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Habían pasado dos semanas desde la única y última vez que Jungkook vio a Tae en el instituto. Mirar en la dirección de su asiento en busca de él al entrar a clases cada mañana se convirtió en su rutina favorita, cosa que sin querer hacia hervir la sangre de Jimin. No entendía qué podría haber ahí para él, si lo que esperaba era ver al dueño de esa banca, nunca iba a pasar y eso era lo que mas le molestaba al rubio.

Él ya lo había superado, él ya no pensaba más en Tae, él ya lo estaba dejando ir y de repente llegaba este mocoso a recordárselo cada mañana.

Jimin ya no podía más.

Intentó cambiar de clases, pero todas estaban llenas, intentó hacer que Nam se sentará en esa banca para así lograr que Jungkook dejara de mirar ahí, pero al llegar esa mañana y ver sentado al vivo recuerdo de Tae lo hizo desmayar y enfermar una semana completa, intentó convencer a los maestros de sacar la banca y al no verla en su lugar volvió a enfermar. Él sabía que "borrar" el recuerdo de Tae no entraba en discusión, la simple idea lo enfermaba más de lo que le molestaba ver la insistencia de Jungkook sobre el asiento de Tae.

Dos semanas, dos semanas habían pasado desde que Jungkook llegó por primera vez a la clase y eso bastó para terminar con la poca estabilidad mental de Jimin. Todo el tiempo extrañaba a Tae, de alguna manera sentía como perderlo de nuevo, como perderse a si mismo de nuevo, los ataques de pánico y ansiedad estaban a la orden del día y eso poco a poco terminaba con la estabilidad de Nam, él notaba todo, él también extrañaba a su hermano y peor aún, él sufría por Jimin.

Todos notaban lo que estaba sucediendo, todos menos Jungkook que pensaba que podría haber dicho tan malo para que Tae no volviera al instituto, eso lo lastimaba pero era la unica persona a la que él conocía y le era difícil hacer amigos nuevos. Lo que Tae decía era cierto, Jungkook podría llegar a ser bastante imprudente, no lo hacía porque fuera malo, solo, así era su personalidad, pero no todos lo entendían, incluido el mismo Tae.

Ese día estaban en la clase de deportes cuando Jungkook comenzó a fijarse en sus compañeros, estaban todos en la cancha de voleibol y él esperaba su turno para la revancha. Estaba haciendo anotaciones en su cuaderno con las características que observaba de sus compañeros, cuando notó a jimin jugar sin ganas, pudo notar lo pálido que se veía y mientras hacia su nota, logro mirar cómo el balón cayó de lleno en la cabeza de Jimin haciéndolo caer, su primer impulso fue correr hacia él y detener su caída, después de todo no estaba tan lejos de él, lo detuvo antes de que pudiera golpearse en el suelo y pudo darse cuenta cómo el rubio no había comido en días

-Jimin ¿Estás bien? -lo sacudía para hacerle reaccionar, el golpe había sido fuerte y se había desmayado -dio un par de palmaditas en su cara mientras todos sus compañeros se hacían montón al rededor de ellos, jungkook no se dió cuenta de que los compañeros no estaban intentando ayudar.

Nam, qué había ido a comprar unas botellas de agua para el y Jimin venía de regreso cuando vió a lo lejos a sus compañeros amontonarse alrededor de alguien, se estaba acercando cuando vio a Jungkook levantarse del piso con Jimin en brazos y correr en dirección a a enfermería, un nudo se instaló en la boca de su estómago y una oleada de recuerdos dolorosos pasaron por su mente, corrió detrás de ellos para asegurarse de que Jimin estaba bien y al llegar encontró a un Jungkook preocupado explicándole a la enfermera lo que había sucedido con el rubio momentos atrás.

-No sé porqué no estaba viendo el balón, solo fue golpeado y no reacciona- escuchó decir al azabache y suspiró mientras sentía que vivía un deja vú

-Ah, Namjoon -dijo la enfermera dándose cuenta de la presencia del chico, y Jungkook lo volteo a ver

-Vi que corrías con Jimin y me preocupé- explicó, aunque no era necesario en realidad - ¿Está bien? -preguntó intentando ver hacia la cama en donde estaba el rubio recostado

Almas EntrelazadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora