

Saturna la miró con seriedad, esperando que no fuera solo una de esas preguntas triviales. Su tono cambió ligeramente, volviéndose más suave.

—Claro. Eres mi amiga, Eli. Y si algún día quiero saber algo, es sobre ti.

Elizabeth vaciló por un segundo más, como si pensara en cómo empezar. Finalmente, tomó una respiración profunda y comenzó a hablar, sus palabras casi como si las estuviera escupiendo, como si ya no quisiera guardarse nada.

✮ Las Aventuras de Saturna ✮ Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora