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Estado: Me confundieron con un homosexual porque caminaba por ahí? o porque luzco como un homosexual?





Hill Lane, 2022- 28 de junio








Caminar por las calles desoladas de este pueblo era lo único que me hacía sentir en paz. En casa, con los rezos constantes de mis padres, apenas podía respirar. Ese día, mientras levantaba la mirada, entendí por qué todo parecía tan vacío: en la avenida principal, las banderas coloridas ondeaban al ritmo de una música alegre. Había gente caminando, sonriendo, y la curiosidad me llevó a acercarme. El festival irradiaba una energía vibrante, casi contagiosa.

Ya estaba por terminar Junio y nada se celebraba en el pueblo hasta donde yo sabia.

Mis ojos vagaron entre los colores brillantes y la multitud, hasta que empecé a entender lo que estaba ocurriendo. Fruncí el ceño, y un escalofrío me recorrió la espalda. ¡Rayos! Si mi padre me viera aquí, me asesinaría por acercarme a lo que él llamaba "la abominación". Estaba a punto de darme la vuelta y alejarme, cuando sentí una mano firme que me jalaba entre la multitud.

—Ven, cariño, no tienes que sentir vergüenza. Aquí eres libre de sentirte bien contigo mismo —dijo un chico rubio de mejillas redondeadas, mientras me arrastraba hacia el centro del festival. Caminamos entre personas que reían, bailaban, y portaban con orgullo aquellas banderas de colores. Tragué grueso, recordando las palabras de mi padre. Estaba rodeado de los que él llamaba "enfermos", aquellos de quienes me había advertido toda mi vida.

—¡Oigan, creo que se equivocan! ¡Yo no estoy enfermo! —exclamé, sintiendo una mezcla de desesperación y vergüenza. Quería explicarle al rubio que todo era un malentendido, que no pertenecía allí. Pero mis palabras murieron en mi garganta cuando mis ojos se encontraron con algo que me dejó paralizado.

Esto me pasa por ser un sapo, dios perdoname por chismosear tanto.

Entre la multitud, Jeon Jungkook, el hijo del alcalde, bailaba despreocupadamente con dos hombres. Mi corazón se detuvo por un segundo. ¿Cómo podía estar allí, tan tranquilo, rodeado de ellos? Sentí que mi estómago se revolvía, como si una oleada de náuseas subiera desde lo más profundo de mi ser. Mi ceño se frunció aún más mientras lo observaba, incapaz de comprender.

Repugnancia. Esa era la única palabra que podía describir lo que sentía. Jungkook, el hijo de una de las figuras más respetadas de nuestro pueblo, se mezclaba con aquellos hombres como si fuera uno más bueno era uno más. Solté un suspiro de decepción, mientras instintivamente buscaba en mi maleta una gorra. Me la puse rápidamente, bajando la visera, queriendo desaparecer de la vista de todos.

No podía permitir que alguien me reconociera allí. Si alguno de mis conocidos me veía en medio de ese "circo", mi padre jamás me lo perdonaría.

Caminé con cautela, observando cómo la mayoría de las personas se dirigían hacia un edificio lujoso al final de la calle. Decidí seguirlos, más por curiosidad que por otra cosa. Después de todo, el rubio me había invitado a unirme, era la primera vez que me invitan a algo no a desperdiciar la oportunidad de chismosear. Mientras me acercaba, la duda y la curiosidad peleaban en mi cabeza. ¿Por qué muchos del pueblo odiaban tanto a estas personas?

Ya había pasado varias horas sentado en una esquina del gran bar dentro del edificio. El lugar estaba repleto. Parejas se besaban sin pudor, mientras otros bailaban al compás de la música que retumbaba en las paredes. Cerré los ojos un momento, intentando bloquear lo que veía. Dios los perdone por el pecado que cometen, pensé, repitiendo las palabras que tantas veces había escuchado en casa.

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