°Quinta sesión°

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°Quinta sesión°

『Un mundo roto

Usualmente mis sueños suelen tratar de aquel rostro que no reconozco del todo, hay una niebla que cubre y me impide ver a esa persona que trata de salir del obscuro inconsciente de mi mente.

La ligera lluvia me despierta, creo que es eso o el hecho de que Armin ha saltado encima de la computadora pasando su peluda cola por mi cara, pienso que hay veces en las que realmente me detesta, dicen que los gatos en realidad no son muy cariñosos con sus cuidadores. Aunque en realidad no lo sé, nunca me lo ha dicho abiertamente.

Dejo salir un largo suspiro de pesadez, siento el cuerpo ligeramente pesado, como si estuviera en una nube, pero de esas que salen de los trenes de vapor, la cabeza me pesa, mi mente esta embotada, atada por un par de hilos al mundo de los sueños, me levanto de encima de un montón de papeles y bolígrafos, creo que me he marcado la cara.

Siento algo frio en la cara, siento mis mejillas con la punta de los dedos, al parecer estuve llorando mientras dormía, me pregunto qué tipo de sueño fue el que tuve.

Hay un suceso en mi pasado que he olvidado, una parte que se ha borrado de mi historial de vida, se ha ocultado temeroso en lo más recóndito de mi inconsciente, resguardado y bajo llave para evitar que me haga daño. Pero ese suceso aparece dentro de mis sueños, revelándose y torturándome lentamente, golpeándome con plumas de fuego.

Por algunos libros sé que mi mente ha guardado ese recuerdo como forma de defensa, el cerebro es tan listo que quita de en medio aquellos sucesos dolorosos, tristes o trágicos de nuestra caja de recuerdos, todo para proteger nuestro presente y futuro, esperando con desesperación que llevemos una vida sana sin esos episodios que tanto daño nos hicieron y que de ser libres nos apuñalarían por la espalda para que seamos incapaces de seguir adelante.

Miau˜

Giro el rostro, los ojos azul intenso de Armin me observan desde una esquina del pequeño estudio, hay veces en las que me pongo a pensar que no solo es un gato, sus ojos brillan tan inteligentemente que dudo que solo piense en pescado y fajitas de carne, es como si preguntara como estoy o dijera que lo olvide y que siga adelante, que deje pensar un rato y me relaje.

—Tienes hambre ¿Eh? —me levanto de la silla y voy en busca de la bolsa de alimento. —Anda.

El gato duda un instante y después se mete entre mis piernas logrando que casi caiga al piso, si no fuera por la pared a mi derecha.

Abro una lata de apestoso olor a carne en salsa, no me gusta mucho el aroma, de hecho, en general no me gusta el olor de la comida, me revuelve el estómago. Vacío el contenido en el plato y tiro rápidamente el aluminio, me sacudo la nariz para alejar el olor y vuelvo al estudio.

Recuerdo que Armin era un gatito delgaducho, pequeño y chillón, yo acababa de llegar a esta ciudad cuando lo encontré dentro de una caja de cartón, enredado en una cobija sucia y llena de pelo, no lo adopte de inmediato como suele pasar en los animes shojo, me quede parado, observándolo y pensando demasiado en la crueldad humana y en lo desalmado que era abandonar a un ser vivo indefenso a su suerte. De ser un bebé recién nacido, el gobierno haría un escándalo por todos los medios de comunicación, achacando el hecho de que una madre desalmada abandono a su propia sangre a su suerte, pero lo que yo tenía enfrente era un gatito, solo y con hambre, sin muchas opciones de supervivencia.

Si me dan a elegir entre alojar en mi casa a cien refugiados de una guerra o desastre natural y a cien animales heridos y sin hogar, sin dudarlo mucho elegiría a los animales, son mucho más agradecidos, amables y te hacen pasar mejor el rato que un humano. Basta con darle un trozo de carne a un perro para que te siga toda la vida. Si se lo das a un humano es posible que te apuñale por la espalda para quitarte tu parte.

Elastic Heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora