Capitulo 15

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—Hay idiotas con pancartas afuera de Crowell, en el New Art y también en mi puto departamento —le grita Marta a Begoña— haz algo. 

—Lo mejor que puedo hacer es entregarte yo misma —expresa su hermana mayor— ¿en qué estabas pensando?  

—A Fina la obligaron a decir eso —se excusa Marta caminando por el dormitorio con una cerveza en la mano.  

Es tarde y decidió ir a casa del general porque es el último lugar donde la buscarían. Nadie se atreve a molestarlas en casa de su padre. 

—¿Tuviste sexo con ella? —pregunta Gema.  

—¡No! —niega ofendida— bueno… solo quizá no he sido tan profesional. 

Sus hermanas ponen los ojos en blanco, las de la Reina se parecen y son tan unidas que en situaciones como esta los gestos que comparten causan gracia. 

—¿Eso que significa? —la interroga María. 

—No me acosté con ella. 

—Está aterrada y muy lastimada —dice Luz después de revisar a Fina y darle un tranquilizante que la hizo dormir.  

—¿Te ha dicho algo sobre los culpables? 

—Tendrás que averiguarlo por ti misma, y no puede quedarse aquí mucho tiempo. Mi padre ha estado enfermo, no necesita reporteros asomándose por su ventana.  

—¿Crees que tengo otra opción?  

—Eso debiste pensarlo antes —le advierte María, molesta.  

—¿Entonces todas están en mi contra?  

—Es menor —le grita Gema— ¿Piensas que alguien te va a apoyar con algo así? Esta vez te excediste Marta.  

—Eso no te va querida, recuerda que Jane podría ser tu hija. Oh, espera…  

Gema no lo piensa dos veces y se abalanza sobre su hermana, por suerte María ya esperaba esa reacción y se interpone rápidamente, mientras Luz abraza a Gema para controlarla. 

—No es el momento de actuar como niñas —las regaña Begoña.

—No quieran juzgarme por Fina. Fernanda y la hija de Tapia apenas pasan los 19, Kaley no tiene más de veinticinco —luego voltea hacia Begoña— ¿y tú piensas que eres intachable? Un vistazo a los sitios que frecuentas y no estarían con pancartas, directamente arrojarían un cóctel molotov a tu casa. 

—Lo que nosotras hacemos no va a solucionar tu vida y menos la de esa chica —le dice Luz.  

—Esperaba que al menos mis hermanas no quisieran lincharme —grita Marta..  

—¿De verdad? —le pregunta Begoña— puedo entenderlo de Gema y de María, porque aún eran muy jóvenes cuando Digna murió. Luz tenía sus propios problemas. Pero tú Marta no tienes una excusa para haber tocado a esa estudiante —Begoña se acerca a su hermana— y si fueras un poco como yo no tendríamos esta discusión y nadie estaría detrás de tu cabeza. 

—Claro, se me olvida que tenía 19 años y ningún derecho a sentirme mal porque Digna nos mandó a la mierda.  

—Siempre actúas como si la única afectada hubieras sido tu —suelta Gema. 

—Sé que no soy la mayor aberración que nuestra querida madre dejó atrás —Marta mira a Begoña. 

—Le llevas veintitres años, sabes que no ha sido tu decisión más inteligente y no trates de culparnos por esto —interfiere María y se acerca a su hermana mayor. 

PROFESORA DE LA REINA (MAFIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora