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Estado: Admirador Secreto? En mis tiempos solo tenía el de amigo secreto y nomas me daba un chupete de 5 ctvs








Era todavía oscuro afuera cuando Jungkook bajó las escaleras de su casa. El crujido de los escalones bajo sus pies resonaba en el silencio de la mañana, algo que rara vez ocurría. Sus padres, que estaban en la cocina preparando el desayuno, levantaron la vista sorprendidos al ver a su hijo despierto tan temprano.

—¿Jungkook? —preguntó su madre, con una ceja levantada mientras volteaba unos huevos en la sartén—. ¿Qué haces despierto a esta hora? ¿Ocurrió algo?

Jungkook, aún medio adormilado pero decidido, les sonrió despreocupadamente.

—No, no pasa nada, mamá. Solo que me levanté temprano para hacer un mandado antes de ir a la universidad.

Su padre, que estaba sentado en la mesa leyendo el periódico, bajó las gafas por encima de su nariz y lo miró con escepticismo.

—¿Mandado? —repitió su padre—. Tú nunca te levantas tan temprano para eso, a menos que sea algo importante.

—No es nada del otro mundo, papá —respondió Jungkook rápidamente, sabiendo que cualquier explicación solo levantaría más sospechas—. Solo tengo que comprar algo antes de que se agoten. Ya sabes, cosas de la universidad.

Su madre no insistió, aunque aún parecía confundida, mientras su padre se encogía de hombros, dejando de lado el tema. Justo cuando Jungkook estaba por salir, se volvió hacia su padre con una sonrisa inocente.

—Ah, papá, casi lo olvido... ¿Podrías prestarme algo de dinero para la comida de hoy? —preguntó, con esa voz de hijo menor que sabía que difícilmente recibiría un "no" como respuesta.

Su padre lo miró por un momento, entrecerrando los ojos como si intentara adivinar qué pasaba por la mente de su hijo, pero al final sacó su billetera y le dio unos billetes.

—Aquí tienes. Pero no lo gastes todo en tonterías, ¿entendido?

Jungkook sonrió y aceptó el dinero, sabiendo perfectamente que no sería destinado a la comida en la universidad, sino a algo mucho más especial: el regalo anónimo que dejaría para Taehyung.

—Gracias, papá. ¡Nos vemos luego! —se despidió rápidamente, antes de que sus padres pudieran hacer más preguntas.

Salió de la casa con una sonrisa, guardando el dinero en el bolsillo de su chaqueta. Mientras caminaba hacia la pastelería de Jin, una emoción nerviosa pero alegre lo acompañaba.

El frío de la mañana seguía presente cuando Jungkook llegó a la pequeña pastelería de Jin, que aún no abría a esa hora. Al llamar a la puerta, Jin apareció tras unos segundos, aún con el cabello despeinado y una expresión de sueño.

Este muchacho no entiende que 6 am es madrugada para los demas.

—¿A estas horas, Jungkook? —dijo Jin, frotándose los ojos—. ¿Qué haces aquí tan temprano?

—Hyung, por favor, necesito que abras solo para mí. Tengo algo importante que hacer —sonrió Jungkook, con esa mezcla de picardía y determinación.

Jin suspiró, pero terminó abriendo la tienda. No tardó en preparar una pequeña caja con uno de los postres favoritos de Taehyung: un pastel de crema de fresa decorado con pequeñas flores de azúcar. Jungkook lo recibió con una sonrisa amplia, agradeciéndole antes de salir corriendo hacia la universidad.

Al llegar a la facultad de Taehyung, apenas había estudiantes. El aula en la que siempre se sentaba estaba completamente vacía. Sonriendo para sí mismo, Jungkook se acercó a la mesa de Taehyung y dejó la cajita con el pastel sobre el escritorio. Antes de irse, sacó una pequeña nota que había escrito la noche anterior y la deslizó bajo la cajita.

En la nota, con su letra algo apresurada, había escrito:

"Que tengas un lindo día, Taehyung. Eres tan lindo como las flores en primavera."

Satisfecho con su trabajo, Jungkook salió del aula rápidamente, asegurándose de no ser visto por nadie.

La mañana avanzaba lentamente, y cuando llegó la hora libre, el grupo de amigos se reunió en la cafetería de la universidad, como de costumbre. Hoseok, Yoongi, Jimin, Taehyung y Jungkook se acomodaron en una de las mesas cerca de las ventanas, charlando sobre sus clases y compartiendo algunas anécdotas del día.

—Ah, por cierto —dijo Taehyung de repente, levantando la vista del vaso de café que sostenía—. Esta mañana alguien me dejó un pastel en mi mesa. Fue raro, no había nadie en la facultad cuando llegué.

Jungkook fingió estar distraído, pero no pudo evitar esbozar una sonrisa pequeña mientras los demás reaccionaban.

—¿Un pastel? —preguntó Jimin con una expresión traviesa—. Eso suena como un admirador secreto.

—O admiradora secreta —añadió Hoseok, levantando las cejas repetidamente mientras los demás reían.

—¡Oh, Tae, tienes un fan oculto! —bromeó Yoongi, intentando imitar una voz coqueta.

Taehyung se sonrojó ligeramente, aunque trató de mantener la calma.

—No sé... solo había una nota diciendo que tuviera un buen día —murmuró, rascándose la nuca con nerviosismo.

—¿Y qué más decía la nota? —insistió Yoongi, inclinándose hacia él con una sonrisa burlona.

—Algo sobre ser lindo... y flores... —Taehyung apartó la mirada, visiblemente incómodo mientras los demás comenzaban a reír.

—Definitivamente un admirador secreto —sentenció Hoseok, chocando su hombro contra el de Taehyung, haciéndolo ruborizarse aún más.

Jungkook, por su parte, sonreía en silencio, disfrutando de la escena. Sabía que con pequeños gestos como ese estaba empezando a mover los hilos, y aunque Taehyung no tenía ni idea de quién era el misterioso admirador, no podía evitar sentirse un poco emocionado por lo que vendría.

Mientras la conversación continuaba en la cafetería, Taehyung seguía siendo el centro de las bromas, aunque parecía haber aceptado con gracia la atención que estaba recibiendo. Jungkook observaba todo con una mirada tranquila, disfrutando de la felicidad de su amigo, pero al mismo tiempo, sintiendo una punzada de nerviosismo ante la idea de que algún día, Taehyung descubriera la verdad.

―Tendrás que estar alerta ahora, Tae ―dijo Yoongi con una media sonrisa―. Puede que mañana aparezca algo más en tu mesa. Quizá una carta de amor esta vez.

Taehyung se rió, aunque había una sombra de curiosidad en sus ojos.

―No creo que sea para tanto ―respondió, encogiéndose de hombros―. Seguramente es solo una broma de alguien o un detalle sin más.

―O un admirador muy tímido ―añadió Jimin con un guiño, haciendo reír a todos en la mesa.

La conversación se desvió a otros temas, pero en la mente de Jungkook, la idea seguía resonando. Tal vez algún día, cuando las circunstancias fueran las adecuadas, podría confesarle a Taehyung lo que sentía. Pero por ahora, estaba satisfecho con esos pequeños gestos anónimos, que le permitían expresar su afecto de una manera segura y sin presiones.

El resto del día pasó sin incidentes, y cuando las clases terminaron, Jungkook y sus amigos se despidieron en la puerta de la universidad. Al caminar hacia su casa, con el aire fresco de la tarde acariciándole el rostro, Jungkook se sintió en paz. Sabía que había dado un pequeño paso hacia algo más grande, y aunque el futuro era incierto, estaba emocionado por lo que pudiera venir.

A veces, los gestos más pequeños podían significar el mundo para alguien, y Jungkook estaba decidido a seguir mostrando su aprecio por Taehyung, un paso a la vez.











—Aqui traigo nueva actualización de mi amigo el religioso y mi pana el gay del pueblo 🫦, espero estén comiendo bien y tomando agua y cuídense.

–Bunnie 🍓

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