El aire me alborota el pelo, cruzamos la ciudad en su deportivo y en la radio suena la canción más inoportuna del mundo, considerando que es un suicidio sentimental estar sentada al lado de Marta de la Reina mientras una chica canta:
Te estás enamorando,nadie te dijo cuando
yo iba a llegar con las manos temblando,
y yo, que no te iba buscando,
llegué hasta lo más alto,
se pierde más por miedo a no intentarlo.
Me río, ganándome su atención.
—Vas directo a la locura, dibujarte alas es el primer síntoma, el segundo reír sola.
—Me rio de ti —le digo, apuntando mis ojos a sus manos—Y sobre las alas… no lo sé, pensaba en cómo sobrevivir a la caída y las dibujé sin darme cuenta.
—¿La caída? —opta por ignorar mi primer comentario y adivino que no quiere arriesgarse tocando algo personal.
—Pides muchos detalles y no me has mostrado nada de tu cuadro —le digo, evadiendo el tema— me parece injusto.
—Soy tu profesora —me recuerda— ¿no te parece lógico que esté enterada del proceso?
—Soy tu musa. ¿No te parece lógico que esté enterada del proceso?
Marta ríe a carcajadas y cruzo los brazos, fingiendo que me ha ofendido.
—Que nadie te escuche decir eso, o tendré problemas.
—Me has secuestrado, te buscas los problemas sola.
Mueve las velocidades y luego estira el brazo para golpearme en el hombro con fuerza.
—Te he dicho mil veces que me respetes.
—Tendré una marca —me quejo, acariciándome el brazo— sabes golpear, ¿eres boxeadora?
—Tengo cuatro hermanas —dice acercándose a un restaurante— para sobrevivir en esa casa tenías que saber golpear.
—Las hermanas de la Reina; suena a que de niñas tocaban el piano, asistían a valet, tejían y estudiaban en colegios católicos. ¿Acerté en todo?
Su cara es un poema.
—¿De verdad nos vemos tan aburridas? —detiene el auto— Si no te importa, pedí la comida para otro sitio. Quiero mostrarte la ventana al infierno.
—¡Ay no! Otro bar.
Mi sarcasmo la hace reír.
—Me conoces —dice bajando el cristal cuando un chico se acerca con unos paquetes— pero no será tan divertido.
—Tranquila, el nombre me lo advierte.
Ya estamos retomando el camino cuando regresa al tema principal de esta fuga.
—Eres joven, Fina. Esa caída que te asusta solo es un tropiezo, no te matará —dice reflexiva.
—¿Crees que porque tengo 17 años sufro menos?
—Creo que eres muy talentosa, el arte llega con una carga pesada, la sensibilidad —explica de forma pausada, vigilando sus palabras— tu lado emocional te domina a tal punto que la muerte de un gato podría enloquecerte.
—¿Y cómo escapas del abismo cuando ya resbalaste en él? —pregunto, observando con atención sus gestos.
—Disfruta el paisaje, y prepárate para el golpe. Tendrás que curarte y escalar de nuevo, probablemente volverás a caer —suspira— Ser artista no es un talento que yo le desearía a alguien que aprecio.
ESTÁS LEYENDO
PROFESORA DE LA REINA (MAFIN)
FanfictionADAPTACIÓN: > Marta de la Reina es una despiadada crítica de arte, y se ha propuesto ponerle los pies en la tierra a su joven e ingenua aprendíz. A veces, lo que no te mata no te hace más fuerte. Y hubieras deseado que te hubiese matado. Marta de l...