Capítulo 15: El Juicio de las Sombras

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El viento helado que soplaba desde la grieta de la Fuente de las Sombras parecía cortar hasta los huesos. Roger, Thorian, Elara y Kael estaban de pie frente a la criatura colosal, cuyos ojos brillaban con un mal puro y antiguo. La oscuridad que la rodeaba se movía como un torbellino imparable, mientras las sombras parecían cobrar vida a su alrededor, amenazando con tragarlos.

—¡Preparados! —gritó Thorian, levantando su lanza y ajustando su postura—. ¡No podemos permitirnos el lujo de fallar ahora!

Elara, con sus dagas en las manos, miró a Roger de reojo, buscando algún tipo de plan. Él apretó con fuerza su espada, sintiendo el peso del Corazón de Eldoria que aún llevaba consigo. Aunque Mia había sacrificado su vida para sellar al Heraldo, ese poder seguía vibrando en el arma de Roger. Pero ahora se enfrentaban a algo mucho más grande, mucho más poderoso.

—Roger... —murmuró Kael mientras levantaba su báculo y el Corazón comenzaba a brillar débilmente—. El Corazón sigue siendo nuestra única esperanza. Pero no sé si tendrá la fuerza suficiente para detener algo como esto.

La criatura, hecha de sombras, avanzó lentamente hacia ellos, sus pasos retumbando en la tierra. Cada movimiento hacía que el suelo temblara, y el aire a su alrededor vibraba con un poder aterrador.

—¡No sois nada! —rugió la bestia con una voz que resonaba como el eco de mil tormentas—. ¡Os consumiré, y vuestra luz será extinguida para siempre!

Roger sintió un temblor en su interior, pero no era miedo. Era algo más... una voz lejana que parecía venir desde lo profundo de su alma. Era Mia.

"No te rindas, Roger. La oscuridad siempre parece más fuerte... pero no lo es. Tú eres más fuerte."

Sus palabras, aunque apenas audibles, resonaron con fuerza en su corazón. Roger tomó aire profundamente y cerró los ojos por un momento, centrándose en la energía que aún quedaba dentro del Corazón de Eldoria.

—Kael... ¿es posible usar el Corazón de Eldoria para invocar a Mia? —preguntó Roger con la voz firme pero llena de esperanza.

Kael frunció el ceño, considerando sus palabras mientras la criatura se acercaba más y más.

—Si invocas su esencia desde el Corazón, podrías desatar una parte de su poder —respondió Kael—, pero no sé si será suficiente para contener esta oscuridad.

—No lo sé tampoco —respondió Roger, mirando a la criatura que se cernía sobre ellos—, pero no pienso rendirme. ¡No mientras Mia esté con nosotros!

Con un rugido, la criatura lanzó un torrente de sombras en su dirección, un ataque imparable que parecía tragarse la luz del entorno. Roger se adelantó, levantando su espada con ambas manos, y gritó con toda la fuerza que tenía.

—¡Mia, ahora!

El Corazón de Eldoria, alojado en la empuñadura de su espada, brilló intensamente. Un destello de luz surgió desde el centro de la hoja, creando una barrera de luz que interceptó el ataque oscuro. Las sombras chocaron contra la luz, y el impacto creó una onda expansiva que los arrojó a todos hacia atrás. La tierra se resquebrajó bajo sus pies, y un viento feroz sopló en todas direcciones.

Por un momento, todo quedó en silencio.

La criatura de sombras retrocedió unos pasos, atónita por la resistencia que Roger y sus compañeros habían mostrado. Roger, temblando por el esfuerzo, aún sostenía su espada, cuya luz había comenzado a menguar lentamente.

—Ese... es el poder de Mia —dijo Thorian con los ojos muy abiertos—. ¡Lo lograste!

Pero antes de que pudieran celebrar, la criatura rugió nuevamente, más enfurecida que nunca. Alzó sus brazos al cielo, y el cielo negro comenzó a retorcerse, como si una tormenta aún más oscura estuviera a punto de estallar. Del suelo emergieron figuras sombrías, espectros de soldados caídos y monstruos que se arrastraban desde las profundidades del abismo.

—Esto no ha terminado —murmuró Elara, retrocediendo mientras los espectros comenzaban a rodearlos—. Esto acaba de empezar.

Kael levantó su báculo, y con un gesto rápido, invocó una barrera de luz a su alrededor para mantener a los espectros a raya.

—¡Debemos mantener la formación! —gritó Kael—. ¡No dejen que nos rodeen!

Pero los espectros eran demasiados, y cada segundo que pasaba, la criatura de sombras parecía fortalecerse más. Los ataques que lanzaban eran como golpes de viento y oscuridad pura, y cada golpe debilitaba más la defensa de Kael.

Roger sabía que tenían que hacer algo antes de que fuera demasiado tarde. Sus ojos se dirigieron nuevamente al Corazón de Eldoria, aún brillante, aunque su luz estaba empezando a desvanecerse. Necesitaban un milagro, y lo necesitaban ahora.

—Mia... —susurró Roger una vez más, cerrando los ojos—. No sé si puedes escucharme, pero si puedes... ayúdanos.

Y entonces, sintió algo. Una mano suave, familiar, que tocaba su hombro. Abrió los ojos de golpe, y allí estaba ella. No en carne y hueso, sino como un espíritu etéreo, una figura envuelta en luz.

"Siempre estoy contigo, Roger."

Mia, o al menos la esencia de su espíritu, había respondido al llamado. Su forma luminosa se unió a la espada de Roger, y el Corazón de Eldoria volvió a brillar con una intensidad cegadora.

—¡Vamos a derrotar a esta cosa juntos! —gritó Roger, sintiendo una oleada de poder recorrer su cuerpo.

Con un grito de guerra, Roger cargó hacia la criatura de sombras, su espada envuelta en la luz pura del Corazón de Eldoria. Elara y Thorian se lanzaron detrás de él, mientras Kael mantenía a raya a los espectros.

La criatura, sorprendida por la nueva fuerza de Roger, lanzó un ataque desesperado, pero Roger, impulsado por el poder de Mia, esquivó los golpes con una agilidad y fuerza que nunca había tenido antes. La luz de su espada cortaba las sombras como si fueran aire, y cada golpe hacía que la criatura retrocediera.

—¡No te detendrás aquí! —rugió la criatura, lanzando un golpe final, pero Roger, con un rugido propio, levantó su espada y la clavó en el corazón de la bestia.

La luz explotó desde el punto de impacto, y la criatura de sombras lanzó un grito ensordecedor que resonó por toda la llanura. Las sombras comenzaron a disiparse, y la criatura se desmoronó en un torbellino de oscuridad que fue arrastrado de regreso a la grieta de la Fuente de las Sombras.

El silencio cayó sobre el campo de batalla.

Roger, jadeante y agotado, cayó de rodillas. La espada aún brillaba débilmente en su mano, y el espíritu de Mia, ahora más tenue, lo observaba con una sonrisa tranquila.

"Lo hiciste, Roger."

—No sin ti... —murmuró Roger, con lágrimas en los ojos.

Mia asintió y, con una última sonrisa, su forma luminosa se desvaneció, volviendo al Corazón de Eldoria.

Elara y Thorian corrieron hacia Roger, ayudándolo a levantarse. Kael, aunque cansado, sonrió con satisfacción.

—Hemos ganado, pero el verdadero desafío nos espera en la Fuente de las Sombras —dijo Kael—. Este no era el final, solo el preludio.

Roger, con la espada aún en la mano, miró hacia la grieta oscura. Sabía que la batalla final estaba por venir.

—Vamos a terminar con esto —dijo Roger, y sus amigos asintieron, listos para la última etapa de su viaje.

4o

el inicio del finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora