||Capitulo 14°||

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-Neville, Dean y yo no queremos llegar tarde al partido de Quidditch. -Dijo la voz que después diferenció como Seamus.

Se movió para levantarse, parpadeando un par de veces para ubicarse y ver mejor. Estaba aún con el libro a un costado suyo, alado de la chimenea que estaba apagada.

-¿Qué?- Dijo desentendido y medio dormido.

-Que si no te levantas llegaremos tarde al partido de Quidditch.

Al escuchar eso, el pequeño cayó en la situación, se levantó y salió corriendo a vestirse. Ambos se mirarán amigos entre sí, y luego de que Neville saliera se dirigieron al partido, entre charla y charla el camino se les hizo corto. Al menos Dean y Seamus.

A diferencia de ellos, Neville estaba hundido en sus pensamientos y callado. Intentaba recordar todo lo que estudió ayer. Y también su mente rondaba en el partido y como seria este. Aunque al mismo tiempo se preguntaba si se podría sentar junto a Charlie o por estar en otra casa no se podría. Su mente estaba en tantos lados que no sabía ni por donde caminaba.

Él se distrajo de su mente cuando el de tez morena comentó

-¿Viste Neville lo altas que son las torres?

El de ojos verdes miró a esas torres, en su mente se cuestiono la seguridad de ellas, pero solo exclamó un pequeño "Wow" y aún mirando arriba avanzo hasta entrar a una de estas para empezar a subir.

Fueron una eternidad de escalones para el pobre de Neville, pero después de muchos escalones que crujían bajo sus pisadas, llegó a la cima. Desde allí se podía ver todo el campo de Quidditch y el resto de torres de distintas casas. Se estaban al frente, ya que aún estaba bastante vacío.

El pequeño Gryffindor se sentó junto a Seamus, y observó fascinado todo.
Todo era mucho mejor que verlo en la esfera que estaba en la sala. El uniforme rojo por un lado y el verde por el otro.

El narrador del juego comenzó a alentar, a comunicar como iba la partida para los que eran incapaces de verlo en verdad.
Neville no era la gente más extrovertida en cuanto a sus gustos.

Todos eran conscientes de que le gustaban las plantas, de que amaba Herbogía con todo su ser, pero el Quiddith le gustaba, si bien no lo fascinaba, siempre podía ver un partido y no levantarse del asiento.

Harry volaba a toda velocidad con la nueva escoba que cayó frente a él en el comedor.
Era admirable por decir menos.
Nunca podría llegar allí ni aunque lo intentará, lo sabía.
Estaba acostumbrado al sentimiento de envidia, ya era sano en este punto en su sistema de emociones.

La mera noción de que su abuela mataría por tener un nieto como lo era el de lentes lo consumía en ese momento.

Alzó la vista justo un tiempo para ver a Harry comenzando a moverse como si no tuviera control sobre su escoba.
Los uniformados de rojo se levantaron de manera brusca. Su compañero era demasiado chico para soportar una caída desde esa distancia. Claro, incluso con sus conocimientos de millones de hechizos de curación saldría completamente intacto, pero no sería algo positivo para su salud. 

Justo cuando Harry logró parar de nuevo en la escoba una exclamación salió del lado de Slytherin por un pequeño fuego. 

Un fuego que provenía de la capa de su profesor. 

Severus pisoteo la su propia capa, con el profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras tratando de ayudarlo, pestañando repetidamente. 
Neville no tenía un buen presentimiento, pero ya no había más que decir sobre ese profesor, no había sido más que un nadie desde que empezó sus clases. 

Harry logró dar por terminado el partido de manera victoriosa, quizás no de la más digna pero Gryffindor salió triunfador de aquel partido. 
Los ojos de Neville estaban mas fijos en el hecho de que el profesor que tanto lo atormentaba se había retirado casi alarmado del partido. 

Claro que ese pensamiento no duró mucho, la alegría lo lleno cuando fue con su casa a festejar, casi olvidándose de todo esto en cada momento de la pequeña fiesta. 

Oliver, el capitán del equipo, ya estaba alegre de haber ganado el primer partido, si bien todos sabían que era el primero de la primera temporada. 

Todos en la sala común estaban sentados alrededor de Harry, preguntando y cuestionando su comportamiento sobre la escoba. El de lentes parecía incomodo, su trío de amigos de inmediato tiraron de él, para que se alejara de la multitud. 

Los días pasaron, el grupo de tres parecía cada vez mas cohibidos de ser escuchados por otra persona ajena de su confianza. 
Las sospechas de Neville lo estaban matando. Pero la curiosidad lo torturaba día y noche siempre que estaba en lo de su abuela. Recibiendo siempre algún castigo cuando sus ojos se dirigían a lugares que no debían.

La Navidad de acercaba y con ello sus miedos. 

Volver a su casa junto a la mujer mayor siempre era un consuelo. No era tan mala para la mente de Neville, solo estaba un poco fuera de sus cables. 
Pero él era incapaz de culparla cuando se tomó el trabajo de educar a un ser tan inútil como lo era el niño. 
Tanto tiempo perdido en una criatura como lo era el heredero de los Longbottom, era simplemente una decisión que había tomado su abuela que él siempre ha atesorado. 
La felicidad eufórica del partido había durado tan poco dentro del cuerpo del niño, era casi miserable como el veía en todos una felicidad que el mismo niño no había podido retener. 

Neville estaba en piloto automático, guardando las cosas que tenía que llevarse a su casa para estas pequeñas vacaciones navideñas, pero no pensaba en lo que estaba haciendo. 

Su mente iba a dos cosas principales. 
¿Cómo es que la capa del profesor se prendió fuego?
¿De que humor iba a estar su abuela en la casa?

Lo único que lo sacó de sus pensamientos fue la voz de Seamus, tocándole el hombro. 

-Nev, el profesor Snape te llama. 

Longbottom no entendía el por que esas cosas solo le pasaban a él.  Murmuró un pequeño agradecimiento mientras se dirigía al despacho de Severus. 

¿Qué le diría ahora?
¿Lo habrá de llamar por la herida de la carta?
¿O por que se acerca Navidad? 

O peor aun... 

¿Cuestionaría su estadía con su abuela? 

El pequeño se pasó una mano por la mejilla, sintiendo la cascarita, pero teniendo que resistir el instinto de rascarse. 
Se frotó la herida, levantando un poco el esfuerzo en vano de su sangre en tapar la herida. 

Tocó la puerta, la cual casi de inmediato se abrió. 
Lo hizo pasar, sin decir una palabra, solo con gestos. 

Neville se sentó por costumbre frente al escritorio del profesor, pero él solo le levantó el mentón en cuanto se acomodo en la silla. 

-¿Por que tienes la mejilla herida?

El tono era severo, para algo había pasado tantos años castigando estudiantes sin remordimientos. 

-¿Como es que tu abuela puede hacerte daño incluso dentro de Hogwarts? 

Severus solo lo dijo por rencor a la señora mayor, pero en cuanto el niño no respondió, supo que le estaba danto la razón. 

-¿Como?

《 °☆———— ☆ ————☆°》

T-rex:  HELLO, PERDÓN LA TARDANZA.
¿Que les pareció?
Nos la pasamos dudando sobre toda la mrd de navidad y demás

Solo Una Generación de Distancia || Severus Snape x Neville LongbottonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora