Segunda Parte

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Tiene constelaciones de pecas en la piel, pero las disimula con maquillaje. Estuvo diez años sin pintar. Tiene una cicatriz muy grande en el muslo izquierdo y carga el peso de una relación que no soporta. Pero Recas sabe demasiado de su vida, y dejarla es un riesgo que no puede correr. Después de todo y según sus palabras, Carmen vive del drama.

¿Cómo supe de su tatuaje?

Si lo pienso a mí también me asusta un poco no tener la respuesta a eso.

Supongo que al final el único desnudo en un cuadro es el propio artista y tras seis horas de trabajo me quedo con la primera parte de una obra que ya expresa demasiado de mí.

Deseo.

Un deseo ardiente e incontenible. Tanto que la profesora prefirió fijarse en los detalles de las sombras y pasó por alto la necesidad física que delataba mi obra.

Contemplo mi reflejo y me pregunto en qué parte del camino dejé abandonada a la chica soñadora de diecisiete años que llegó a Crowell. Ahora apenas me peino con un moño suelto y descuidado, ya no tengo manchas de pintura en la ropa porque no me importa andar por el estudio en una simple bata o desnuda, y siempre hay una lata de cerveza a mi lado. Además, los girasoles se han marchitado, en mi lienzo hay una figura humana que delata la madurez de una artista que se ha despertado una mañana con diez años extra.

Y no lo lamento. Voy directo a donde siempre quise llegar.

Doy el último trago a la cerveza y busco mi ropa, dejando a medias mi primer autorretrato, después de tantos bocetos creo que estoy lista para ir un poco más lejos. Aunque antes necesito visitar la cafetería, porque estoy hambrienta.

Mientras me pongo los zapatos volteo hacia el misterioso cuadro de la profesora de la Reina, hoy ha tenido varias clases, pero en sus ratos libres llega directo a trazar más detalles, está emocionada y me explota el corazón al pensar que hay un poco de mi en ese lienzo.

Termino de limpiarme las manos cuando ella aparece en la puerta.

-Te invito a comer -ofrece, haciéndome una señal para que me apure.

-Seguro -arrugo la frente mientras camino a su lado-¿Celebramos algo?

-Discutí con mi hermana mayor y quiero gastar su dinero en un restaurante caro.

Normal. Hago una recopilación mental sobre lo que sé de sus hermanas. Cuando llego a la mayor se me secan los labios.

-¿La que está en el gobierno?

-Exacto, ni siquiera lo notará.

Dudo que eso sea verdad, pero Marta de la Reina a veces toma decisiones que no se pueden discutir y esta es una de ellas. Además, no negaré que me gusta la idea de salir juntas.

-¿Nadie nota que me voy? -pregunto subiendo al auto.

-Es la universidad, aquí te cuidas sola.

Chasqueo la lengua.

-Al menos el primer día lo hicieron -pienso en voz baja.

-No me recuerdes eso -me advierte poniendo el auto en marcha.

-¿Te lo agradecí?

-Valero, basta.

-Bien ya entendí... -digo, mirando los autos que avanzan a nuestro lado- Gracias.

De la Reina suspira y hace un movimiento de negación con la cabeza.

-¿Qué has estado haciendo?

-Arreglé los detalles de las sombras, siguiendo tus consejos, y ahora preparo un... -abro mucho los ojos cuando casi nos estrellamos contra un Audi negro- ¿Estás loca?

PROFESORA DE LA REINA (MAFIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora