𝐯𝐢𝐢𝐢.

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—Bienvenida, señorita Jang.

El hombre que abre la puerta me saluda, y si al chófer se le hace raro, no me dice nada. "Te espero de vuelta en casa, no llegues tarde, Wonhee." Leo en mi pantalla, y bloqueo mi pantalla de inicio. Genial, una hermana menor que actúa como la mayor.

Le doy una sonrisa al valet, y de nuevo me encuentro afuera de la mansión que reposa en al menos 50 hectáreas decoradas. El padre de Sunghoon no se ahorra ningún tipo de extravagancia, aunque no está igual de iluminado que la última vez que estuve aquí.

—Por aquí, señorita.

Subo las escaleras, las wing sandals plateadas de Giuseppe Zanotti resuenan en cada uno de los escalones por los que hago mi camino. Suelto un suspiro cuando alcanzo el último, tal vez sean los nervios, pero estoy más al borde de lo normal. Sunghoon no me dio más detalles, sólo me indicó el dresscode, que incluso en el peor de los casos, es lo único en lo que sé que no voy a fallar.

La apertura del blusón Orseund Iris negro permite suficiente aire para que me recorra un escalofrío por la espalda. Al momento de entrar al recibidor, observo mi imagen en el espejo y me felicito mentalmente por los aretes colgantes que elegí.

Una de las mucamas me guía hasta el mismo salón comedor al que estuvimos esa vez, pero la gran mesa larga que estaba al centro es reemplazada por una redonda, casi con un toque medieval. En ella hay varios servicios ya colocados, y escaneo mi alrededor. En verdad es una casa bonita, tal vez un poco tacky en gusto, pero bonita.

—Jang.

La voz de Sunghoon me llama, y está parado a la entrada del salón. Impecable, como siempre, y me gustan los loafers de cuero Loro Piana. Se acerca a mí, y me da una reverencia, que devuelvo cortésmente. ¿Cambió de colonia?

—Sera.—Respondo, y el deje de sorpresa en su expresión no pasa desapercibido.—Es tan solo justo que puedas llamarme por mi nombre también.—Me agradece con la mirada, y me extiende una mano, que tomo sin dudar. Me guía hasta la mesa, en la que ambos tomamos asiento. Coloco la servilleta de tela en mi regazo, mientras la copa de vino enfrente mía la llena el catering.

—Mi padre y su pareja se nos unirán pronto.—Aunque su voz es tranquila, la expectativa no lo debe ser, o eso intuyo por lo tensa que está su quijada. Le trato de dar una sonrisa tranquilizadora, pero es difícil para mí también. Apenas estoy aprendiendo a estar relajada alrededor suyo, tener que hacerlo enfrente de un hombre como el señor Park es definitivamente más complicado.

Considerando que hasta ahora se está redimiendo por su tajante actitud, no veo imposible el aclimatarme a la dinámica social por más dura que sea. No sería la primera vez que lidio con señores fastidiosos.

El señor Park hace su gran entrada de la mano de una mujer con un vestido rojo apretado. Gucci, Invierno 2022, y si eso no es lo suficientemente malo en plena primavera, son los tacones Versace con plataforma chunky lo que en verdad me sacan de quicio. Simplemente hay cosas que no se debieron de hacer mainstream.

—Esta vez llegaste puntual. Así debería de ser siempre.—Sunghoon se para de su asiento, y le hace una reverencia como saludo. Decido seguirle el paso, y siento la mirada pesada del señor Park recorrer mi cuerpo. Me está juzgando. No juzga lo digna que soy de su hijo, juzga lo digna que soy de su apellido.—Esta es Mira, ya la conociste antes.—Indica, y alguien de servicio le quita el abrigo que trae puesto. Toman asiento en los asientos alrededor nuestro, y formamos un círculo alrededor de la mesa.

—Claro, padre. Buena noche, Mira, espero que nuestra compañía resulte de tu agrado.—La mujer de vestido rojo suelta una risita soñadora cuando Sunghoon la saluda, y apenas nos toma en cuenta. Al menos no parece ser una persona terrible, solo hueca.—Hoy nos acompaña Jang Sera, mi novia.

𝐛𝐞𝐠 𝐟𝐨𝐫 𝐲𝐨𝐮 | park sunghoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora