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-Entonces, ¿Ya te mudaste aquí?- preguntó el castaño mientras permanecía recostado en el hombro de Jungkook.

-Así es -contestó dando un beso en su cabeza

-¿Vamos a ir juntos al colegio?- el castaño lo miró

-Me aseguraré de pasar cada mañana por ti -afirmó y ahora besó su mejilla

-¿Y por mi? - interrumpió con voz burlona el rubio que venía de la cocina con chocolate caliente para todos

-No -el castaño hizo un puchero mientras tomaba una taza de sus manos a lo que el rubio soltó una pequeña carcajada

-¿Y porque no?

-¿Porque tendría que hacerlo él si yo lo haré?- Yoongi preguntó mirándolo sentarse a su lado, celoso, pero menos evidente que el castaño

-Lo sé, solo estoy molestando a Taetae

-No me molestas -dijo aun con su puchero- es solo que yo me refería a que iríamos los dos -trató de justificar sus repentinos celos lo que volvió a hacer reír a los demás

-Ya Taetae, no les hagas caso- dijo Jungkook abrazandolo por los hombros haciendo que de nuevo se rescostase en su hombro, Tae sabía que inevitablemente sus sentimientos por el pelinegro estaban creciendo, y eso lo tenía realmente asustado. Es decir, aunque estaba conciente de que Jungkook correspondía esos sentimientos, su mente no dejaba de jugar con él, recordandose a si mismo que de hecho Jimin también lo correspondió en su momento y aun así lo había rechazado de la manera mas humillante posible.

Tae sabía que lo que pasó con él, solo fue un efecto colateral de la horrible vida que había estado llevando el rubio con su padre y también sabía que Jimin estaba realmente arrepentido, pero era un trauma que no se iba a borrar tan facilmente de su cabeza, no mientras no le demostrara la vida que esta vez sería diferente.

La noche pasaba mientras los chicos seguían con su platica, ajenos a la primera nevada del año que caía sobre las calles de la ciudad.

Jugaron videojuegos, tomaron más chocolate caliente, comieron más golosinas y después de dos regaños por parte de Jin, por ruidosos, decidieron irse a dormir. La nueva habitación de Tae era más grande que la anterior, ahora también tenía un colchón inflable extra para las visitas, aunque estaba pensando seriamente tirarlo a la basura pues siempre terminaban durmiendo todos en la misma cama, aunque siempre quedaban apretados, luego de las dos primeras veces los cuatro parecían cómodos con eso, así que Tae dejó de intentar sacar el colchón y simplemente se metían todos en la cama a dormir.

La mañana del día siguiente llegó y con ella la luz del sol que se colaba por la ventana de la habitación del castaño. Esta vez el primero en despertar fue Jungkook, como ya era su costumbre, después de verificar que el castaño durmiera a su lado, se levantó tratando de no despertar a los demás y se fue al baño, luego de una rápida ducha, se envolvió con una toalla que ya estaba destinada a él en esa casa y luego fue a su mochila para sacar la ropa que se pondría ese día, los demás seguían dormidos así que después de vestirse bajó a la cocina y luego de conseguir el permiso de la señora Kim, se dispuso a cocinar el desayuno, pronto se le unió Jimin también ya bañado y vestido

-El otro par de flojos sigue dormido -dijo nomás entrar a la cocina y ver al pelinegro cocinando, Jungkook rió

-¿Quieres un panqueque en lo que despiertan? -el rubio asintió

-Si, por favor -dijo, y el pelinegro puso un plato con un panqueque frente a él y un vaso con leche

-Tae estaba muy enojado conmigo ayer -dijo - un desayuno no lo arregla, pero aún así quiero que entienda que no fue mi intención ignorarlo deliberadamente

Almas EntrelazadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora