Epílogo

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*Maya Pov.*

Estaba recostada en la cama con Andrea de un lado y Gianna del otro. Estábamos mirando una película las tres con palomitas cuando la puerta se abrió y entró Carina. Miré extrañada hacia ella y levanté el celular para ver la hora mientras ella nos miraba de brazos cruzados.

—¿Qué es esto? —Dijo y yo la miré.

—¿Saliste temprano? —Le dije y me asintió—. Estábamos mirando una película.

—Son las once de la noche. —Dijo y señaló a las niñas que se escondieron entre mis brazos—. Ustedes dos deberían estar en la cama.

—¡Mami! ¡No seas así! —Le dijo Andrea y me abrazó—. Estábamos mirando una película con mamá.

—Pero mañana tienen escuela. —Dijo Carina y Gianna se sentó en la cama para mirarla de brazos cruzados como hace Carina.

—¡Eres muy aburrida, mamá! —Le dijo y Carina la miró entrecerrando los ojos.

—¿Qué dijiste? —Dijo y sonreí al ver como se escondía entre mis brazos—. ¡Ven aquí! ¡Tu madre no te salvará!

Las dos comenzaron a reír y Carina se lanzó para pelear con ella, ocasionando que se cayeran las palomitas encima de la cama. Y lo peor, tenían caramelo.

—¡Ups! —Dijeron las gemelas al mismo tiempo y miré a Carina apenada.

—Yo cambiaré las sábanas. —Dije y miré a las niñas—. Mejor dejemos la película para otro día, niñas.

—Uffff... —Se quejaron y les di un beso a cada una.

—Ya, ya... —Les dije y les di un golpecito a cada una en su trasero con la mano—. ¡Vayan a la cama!

—¿Nos vas a leer un cuento? —Preguntó Andrea y suspiré asintiendo.

—Ahora voy, vayan a levarse los dientes.

Las dos saltaron de la cama y salieron corriendo al baño. Yo me salí de la cama y me acerqué a Carina para darle un beso.

—Hola, mi amor. —Le dije y sonreí—. Ya limpio esto.

Mientras Carina se daba una ducha, me encargué de limpiar la habitación y cambiar las sábanas así que cuando terminé fui a la habitación de las gemelas y las encontré en la cama, esperando por su cuento. Las dos dormían juntas, nos habían pedido una cama grande para las dos. Eran muy unidas y hacían todo juntas. Eran un poco revoltosas por lo que a veces teníamos que mantener un poquito de orden pero nada muy difícil. Era increíble que en unos meses fueran a cumplir 5 años.

Luego de leerles el cuento, noté que se quedaron dormidas y dejé el cuento a un lado para darles un beso, arroparlas mejor y dejar la luz tenue para que no tuvieran miedo. Cuando estaba saliendo de la habitación, noté que Carina estaba mirando en la puerta de la habitación.

—¿Cómo se portaron hoy? —Me preguntó y la arrastré a nuestra habitación de la mano.

—Para ser sincera, me volvieron loca. —Dije y se río—. Querían pintar.

Le dije y hizo un gesto de terror.

—Ahora veo por qué recurriste a la película. —Dijo y cerré la puerta.

Solo que noté que Carina estiró su mano y puso el seguro con una mano mientras la otra iba a mi entrepierna. Sonreí y me reí un momento.

—¿Qué haces si se puede saber? —Le pregunté y comenzó a acariciarme con un gesto pervertido—. Mmm... Que rico se siente eso...

—¿Te gusta? —Me preguntó y asentí, jugando con las cejas—. Pues antes de seguir jugando quiero hablar algo contigo.

—Está bien. —Dijo y me arrastró a la cama.

El corazón de un héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora