||Capítulo 3°||

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Neville pudo sentir todos y cada uno de los ojos de las personas no quería.
Todas las miradas, todas las sonrisas burlonas, todos los susurros dedicados hacia el y su pobre y pequeño cuerpo.

"No me miren" rogó para sí mismo, llevándose su mano al pecho mientras regresaba a nuevamente "por favor, por favor caminar".

Entre respiración y respiración fue caminando, solo suplicando encontrarse con un conocido que lo sacará del blanco de las bocas hambrientas de información.
De rumores y demás.

Él era la nueva pólvora, le gustará o no. Él era el diario de ese día.
Los rumores corriendo por acá, por allí y por allá.

―Escuché que Snape tiene un favorito.

―Yo escuché que se mostro incluso amable.

―¿Entiendes que es un Gryffindor?

Palabra tras palabras sobre él y su nombre o casa. Su identidad en general. Podía sentir como se la quitaban poco a poco con cada palabra que salía de las bocas de conocidos y extraños.

Podía sentir como le apretaba el pecho con cada una de las palabras que hacía su ser.

Sin decir una palabra el niño siguió caminando con la cabeza baja tratando de evitar miradas intrusivas hacia su persona. Él se movió en silencio en un intento de encontrar con casi desesperación un solo mísero camino hacia su sala común.

No tuvo ni un mes en Hogwarts, y ya era el centro de atención.

Pero tenía el presentimiento de que no era él sobre quien hablaba. Que era solo su persona, no quien era.
Solo era un chisme sin rostro. Todos los reconocían, pero todos sabían que era un triste nadie. Neville sabía como funcionaban estas cosas, ser el foco de las cosas cuando uno no quería serlo. O en su caso también, cuando estaba allí en contra de su voluntad.

Solo duraría unos días si no alimentaba, solo volvería a ser un niño cualquiera antes de que lo notaran de verdad. Antes de que se acuerden bien su apellido.
Así que solo se escondería.
Odiaba vivir en las sombras, lo detestaba con todo su corazón. No por que quisiera ser el blanco de las miradas, por que eso era lo que le exigían por culpa de su apellido.

Su abuela, quien si bien amaba con todo su corazón, siempre esperó que llegaría a la altura de sus padres.
¿Pero como iba él a hacer tal cosa? Pedía algo tan simple para vivir, pero que no se le podía ser proporcionado a su pobre abuela.

Eso era algo que odiaba. Siempre era "Longbottom", siempre era "tus padres fueron grandes personas", siempre era "Tienes que honrar tu apellido", siempre era "se más fuerte".

Pero nunca era un suave susurro dedicado a calmarlo. Nunca era algo tan simple como un murmullo en su oído: "Neville"

Aunque eso nunca pasaría, él era consciente de que, irónicamente, estaba atrapado bajo la sombra de su propio apellido.

Tuve momentos así, en los cuales solo podía pensar hacia muy atrás o muy en el futuro. No era que estuviera solo, que no tuviera amigos.
Pero no era la primera opción de ninguno de ellos.
Ese era el peor pensamiento que comenzaba a atormentarlo ahora justo en el momento posible.
Ron y Harry eran parte de un grupo en el que él no estaba, y no podías culparlos por ello. Seamus y Dean se hicieron mejores amigos en tan poco tiempo que el no tuvo el espacio de metros.

Así que estaba solo, como lo estuvo toda su vida, de nuevo.

Finalmente se escapó de los ojos ajenos y se escondió en las escaleras por donde no pasaban estudiantes desconocidos. Luego de minutos completos mirando al vacío simplemente disociando en toda su palabra. Con cada maldita letra.
Tanto así, que aquel compañero desconocido que vestía el uniforme amarrillo que se percató de su ausencia en el mundo presente, tuvo que sacudirlo casi con brusquedad para que reaccionará.

―¡Grifo! ¿Estás vivo? Dioses, ¿respiras?―El uniformado de otro color lo sacudió nuevamente, logrando que Neville se dignara a mirarlo. ―Dioses, ¡No muerto!―Dijo con una gran sonrisa aquel niño que aparentaba ser tan alegre pese al momento disociativo que tenías Neville hacia unos momentos.

―Sí, estoy bien. ―Murmuró instantáneamente, casi de manera nerviosa, el niño.

―No pareces. ―El chico cayó a su lado en las escaleras que era donde Neville se había dejado caer a su lado como si no fuera nada de importancia el hecho de que no se conocieran.

Notó que Neville no estaba en un momento de hablador, así que el tomo ese papel. Decidido a sacarle mínimo una sonrisa al Gryffindor. Cosa que finalmente lo logró. Siendo unas de las pocas veces que lo hacía desde que había comenzado la semana.

Sin dar nombres, sin dar importancia al historial de cada uno. Solo charlando en silencio. Ambos careciendo de información del otro.
Era mucho más fácil hablar con un desconocido, aunque odiara esa idea, era tan anestesiaste hablar con alguien sin cara. Podrían hablar sin el prejuicio de cada cosa.

Los días pasaron y Severus comenzó a ser más cruel con Neville que con el resto, pero cuando se encontraban solos por los pasillos era más amable, si bien no agradable.
El menos si era consciente de que el profesor le tenía un favoritismo que era imposible ponerle un nombre. El intercambio miradas con un adulto no era nada nuevo, solo hacia mención a la curiosidad del chico.
Podía notar las miradas a veces sin control del profesor poco a poco más seguido sobre él. Con las semanas pasadas comenzaron a perder todos el hilo del chisme que lo usaba a el protagonista. Había sido solo algo temporal, después de todo no era un rumor alarmante en grandes sentidos.

Empezó a sentirse cohibido con sentir los ojos de su profesor todo el tiempo. Todo rato. En todo momento.
Se sintió observado... pero no molesto por ello. Ya que no se sentía criticado en lo absoluto. Si estudió, pero no había nada en la mirada de su profesor contra él.

Pronto comenzaría a ser un juguete sin siquiera saberlo.

《 °☆———— ☆ ————☆°》

T-rex: Hi everybody. Acá su única y especial T-rex. Traumar a Neville es una tentación que no tiene nombre. ME OBLIGARON A SENCURAR DE UNA MANERA. Aprecien que no le dio un ataque de pánico mis amores.

Solo Una Generación de Distancia || Severus Snape x Neville LongbottonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora