*Carina Pov.*
Ahora vivo con Maya y es muy lindo. No me dejó hacer nada en la mudanza más que luego decir dónde quería los muebles y yo la guiaba sentada desde el sillón. Fue algo hermoso verla acomodar todo mientras yo la guiaba. ¿Por qué? Porque me trató como una reina, acercándose y dándome cariños, sonriendo y dándome besos.
Ahora estábamos en la cama, al fin solas y mi ropa estaba completamente fuera. Maya estaba recostada en la cama con su cabeza entre mis piernas y se encontraba muy entretenida. Yo me agarraba de las sábanas, retorciéndome porque realmente estaba amando la forma en que me estaba degustando. No solo era su lengua enloqueciendo mi centro, eran sus dedos entrando y saliendo de mí, haciendo que me empapara en su mano. Abrí mis ojos para ver que se sentó en la cama, alejando su boca pero no sus dedos. Ella entraba y sacaba sus dedos mientras la otra mano la llevó a su miembro para estimularlo.
—Hoy no quiero que te contengas. —Me dijo con voz rasposa y ojos dilatados—. Quiero que grites y enloquezcas...
—Oh, maldita sea... —Dije mientras sacó los dedos para asomarse.
Me sostuvo de las caderas mientras asomó la punta de su miembro, deslizándolo dentro. Gemí, realmente gemí sonoramente al sentirla en mí.
—Oh, cielos... —Dijo Maya una vez que estuvo dentro—. Amo que tus hormonas estén locas.
—Oh, yo también... —Dije y se recostó encima para besarme—. Te amo, Maya...
Le dije antes de besarla. Se acomodó encima de mí, moviéndose lento pero profundo y envolví mis piernas en su cadera, abrazándola y disfrutando de su lengua en mi garganta, la cual tenía mi sabor. Me aferré a su espalda mientras se movía dentro de mí, la acaricié y la acerqué para que no se alejara. Aumentó la intensidad y se alejó para sentarse en la cama, tomar mis caderas y moverse con rapidez. Se encargó de que la cama chillara al tiempo que no controlé mis gritos.
—¡Oh, mierda! ¡Mierda! —Grité y ella tenía la boca abierta.
—¡Carajo, Carina! —Dijo y me miró mordiendo el labio—. Hace un rato lo hicimos en la sala ahora aquí... ¿Quieres dejarme seca?
Sonreí y ella se vengó apretando la mandíbula y embistiéndome. El sonido de los golpes contra mi humedad hacían juego con nuestros gemidos. Aún tenía mi interior sensible de cuando lo hicimos en la sala pero no me importó. Desde que nos mudamos hace un par de semanas, no hemos dejado de hacerlo. Mi apetito sexual ha incrementado considerablemente.
—Carina... —Dijo Maya acercándose para darme un beso— Te amo... te amo...
—Te amo, Maya... —Dije mientras la miraba con pasión—. Te amo tanto...
Los "te amo" en medio de la intensidad llegaban al alma, debo decir. Estoy completamente enamorada de ella y me gusta demostrárselo haciéndolo con ella de esta forma tan intensa. De la intensidad se salió y no dije nada, la hice recostarse en la cama y me senté arriba de ella. Una vez que estuvo dentro nuevamente, me encargué de establecer el ritmo. No solo subía y bajaba de ella, me aferré a sus senos y sin soportarlo me lancé a ellos para llenarlos de besos.
—Eres tan hermosa... —Le dije y me acerqué a besarla—. Eres hermosa, muy hermosa...
Levantó sus caderas debajo de mí y la rapidez de sus movimientos se escuchó en el crujir de la cama. Algo que agradecía era tener una casa y no un apartamento, de lo contrario nos odiarían nuestros vecinos.
—Oh, mierda... Carina... —Dijo y se sentó en la cama, tomándome con fuerza—. Ven aquí...
Tomó el control de nuevo estando sentada, tomándome de las caderas y besándome. Me aferré a su pelo y la abracé mientras la velocidad de sus movimientos me hizo retorcer de placer. Más que un orgasmo, la empapé, me vine con mucha fuerza y ella lo sintió.
ESTÁS LEYENDO
El corazón de un héroe
RomanceMaya Bishop es una bombera que se trasladado a la estación 19 de la ciudad de Seattle y que trae un doloroso pasado. Carina DeLuca es una doctora del Grey-Sloan Memorial con una situación personal algo complicada. Ambas, dedicadas a salvar vidas, no...