Apenas terminó de desayunar, se dirigió con gran prisa hacia su dormitorio. Evadió todas las preguntas que le hicieron. Lo único que deseaba era estar a solas para poder escuchar aquella carta.
Una vez llegó, se encerró en su cuarto. Introdujo una mano temblorosa en su bolsillo. Tomó el sobre y lo puso delante de sus ojos. Dudaba entre si abrirlo o no, después de todo ¿quién iba a enterarse de su decisión?
Juntó valor y la abrió lentamente. Enseguida, la carta comenzó a flotar delante de él.
-¡Neville Longbottom! ¿Cómo te atreves? -exclamaba el papel, histérico.
El muchacho reconoció la voz: era su abuela.
-Me ha llegada una carta del profesor Snape -Neville sintió un escalofrío -. ¡Me amenazó, Neville! Está furioso.
El pequeño se sintió culpable.
-¡No puedo creer que le contaras! Me haces ver como la mala. ¡Tú sabes que no es así! Si le cuentas a alguien más, te juro niño, jamás volverás a pisar ese colegio, ¡no dudaré en enviarte a otro!
Estaba preocupado. No quería irse. «Seguro no lo dice en serio», pensó. Su abuela siempre hablaba bien de Hogwarts, no sería capaz de sacarlo de allí. Ella tenía la esperanza de que esa escuela lo ayudara a ser un mago a la altura de sus padres.
Una rabia que no había sentido antes se apoderó de él. «Yo no tengo la culpa de que mis padres hayan sido lo suficientemente idiotas como para enfrentarse al Innombrable». Rápidamente se arrepintió de sus pensamiento. «¡Ellos no eran idiotas, eran valientes, algo que tú nunca serás!», se reprochó.
-Como me vuelva a llegar otra carta de Severus... -pero no terminó su amenaza, dejándoselo a su imaginación.
Severus. ¿Cómo se le ocurría amenazar a su abuela? Él le pidió que no hiciera nada. «Ya veo cuánto le importan mis elecciones».
Por otra parte se sintió aliviado. El profesor no lo odiaba tanto como parecía. Lo estaba defendiendo... a su manera. O por lo menos eso sintió Neville. Seguramente había sido su imaginación tratando de creer que alguien estaba de su lado.
Ahora todo tenía sentido: esa mirada en el Gran Comedor. Él sabía lo que le esperaba.
La carta se hizo pedazos, dando el mensaje por finalizado.
El muchacho sabía lo que tenía que hacer.
Salió de la habitación tan rápido como había ingresado. Quería llegar cuan antes al despacho del profesor Snape.
Bajó las escaleras de las cuales casi se cae y siguió caminando.
Nuevamente, estaba frente a aquella terrorífica puerta. No por cómo era, sino que por lo que abarcaba su interior.
Después del valor que tuvo que tomar para abrir la carta, llamar a la puerta se le hizo un juego de niños.
Pero esa confianza se esfumó en cuanto escuchó pasos del otro lado.
Una expresión de sorpresa se dibujó en el rostro de Snape.
-¿Otra vez por aquí? ¿Qué sucede?
Esas palabras lo hicieron enojar. ¿Cómo era capaz de hacer que no entendía?
-¡Usted sabe perfectamente lo qué sucede!
-No debe hablarle así a su profesor, Longbottom.
-¡No, ahora hablo yo!
Snape sintió una mezcla de enojo y sorpresa, pero, sobre todo, orgullo. Por fin el pequeño se estaba defendiendo.
-Dijo que no se lo diría a nadie. ¡Rompió su promesa! -continuó el niño.
-Yo nunca prometí nada.
-¿Cómo puede amenazarla?
-¡Lo estaba defendiendo! -explotó el profesor.
La mirada de Neville se ablandó. Después de todo, él estaba en lo correcto: Severus solo quería ayudarlo.
-Pero... -no sabía cómo reaccionar.
Sus ojos se le anegaron de lágrimas. La cara del profesor se desfiguró producto de una gota retenida.
Snape le dio unas palmadas en el hombro, manteniendo la máxima distancia posible.
-Vaya con algún amigo y déjeme hacer mi trabajo.
Neville asintió y se marchó.
Caminó mirando al suelo, sin saber qué pensar. Nadie nunca había enfrentado a su abuela. Pero ahora, un profesor con el que apenas había interactuado, lo defendió ante ella.
Por más que hubiera preferido que no lo hiciera (o tal vez sí), no podía negar que el acto del profesor lo había alegrado. Se sintió apoyado por primera vez en su vida. «Pero también tengo a Charlie», recordó.
Como si lo hubiera invocado, el chico apareció delante de él.
-¡Neville! ¿Quieres ir a pasear por el jardín?
-No lo sé -en ese momento no estaba con ánimos.
La sonrisa en el rostro de su amigo se esfumó.
-¿Estás llorando?
-No...
-Mientes, estás llorando. Dime qué pasa.
-No quiero hablar de eso.
-Vamos, Neville, sabes que puedes contar conmigo.
Esas palabras se sintieron como una caricia. Parecía como si Charlie supiera qué era lo que necesitaba escuchar, como si le leyera la mente.
-En serio Charlie, estoy bien. Seguro fue alergia a algo.
-Entonces ve con Madame Pomfrey.
-¡Charlie, basta!
No entendía por qué lo trataba así. Lo único que estaba haciendo era preocuparse por él. Pero de alguna forma, cada persona que lo hacía le terminaba molestando. Estaba tan acostumbrado a no contar nada, que cada vez que lo hacía le irritaba.
-Lo lamento -se disculpó el Hufflepuff.
-No, no debes disculparte. El que estuvo mal fui yo.
Charlie asintió apesadumbrado y se fue.
Neville volvió a apresurarse a subir hasta su dormitorio.
Una vez allí, se acotó en su cama.
«Cómo puedo ser tan inútil», se sentía terrible consigo mismo. «Siempre lo estropeo todo, ¡siempre! ¿Qué me cuesta ser normal por lo menos cinco minutos?».
No entendía de dónde provenía tanta rabia. ¿Acaso le enojaba sentirse apoyado? ¿Lo sentiría como una presión? Por más que lo pensaba, no llegaba a ninguna respuesta. Todo el tiempo se contradecía.
«Snape quiso ayudarme»
«¡Pero no quiero su ayuda! Lo estropea todo»
«¿Y Charlie? Él se preocupa por ti»
«Va a terminar lastimado. Tarde o temprano voy a terminar alejándome de él. En más, de seguro se va él primero»
«¡CALLENSE! Déjeme en paz. Hagan silencio un rato»+
Sabía que solo era idea suya, que todo saldría bien... ¿pero y si no? No, no podía pensar en eso. Tenía que dejar que pase lo que tenga que pasar. Si seguía así, todo iba a salir mal por su culpa.
Tenía que descansar. Acababa de despertarse hace unas pocas horas, pero se sentía como si acabara de volver de un partido de Quidditch.
Cerró los ojos, con la esperanza de dormirse rápido. Poco a poco, las voces de su cabeza se fueron callando cada vez más, hasta que finalmente todo quedó en silencio.
《 °☆---- ☆ ----☆°》
Holaaa. Soy Mike!!! En mi defensa, el Detroit está muy bueno... Espero que les guste este cap. Nos vemos posiblemente dentro de un mes con lo colgada que soy (●'◡'●).
Palabras: ^1009^
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Solo Una Generación de Distancia || Severus Snape x Neville Longbotton
FanfictionEl profesor Severus Snape luego de la depresión que sufrió al perder a su amada, Lily Evans, buscó con desespero entre sus conocidos alguien que le recordara a aquella persona que tanto amó, y perdió. Encontró lo que tanto anhelaba, pero lamentabl...