El mundo parecía sumido en un extraño silencio. No había más rugidos de criaturas oscuras, ni el retumbar de los cascos del Heraldo de la Desolación. La luz del Corazón de Eldoria se había apagado lentamente, dejando una calma inquietante sobre la ciudad de Luminis.
Roger se arrodilló al lado del cuerpo de Mia, incapaz de procesar lo que había sucedido. La batalla había terminado, pero a qué costo. El rostro de Mia, sereno pero pálido, no mostraba signos de vida. El Corazón de Eldoria, que antes brillaba con una intensidad cegadora, ahora descansaba apagado en sus manos. Roger la sostuvo, con lágrimas corriendo por sus mejillas, mientras el vacío en su pecho crecía.
—Mia... por favor, despierta —susurró Roger, su voz temblando—. No puedes dejarme... no puedes dejarnos.
Pero Mia no respondió. El sacrificio había sido real, y la energía vital que había puesto en el Corazón no había dejado nada para ella. Sin embargo, en lo profundo del alma de Roger, aún quedaba una pequeña esperanza, una chispa de negación ante la idea de perder a su amiga de la infancia.
Thorian y Elara llegaron corriendo al lugar. Cuando vieron a Mia, el silencio los envolvió. Thorian, siempre el guerrero fuerte e implacable, se quedó de pie, con los ojos llenos de tristeza. Elara, más impulsiva, corrió hacia ellos y se arrodilló junto a Roger, mirando el cuerpo inmóvil de Mia con incredulidad.
—No... no puede estar muerta —dijo Elara con la voz quebrada—. Hizo todo esto por nosotros... ¡Ella no puede irse así!
Roger apretó los dientes, mirando el rostro de Mia una vez más. Sabía que el sacrificio era necesario, pero nada lo había preparado para el vacío que ahora sentía.
—Ella lo sabía, Elara... —dijo Roger con un hilo de voz—. Sabía lo que tenía que hacer, y lo hizo. Para salvarnos a todos.
Pero aunque esas palabras fueran verdad, no mitigaban el dolor que sentían todos los que la conocían. Mia había sido una luz en sus vidas, y su ausencia era como una sombra que se cernía sobre ellos. Incluso con el Heraldo destruido, la victoria no sabía a triunfo.
Kael, el anciano sabio que había guiado a Mia, llegó al lugar, moviéndose lentamente, como si la batalla también lo hubiera debilitado. Al ver el cuerpo de Mia, su rostro se endureció en una mezcla de respeto y dolor.
—Sabía que este día llegaría, pero nunca pensé que sería tan difícil... —murmuró Kael, su voz llena de pesar—. Mia fue más fuerte de lo que cualquiera de nosotros imaginó. Y ahora descansa con los héroes de antaño.
Roger, aún sosteniendo la mano de Mia, se giró hacia Kael con una mirada desesperada.
—¿No hay nada que podamos hacer? ¿No hay forma de traerla de vuelta?
Kael negó con la cabeza lentamente.
—El poder que Mia desató fue más grande de lo que cualquier humano debería manejar. El sacrificio fue necesario para sellar al Heraldo, y ese sacrificio incluye su vida. No hay vuelta atrás.
Las palabras de Kael eran como una sentencia, pero Roger se negó a aceptarlas por completo. Sentía que había algo más, algo que no comprendía del todo. Aunque no lo decía en voz alta, en su corazón sabía que este no podía ser el final de la historia de Mia.
—Entonces, tenemos que asegurarnos de que su sacrificio no sea en vano —dijo Thorian, finalmente rompiendo el silencio—. Luminis está a salvo gracias a ella. No debemos olvidar eso.
Elara asintió, aunque sus lágrimas seguían cayendo.
—Debemos honrarla... de alguna manera.
Los días que siguieron a la destrucción del Heraldo fueron confusos. La ciudad de Luminis se reconstruyó lentamente, pero el duelo por Mia estaba en todas partes. El rey Alaric organizó una ceremonia en su honor, donde se le declaró una heroína de Eldoria. Se erigió una estatua en la plaza central, con el Corazón de Eldoria a sus pies, como símbolo de su sacrificio.
Durante la ceremonia, Roger se mantuvo apartado, observando en silencio mientras la gente rendía homenaje a su amiga. Sabía que era un gesto importante para el pueblo, pero en su interior, la pérdida era mucho más personal. Mia no era solo una heroína para él; era la persona que siempre había estado a su lado, desde su infancia. Recordó los días en que jugaban juntos en el bosque, los momentos en los que compartían secretos y sueños de aventuras. Y ahora, todo eso se sentía tan lejano.
Después de la ceremonia, Kael se acercó a Roger. El anciano parecía más cansado que de costumbre, como si los eventos recientes hubieran desgastado su alma.
—Roger, sé que esto no es fácil. Nadie debería perder a alguien tan cercano. Pero quiero que sepas algo —dijo Kael en voz baja—. El Corazón de Eldoria no se apaga tan fácilmente. Aunque Mia ya no esté con nosotros en este plano, su esencia sigue viva en él.
Roger frunció el ceño, confuso.
—¿Qué estás diciendo? ¿Que Mia sigue viva en el Corazón?
Kael asintió lentamente.
—De alguna manera, sí. El sacrificio de Mia fue ofrecer parte de su vida al Corazón para sellar al Heraldo. Aunque su cuerpo ya no está con nosotros, su espíritu y su esencia permanecen conectados al Corazón. Y mientras el Corazón esté aquí, una parte de Mia también lo estará.
Roger sintió una mezcla de esperanza y confusión. ¿Significaba eso que podría hablar con ella, sentir su presencia? ¿O era solo un consuelo metafórico para lidiar con la pérdida? No sabía qué pensar.
—¿Podemos... traerla de vuelta? —preguntó, casi temeroso de la respuesta.
Kael suspiró, mirando al cielo.
—No lo sé, Roger. Pero el Corazón de Eldoria tiene misterios que ni siquiera los sabios más antiguos han comprendido del todo. Tal vez haya una forma, tal vez no. Pero una cosa es segura: Mia no ha desaparecido del todo. Y su historia aún no ha terminado.
Las palabras de Kael resonaron en el corazón de Roger. Aunque la pérdida era profunda, una chispa de esperanza comenzó a encenderse dentro de él. No sabía qué significaba exactamente, pero algo en su interior le decía que Mia aún tenía un papel que desempeñar, incluso después de su sacrificio.
Y Roger estaba decidido a descubrir cómo.
4o
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el inicio del fin
FantasyTodo tiene un fin y este es diferente (esta historia es ayudada gracias a la ia que me ayudo a saber en que debía corregir y en que no en si la historia es mía per la ia me ayudo a mejorar)