𝑹𝒐𝒕𝒐 🥀. "𝐿𝑖𝑎𝑛𝑠𝑎𝑣𝑖𝑜𝑟" 𝒕𝒐𝒍𝒍 .

capitulo 20

Ya no lloraba cuando entraron al cuarto, y mientras la tina se llenaba con gua tibia, Tom
cogió el equipo de medicamentos y le pidió a Bill que se quitara el pantalón. Él lo hizo, con la mirada puesta en la pared de al frente, incapaz de estar del todo en ese lugar, con las
lágrimas bien sostenidas en sus lagrimales, haciéndole brillar los ojos, pero evitando casi
profesionalmente que volvieran a mojarle las mejillas...

No se sorprendió de ver tanta sangre, de hecho, esperaba que fuera tal cantidad compensando
el tamaño de la herida. Le separó un poco las piernas para poder llegar allí y limpiarle primero con agua oxigenada y un pedazo de gasa; Bill sólo se dedicó a dar pequeños saltitos cuando tocaba las áreas más sensibles, y cuando volvió para ponerle el violeta de metilo, vio,
muy cercano a la ingle, un montón de cicatrices, algunas gruesas, algunas más delgadas.

Lo primero que pensó, usando la lógica, era que se trataba de estrías o algo normal, pero el
tamaño de estas, y la forma casi recta, no concordaba. Y apretó la quijada, incapaz de preguntar, ya lo haría después, aunque la respuesta ya se la sabía.

Lo ayudó a caminar al baño y también a quitarse la ropa. Cuando bajó cuidadosamente la
ropa interior, Bill llevó sus manos para cubrirse, manchándoselas de la mierda que le habían
echado. Lo que duraba su parpadeo, sabía, era igual al esfuerzo que hacía por no seguir llorando, por dejar de temblar, por no emitir soniditos lastimeros. Se sentó en la tina, y lo
primero que hizo fue limpiarse, frotando la mano debajo del agua contra su cuerpo, tintando,
casi imperceptiblemente, el agua de un color rojizo. Tom mojó su mano y la pasó por su espalda, humedeciendo su piel con mucho cuidado; sentía extraño el tocarlo, nunca lo había
hecho, y menos después de haber visto algo así de delicado.

- ¿Tienes hambre? - Susurró, pero al haber sido el único sonido en la habitación, se escuchó
nítido. - Podemos pedir algo rico... algún postre...
Hubo un pequeño silencio, y después Bill intentó sacudir su cabeza, pero sólo simuló un
saltito propio de un llanto.

Aún así, Tom entendió. Tomó el jabón líquido y se puso un poco en su mano, después cogió
una de las de Bill y le puso también, logrando que empezara a frotarse y lavarse aquellos lugares que no iba a tocar por respeto, y porque acababa de suceder algo jodido que, si se
ponía a tocar y ver de más, sabía, no iba a tener un buen resultado. Esas cosas ya las sabía de
sobra, por experiencia propia.

Le lavó la espalda, sintiendo casi todos sus huesos, de arriba abajo, hasta la nuca, los
hombros, dejándoselos con pequeños rastros de espuma. Al ponerle las rastas frente a uno de
ellos, notó en la nuca un tatuaje; un símbolo que no se tomó la molestia de preguntar qué
significaba, simplemente lo pasó los dedos, sintiendo el relieve. Era un tatuaje muy viejo,
quizás el primero.

- No tenemos que hacer absolutamente nada hoy, ¿vale?... podemos ponernos los pijamas y
estar echados todo el día; o podemos mirar alguna peli... dormir el resto del día. Podemos platicar... Ya mañana podemos hacer algo al respecto, primero hay que cuidarte a ti.

Intentaba hablarle como sus padres le hablaban a él de pequeño, siempre quitándole el peso
de la culpabilidad que sentía por algo que le habían obligado a hacer. Comprendía que era
normal sentirse ahogado, pero había podido salir de su estado cada vez que su madre lo metía
a la ducha, le hablaba tranquilo y le demostraba que, no importaba todo lo que había pasado,
él era amado, y su familia ya no le permitiría volver a sufrir.

- ¿Listo? - Asintió, y enseguida trató de levantarse, pero Tom se apuró ponerse de pie y
ayudarle.

Lo abrazó con una toalla para secarlo, y luego apretó sus brazos, un poquito más fuerte.