Capitulo 5

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Intento no pensar en la discusión de Carmen y la profesora de la Reina. Es la pareja más envidiada en el mundillo del arte.  

Su vida sentimental ha tenido la misma exposición que sus obras. Ella y Carmen Recas… uf. Verlas en fotografías me hace babear, aunque ya no será lo mismo después de escuchar esa discusión. 

Me siento igual que una intrusa, de buena gana hubiera salido corriendo del estudio para no enterarme de nada. Pero al ocultarme en el armario la profesora no me dejó más opción que escuchar toda la pelea. Incluida la extraña amenaza de Carmen.

¿Es normal que una novia enojada te acuse de un crimen?  

—Casi puedo escuchar lo que estás pensando. 

La voz de la profesora de la Reina me provoca un sobresalto.  

—El cuadro… ¿Yo lo hice? —por suerte mi memoria me salva, dándome una conversación que se aleja de su vida sentimental— perdón, es que no recuerdo mucho y es…  

–Caótico —completa, usando mis propias palabras— considerando que no tenías mucho equilibrio, yo diría que finalmente pintaste algo que no me produce arcadas. 

Viniendo de ella es un alago. 

—Yo nunca había pintado de esa manera. ¿Lo hice sola?  

—Tienes varios problemas —explica, moviendo la mano que tiene libre— Ves el cuerpo como un objeto, la desnudes como sexo, y el deseo como un delito.  

—Es invadir la intimidad de las personas —murmuro apenada. Recordando que tengo una docena de dibujos suyos.  

—Eres demasiado transparente en tus pensamientos —susurra sonriendo de lado— este mundo acabará contigo. 

—Quiero disculparme por…  

—Basta, Valero. ¿Crees que eres la primera alumna ingenua que me dibuja? —pregunta sin darle importancia— es arte… erotismo, deseo. No lo estás entendiendo.  

—La Femme Damnée fue la pintura que alejó a Tassaert del mundo del arte. 

—Por suerte no estamos en 1859 —señala cerrando su puño— Te permitiré descansar el resto del día, pero mañana empezaremos a trabajar en ese pudor que te bloquea. ¿Recuerdas la regla número cinco? 

Arrugo la frente.  

—Sus preguntas no se responden con más preguntas. Obedecerla en todo. La única artista es usted. A su lado soy mayor de edad— mientras enlisto voy contando con los dedos— No tengo permitido entrar al estudio con ropa puesta. 

De la Reina sonríe, aparcando en el estacionamiento de Crowell. 

—Correcto —dice apagando el motor— empezaremos tus lecciones en serio.  

—¿Desnuda?  

—¿No confías en mí?  

Eres un caos, Marta de la Reina. Un talentoso caos. 

—¿Estará todo cerrado? 

—Solas tú y yo. 

—¿Eso tendría que hacerme sentir mejor?  

Se ríe. 

—Vas a trabajar niña, no te estoy pidiendo sexo —se gira y sus ojos hacen un veloz recorrido por mi cuerpo— ahora largo. Tengo mejores cosas que ser tu niñera. 

◇◆◇◆ 

Día cuatro, y parece que ha transcurrido medio año. Una parte de mí, sospecha que todo esto es una broma y de la Reina me insultará cuando entre al estudio. Pero desde que tomé la decisión de asistir a Crowell sospechaba que ella no sería una profesora común. 

PROFESORA DE LA REINA (MAFIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora