capitulo 21

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¿Estás en casita?

- Estoy haciendo las compras.

- Oh... estoy en tu portal, quería verte.

- La puerta está abierta, ¿quieres entrar?

- ¿Puedo?

- Humjum..

- Vale, gracias. Te espero aquí.
- No me tardo mucho, ¿te apetece algo?, ¿algunos cuches?

- Auumm... unas M&M's

- Vale, ya no me tardo.

Cortó la llamada y entonces abrió la puerta con cuidado. Realmente estaba abierta, y el gatito,
que aún era pequeño, pero ya se veía más gordito y sano, maulló ante su llegada, quedándose
inerte cuando vio que no era su dueño, sino más bien Tom, quien se rió quedito y le chasqueó
los dedos para que se acercara, y aunque lo dudó alguno segundos, se acercó al final y lo
cogió en brazos, en lo que cerraba la puerta. Un olorcito a talco de bebé le llenó las fosas, y lo
apretó más fuerte para enterrar la nariz entre su pelaje, sonriendo ante la imagen de Bill
echándole esa mierda para que oliera rico.

Entonces se sentó en el pequeño sofá y se sacó los zapatos, dejando al gatito a un lado y
sacando el móvil para entretenerse en lo que llegaba.

Por supuesto que se metió al Instagram, y por supuesto que quiso ponerse a buscar más
rastros del Bill joven que estaba en contra del mundo, pero, al mismo tiempo, tenía mucho
miedo de morder.

Lo había estado pensando la noche entera, pero justo ahora, que tenía poco que hacer, más que simplemente esperar a que Bill llegase, entró a la sesión de los dos, y
buscó en el archivo de historias y publicaciones, deseando que todo estuviera archivado y no
eliminado, y así era.

Había algunas historias en las que subía selfies, de su cara lavada, de
maquillajes guays que él solito se había hecho, de el cielo, de sus amigos, de fiestas a las que
iba. Se veía pequeño, con el mismo flequillo y el cabello corto; aunque mientras más
avanzaba el cabello era más larguito, el maquillaje más oscuro, su rostro más afilado y
ojeroso.

"Hoy es mi cumple dieciséis... ¡Vi, ¿cómo vamos a pasarlo?!... ¡Vi!"

"¿Quéeeee?"

"¿Cómo vamos a pasar mi cumple?"
"Huuummg... follando hasta morirnos"

"¡Noooo, cerdo!, ¡Drogándonos!"
Luego había pequeños vídeos de él drogándose, posando de forma provocativa frente al
espejo, levantándose la playera y pasando una de sus manos por sus costillas y huesos
saltones.

Mientras más crecía, mucho más jodido era todo, incluso le incomodaba verlo; le hablaba a la
cámara como si tuviera miles de personas que le seguían y no por el morbo, como si fuera
una estrella. Llevaba el cabello alisado, los ojos delineados en negro, las cejas pintadas
también, y una playera de cuello de tortuga gris.

"Podeis iros tooodos a la mierda; mis padres pudieron hacer mil cosas jodidas, pero lo único
que yo he hecho es joderme a mí mismo. Si tanto queréis que se haga justicia conmigo, venid
y matarme, ¡favor que me haríais, estoy hasta las pelotas!... Por cierto, mi madre está en la
prisión femenil de Magdeburgo, también podéis ir a decirle que es una zorra por secuestrar a
un niño, ¡yo no lo he secuestrado, éramos amigos!"

Y después un boomerang de él sacando la lengua y levantando el dedo medio frente al espejo.
Se quedó en silencio unos segundos, sintiendo un leve dolor en la barriga. Después se dio el
permiso de ver uno más, pero asegurándose de que, por lo menos por hoy, sería el último.
Este era Bill, con el cabello agarrado en una coleta baja, sólo con máscara de pestañas y una
playera blanca que le sentaba enorme; se fumaba un porrito de marihuana y echaba el humo,
empañando por unos segundos toda la cámara.

𝑹𝒐𝒕𝒐 🥀. "𝐿𝑖𝑎𝑛𝑠𝑎𝑣𝑖𝑜𝑟" 𝒕𝒐𝒍𝒍 .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora