Capitulo 3

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Cortas explicaciones.

James.

La señora Evans deja un beso en nuestras mejillas mientras nos da un ultimo abrazo, Luck la sujeta con fuerza y Liam la alza dándole vueltas diciéndole lo mucho que la extrañó, ella limpia sus lagrimas volviendo a su asiento con más calma donde toma la mano de su hija quien luce más confundida.

—De eso es lo que debemos hablar contigo, Alissa.

Sin prestar atención a lo que digo mira a su madre y luego su vista se posa sobre mi con el ceño levemente fruncido, comportándose a la defensiva.

—Hay muchas cosas que explicar cariño, ya sabes. Esas cosas.

Con lentitud suelta sus manos al oír lo que dice toma un respiro como, cruza sus brazos, endereza su espalda y nos mira.

—Los escucho.

Decidido ser breve con la explicación así que solo daré datos importantes

Sus ojos chocan con los míos y no se apartan, algo que me satisface. Así que habló con mi vista en ella para así analizar sus movimientos.

Lo primero que debe saber es que en la mafia existen obligaciones que se deben cumplir y aqui el enorgullecer tu apellido es una de las cosas más importantes, y al parecer lo sabe pues luce como una verdadera jerarca, como esperaba verla desde que llegue.

—Debes saber qué tú padre, y los nuestros eran un equipo. —empiezo—. Y como en todo equipo hay un líder. En este caso, era tu padre.

—Cuando nacimos. —continua Liam—. Nuestros padres nos prepararnos para el día que nos tocará llevar la batuta de su negocio ya que es costumbre que las riquezas y obligaciones se hereden al hijo mayor de cada familia.

—Cada uno controlaba un país diferente. —dice Luck—. Entré esos Inglaterra, Rusia, Italia y distintos países de Sudamérica. Manejando el negocio desde diversos puntos engrandeciendo y asegurando su lugar además de aumentar sus bienes y alianzas obteniendo respeto entre los involucrados.

Presta atención sin perderse nada de lo que se aporta a la explicación y parece un tanto nerviosa, y sin decir nada mira a su madre quien asiente también sin hablar, como si estuviera respondiendo una duda telepáticamente, toma aire para volver a posar su vista sobre nosotros recomponiendose, o al menos intentándolo.

—Lo que queremos que entiendas, es que ya tienes la edad suficiente para que tomes el control en la parte que te corresponde de estos negocios.

Parece calmarse de un momento a otro, así como si el oxígeno volviera con fuerza a sus pulmones regresandole la vida a su paso, pese a eso, se mantiene callada con sus ojos sobre el rubio al igual que los azules de el puestos en ella con una sonrisa en su rostro la cual no parece notar o quizás ignora. Ya que no le presta la más mínima atención ni corresponde sus gestos.

—Las reglas han prevalecido con los años y con un poco de práctica e información te pondremos al corriente en cuestión de días. —le hago saber y ella asiente—. Los tres te ayudaremos con eso.

Sigo atento a su rostro y a sus movimientos, no hay nada más que seriedad en su mirada cosa que me exaspera al no poder descifrar lo que piensa.

Los tres tomamos asiento y su madre toma sus manos y la mira dándole una cálida sonrisa como si quisiera decirle que todo está bien

—Mamá es, ¿Esa clase de negocio?.

Mira a su hija y asiente, con delicadeza posa la mano en su mejilla para así poder brindarle caricias, ella la mira con la misma sonrisa pero esta, en vez de ser algo parecida a la suya es igual a la de su padre, con los mismos hoyuelos que tenía el difunto, los cuales se remarcan en sus mejillas.

El Legado De La MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora