Capitulo 14

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Adan y Eva.

James.

Luego de todo ese escándalo camino en rumbo a mi habitación ya que buscaré algo de alcohol para poner en mi mano, Alissa casi me rompe los dedos y dejo mi mano sangrando luego de que me enterrara sus uñas con tanta fuerza.

—Mierda.

El quejido sale al aplicar el alcohol en mi herida y duele, pero no quiero que se infecte, no tengo tiempo para enfermarme ahora. Al terminar me dirijo al baño para tomar una ducha, pero no lo hago.

Sonrió ante y la idea que se cruza por mi cabeza y salgo de mi habitación con lentitud, cierro la puerta y entro al cuarto de Alissa sin previo aviso, cada cuarto tiene un baño incluido y yo voy a visitar el suyo. Su habitación es como la de una princesa. Cortinas largas brillantes y rosas, alfombras, peluches por doquier dibujos y demás cosas.

—Bien. El baño, vamos al baño.

Giro la perilla de la puerta la cual sede entro, me detengo y al igual que con el cuarto detallo el baño, jabones, maquillaje, esponjas y productos para la piel. Demasiadas cosas para un simple baño pero de que me sorprendo, es una mujer y al parecer todas tienen una obsesión por los productos de belleza y cuidado.

Me despojo de la ropa y quitó uno de mis anillos ya que me molesta por los rasguños y ruedo la puerta de la ducha, la enciendo y dejó que el agua fría caiga por mi piel mojando mi cabello y todo mi cuerpo. 

—¿Que se supone que hace con todos estos jabones?.

Tomo un producto al azar sin siquiera saber para que carajos se usa. Al cabo de unos minutos salgo y envuelvo unq toalla al rededor de mi cintura pero antes de que pueda hacer algun otro movimiento la puerta se abre.

Alissa.

Miro como dirige una mano a su cara y se cubre la boca abriendo excesivamente sus ojos, rio para mis adentros al ver su cara de sorpresa y camino pasando a su lado para salir del baño ignorandola por completo.

—¿Te gusta lo que ves? —inquiero.

—Que carajos haces aquí.

Noto sus nervios los y también su enojo ¿Ahora le incomoda? Ya olvidó que dormidos juntos una vez, y recuerdo perfectamente que no hubo queja alguna por parte de la señorita. Saco otra toalla de su clóset y seco mi cabello un poco para que el agua deje de caer por mi piel.

—Tu baño es lindo. —digo y la miro.

—La única diferencia que hay al de tu habitación es que el mío es rosa.

Es un buen punto.

—Pero, tu tienes muchos jabones.

—Tu baño también.

El verla tan enojada me causa mucha gracia asiento ya que tiene razón y solo por molestarla camino hacia el baño, busco un bote de jabón para el rostro y se lo enseño.

—Este no lo tengo, además por que te quejas me estabas comiendo con la mirada hace un segundo.

Me acerco a ella y siento su respiración agitada, sus ojos inquietos y su cuerpo temblando debe levantar su rostro para poder mirarme, sus ojos no se apartan de los míos, miro sus labios semiabiertos y por un segundo me tientan pero no hago lo que pienso.

—¿Acaso Le gustó señorita Evans?. —la acuso.

—¿Gustar? No te hagas ilusiones

Ella se da vuelta y su cabello se mueve por la acción y entonces veo como no camina, corre y se tira sobre su cama intentando disimular lo nerviosa que está pero puedo asegurar que está temblando.

El Legado De La MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora