° Octava sesión°

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° Octava sesión°

『Saltador de realidades

Giro entre el enredo de mis cobijas entonces quedo enfrente de la madera lateral del buró, recargo mi frente sobre la superficie y cierro los ojos, como si eso me hiciera entender muchas cosas que me dan vueltas durante mucho tiempo.

El reloj marca las siete con quince minutos. El tiempo en realidad pasa muy lento cuando esperas a que el día se termine para darle comienzo al siguiente, esperas a que ese termine para ver al siguiente y esperas, esperas y sigues esperando por algo interesante dentro de tu vida, esperas a alguien, quien sea, esperas algo, lo que sea, quieres algo, pero en realidad no sabes que, necesitas un objeto o a una persona, sin conocimiento de ese algo o alguien. Solo esperas algo. Un extraño sentimiento de vacío y desolación. Algunas veces solo quieres enredarte en las cobijas y esperar a que el momento que esperas llegue, mirando distraídamente el eterno infinito de las paredes.

Como si la vida que has estado viviendo fuera una mentira, un sueño o una pesadilla.

La primera vez que sentí ese vacío en el pecho fue cuando me senté a leer mi primer libro, a eso de los once años, me atrapo tanto la trama que no deje de leer en dos días completos, pasando las páginas a una velocidad increíble, ansioso por el gran final, cuando este llego, lo único que hice fue levantarme del sillón, ir a la cocina y decirle a mamá que había terminado, tome un paquete de galletas y me encerré en mi habitación por el resto del día, me sentía abatido pero con ese sentimiento de "esperar algo". Quería que esa aventura del libro llegara a mi vida, quería yo ser el protagonista.

Mi momento jamás llego.

Lo más emocionante que he hecho desde ese entonces fue subirme al "Sky couster" en aquella playa junto a mis tíos.

Dejo escapar un suspiro pesado y me incorporo, estiro mi brazo para abrir el primer cajón del buró, tomo la cajetilla de cigarros que descansa en el fondo y el encendedor metálico a su lado, hace un poco más de dos años que no fumo, pero compre esa cajetilla hace un mes por si ocurría algo que ameritara fumar un poco. No soy un fumador compulsivo, solo fumo cuando algo interesante esta por pasar o cuando me siento muy estresado. No pasa nada de eso en esta ocasión, pero ese sentimiento de vacío dentro de mi pecho me preocupa un poco.

"Hay que intentar llenar el pecho de humo para cubrir ese vacío"

Prendo el primer cigarrillo y exhalo el humo haciendo que el oxígeno puro de mi habitación se contamine, primera hora de la mañana y me siento como si el mundo se me fuera a caer encima.

Vuelvo a dejarme caer sobre el colchón, me cubro los ojos con el antebrazo y dejo el cigarrillo entre mis dedos mientras el fuego consume el tabaco y el papel.

Luego, empiezo a llorar.

Sin una razón.

Sin algún detonante.

De repente me siento vacío y solo.

Revivo algunos de los miles de errores que he cometido a lo largo de mi vida, las palabras que jamás debí decir, las acciones que nunca debí llevar a cabo, me siento asustado.

De nueva cuenta pienso en la muerte como la solucionadora a mis problemas.

Doy otra calada al cigarrillo.

Exhalo dejando que el sabor a sal se convine con el del tabaco.

Miro la lámpara que cuelga del techo, un aro de humo se eleva hasta donde esta y luego se pierde, se disuelve y le sigue otro, un pequeño y privado ciclo de vida.

Elastic Heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora