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Entrenamiento.
James.
Desisto ante la idea de quedarme abajo como quería no será posible ya que debo evitar que estos dos rompan algo o peor aún, se rompan algo, y por ello subo tras los chicos pero a diferencia de ellos yo voy a pasos lentos sin hacer ningún ruido.
Al llegar a donde se encuentran observó cómo los dos están parados delante de unas puertas mirándolas con verdadera atención.
—Mira, tiene mi nombre.
Luck al asegurarse de que lo estoy mirando señala con su dedo un pequeño letrero el cual está pegado a la pared sobre la puerta que efectivamente tiene su nombre escrito, igual que Liam, aunque es obvio que algo como eso debía estar ahí.
—Pero no veo ninguno con el tuyo
Los dos empiezan a buscar entre los cuartos que hay en el pasillo y si, ninguna de las habitaciones que hay en este pasillo lo tiene, Liam desistiendo de la idea y mira las escaleras con insistencia y como es de esperarse sube al tercer piso con cuidado así que sin decir nada ambos lo seguimos.
—James, este tiene tu nombre.
Frente a una puerta de madera oscura susurra con detenimiento algo confundido y yo por mi parte sin entender porque luce de esa manera solo observo el pequeño letrero que al igual que el de ellos está en el inicio de puerta, solo que está a diferencia esta en el último piso.
Quizás no habían más habitaciones y por eso una tuvo que estar aquí, Liam se mira incrédulo y Luck algo confundido pero en mi caso no tengo emociones encontradas por un hecho tan absurdo como este, solo es una simple habitación, ¿para que preocuparse?.
—Porqué esta en el último piso nosotros no.
Ambos se miran cuando el italiano se queja, torciendo un gesto en sus rostros de verdadero disgusto los dos me miran toman una bocanada de aire preparándose así para una disputa y pellizco el puente de mi nariz exhausto no tengo tiempo para oírlos discutir y menos para que despierten a alguien en el proceso.
La jaqueca que tengo está jodiendo mi cabeza y no necesito que empiecen con sus niñerías en este momento, porque sin ningún remordimiento les pegaré un tiro a los dos.
—Quién sabe. Quizás sea por qué ustedes no dejan dormir ni a una puta mosca. ¿No lo creen?
Y ellos parecen asimilar lo que dije pero solo por un momento, los dos me miran enojados y al mismo tiempo que ellos abren sus bocas para refutar yo toco la manija apresurándome para abrir la puerta y cortar sus ganas de discutir.
Se que a ellos les molesta este tipo de cosas, no por envidia o algo solo que desde niños para ambos es importante que las cosas sean equitativas porque lejos de sentir emociones de envidia llegan a tener tristeza por no darles lo mismo que a mí, en mi caso no suelo preocuparme por eso porque sinceramente me da igual, pero se que para ellos la igualdad si es algo sumamente importante.
—Buenas noches chicos
Se van sin decir una palabra más mientras giro la manija con cuidado intentando no hacer tanto ruido ya que no quiero percances en estos momentos.
Cuando el pomo sede entro en la habitación cerrando la puerta con un puntapié y la observó detallando cada cosa que hay en ella.
Por un lado hay una tv parecida a la de mi habitación, solo que esta es un poco más pequeña, cama con sábanas de seda a simple vista, cojines y almohadas en tonos grisáceos al igual que las cortinas y paredes, todo en tonos oscuros, además hay un sofá grande de color negro el cual me hace pensar que la señora Evans, o me conoce bien o en verdad tiene un muy buen gusto.