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Estado: Diosito porfa ya llévame mejor











El festival de flores era uno de los eventos más esperados en el pueblo. Cada año, las calles se llenaban de colores vivos y aromas dulces de las flores que adornaban cada rincón. Los vecinos se reunían para celebrar la llegada de la primavera con puestos de comida, música tradicional y, por supuesto, muchas flores. Sin embargo, para mí, este festival siempre traía consigo una mezcla de emociones difíciles de manejar.

El festival es lindo siempre y cuando no vengas con tus padres.

—Este festival solía ser tan bonito antes de que ciertos tipos empezaran a aparecer —dijo mi madre, ajustándose su sombrero mientras observaba a las personas que paseaban cerca del parque principal—. Ahora parece que cualquiera puede venir aquí. Mira nada más, los Jeon se pasean como si no tuvieran vergüenza, con todo lo que se dice sobre su hijo.

Mamá cómo te explico que ellos deben andar por aquí porque el Señor Jeon es el alcalde..

Mi estómago se encogió al escucharla. El festival, que debería haber sido una ocasión alegre, se sentía más como una carga mientras mis padres criticaban a todos los que no encajaban en su molde. Desde lejos, podía ver a la familia Jeon, incluido Jungkook, caminando por entre los puestos, aparentemente sin preocuparse por los murmullos que los rodeaban. Mi padre torció el gesto, en silencio, pero su desaprobación era palpable.

—Es una lástima que un evento tan bonito se vea empañado por esas cosas —comentó mi padre finalmente—. Ese Jungkook... siempre sospechamos que terminaría así. Y el hijo del pastelero, Seokjin, tampoco es diferente. Siempre ha tenido una actitud muy cercana con él. Lo he visto conversar con Jungkook como si nada, como si fuera algo normal su condición.

Bueno conversar en normal, no?

Mis ojos se clavaron en el suelo. Sabía de lo que hablaban, y cada palabra me hacía sentir más avergonzado. Nunca había tenido el valor de enfrentar a mis padres cuando hablaban así, y por dentro, esa cobardía me carcomía. Seokjin siempre me había parecido amable, y Jungkook... bueno, aunque apenas había cruzado unas palabras con él, no creía que mereciera ese trato. Pero ahí estaba yo, una vez más, callado, asintiendo levemente a todo lo que decían, atrapado entre lo que pensaba y lo que mi familia esperaba de mí.

Justo entonces, a lo lejos, vi una figura conocida caminando entre los puestos de flores. Era Jimin. Sus ojos brillaban bajo la luz del sol, y traía consigo una pequeña cesta llena de flores. Al verme, me saludó con una sonrisa sincera, una que, de alguna manera, aligeraba la pesada atmósfera que me rodeaba.

Por favor
Por favor, no vengas Jimin

—Mira quién se acerca —susurró mi madre con una mueca de desaprobación—. Ese muchacho... siempre anda con los Jeon, es muy afeminado como Seokjin. ¿No te parece que deberías mantener tu distancia, Taehyung?

Las palabras de mi madre me cortaron como un cuchillo. Sabía lo que estaba a punto de suceder, y no pude evitar la sensación de incomodidad que me invadía. Jimin llegó hasta donde estábamos, sin perder esa expresión amable en su rostro.

Porque no te fuiste de largo Jimin...

—¡Hola, Tae! —me saludó, sin notar de inmediato la tensión que se había instalado entre nosotros, sumandole las malas miradas que mis padres—. No sabía que vendrías , ¿cómo estás?

—Hola, Jimin —respondí, mi voz más débil de lo que hubiera querido. Sentía las miradas de mis padres clavadas en mi espalda, y el calor subió a mis mejillas—. Estoy... bien.

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