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Jungkook permanecía en su cama sin ganas de levantarse. Aunque siempre parecía relajado, tenía la cabeza llena de dudas; dudas sobre si mismo, sobre Taehyung... El día que respondió a la pregunta de Jimin, de verdad no hablaba de él, ¿Entonces de quién hablaba?
Ese fin de semana estaba dispuesto a no salir de la cama, gracias a Dios sus padres no estaban y no tendría que hacerlo. Se acurrucó mientras escuchaba la lluvia golpear en su ventana y se abrazó a si mismo. Siempre había tenido que lidiar con que la gente pensará que era raro, ahora no solo la gente lo creía, ahora también él lo hacía, mira que, enamorarse de alguien inexistente ya era para que lo encerraran en el psiquiátrico otra vez.

Los días lluviosos de por sí eran tristes, Tae no podía evitar sentirse más triste de lo normal, acostumbraba pasar esos días en cama con Jimin, incluso después de morir, recostarse a su lado y pasar el día con él era algo que lo mantenía fuerte. Pero ese día, Jimin no estaba solo, ese día había un extraño de cabellos grises acostado a su lado viendo películas.
Las miradas de complicidad que había entre ellos era algo que Tae no había visto antes en el rubio, pero ahora lo hacía, y eso le rompía el corazón.

Como ya era su costumbre caminó por las calles de la ciudad tratando de percibir algo más que la lluvia atravesandolo, aunque para Tae era una sensación incómoda, era mejor que no sentir nada más allá de, literalmente, sus sentimientos. Cuando se enfadó de seguir caminando se detuvo en un parque y se sentó en un columpio, el lugar parecía desolado, gracias a la lluvia no había más que el alma de Taehyung en el lugar. Le pareció gracioso pensar en ello, tanto que había luchado por no sentir esa soledad en vida, ahora la sentía muerto, era como una mala broma que el destino le jugaba.

¿Una mala broma? O.. ¿Su castigo?

Sea cual fuere la razón por la que estaba ahí, era algo que solo Dios sabía. ¿Y a él? A él le tocaba soportar.

-¿Porqué no estás con Jimin? -escuchó aquella voz ya conocida, giro su mirada hacia el pelinegro que permanecía de pie con un paraguas observándolo

-¿Porque tendría que estar con él? -murmuró el castaño suspirando

-¿No es lo que sueles hacer cuando no estás conmigo? -Jungkook se sentó en el columpio de al lado

-No, a veces estoy con Nam

-Y, ¿Porqué no estás con ninguno?

El castaño miró al menor y sonrió con tristeza

-Solo quiero que sigan adelante -murmuró -pero mirarlos seguir adelante sin mi me hace sentir especialmente mal y egoísta, así que aquí estoy, lamentándome mientras la lluvia literalmente me atraviesa -rió un poquito y miró al pelinegro

-¿Y por qué no veniste a buscarme?

-También aplica a ti Jungkook

-¿A mi porqué?

-Haces demasiadas preguntas

-Bueno, no sé leer mentes

-Bueno, como puedes ver fantasmas, yo creí que leer mentes podría ser otro don tuyo

-Vamos ¿Porqué aplica a mi?

-Eres nuevo en el vecindario Kookie, y en lugar de estar haciendo amigos estás aquí hablando conmigo... ¿No es esa suficiente razón?

-Soy yo quien prefiere estar contigo, ¿Qué tiene de malo eso?

-Estoy muerto Kookie, en lo que a mí concierne, yo pensaría en tomar medicación, ya sabes, por si soy parte de tu cabeza

-Eres tan real como yo, Taehyung, yo ya tomo medicamentos, hubieras desaparecido hace un rato si fueras parte de mi cabeza

-Ah, eso no lo sabía

-¿Cómo vas a saberlo si el único que hace preguntas en esta relación, soy yo?

Taehyung miró al pelinegro y rió

-Bueno eso es parte de tu imprudencia, yo no suelo hacer preguntas difíciles, además pareces una persona muy normal

-Normal -Jungkook rió -sí, por eso estoy aquí hablando contigo

Ambos rieron, ambos tenían razón.

-¿Que haces aquí? Esta diluviando, te vas a enfermar -dijo el castaño retomando la compostura, a jungkook se le borró la sonrisa

-No quería salir de la cama en realidad, quería ver una película pero no tenía nada que comer, así que iba al súper cuando te vi

Taehyung ladeó la cabeza mirándolo y por primera vez desde que lo conoció, el pelinegro evadió su mirada. El castaño frunció el ceño en confusión y miró a Jungkook jugar con el arete de su labio.

-¿Te pasa algo Kookie?

-No -mintió - ¿Quieres ver una película conmigo? Si no te molesta verme comer, claro -seguía evadiendo la mirada del castaño y eso no era usual en él, Tae estaba a punto de negarse, pero después de pensarlo un momento decidió decir que si

-Sí claro, ¿te acompaño al súper entonces?

-Sí -por fin lo miró y sonrió, aunque eso no tranquilizaba al castaño decidió que mas tarde seguiría con las preguntas incómodas, si Jungkookie creía que lo olvidaría, no, no era así. El pelinegro suspiró y se levantó, tomó la mano del castaño y caminó con él al súper. El poder tocar a Jungkook era un privilegio para el castaño, aunque, se preguntaba cómo la gente vería a Jungkook, es decir, el podia verlo, y sabía que no estaba solo, pero las personas a su alrededor no lo sabían, en fin, no iba a soltarlo de todas formas, eso lo hacía sentir vivo, no lo iba a desperdiciar.

Después de comprar un ramen y algo de beber se dirigieron de nuevo a la casa de Jungkook, el castaño se sorprendió mucho cuando se dio cuenta que era su antigua casa, pero se sorprendió aún más cuando subieron a la habitación y se dio cuenta que era su antigua habitación, ahora entendía un poco más la conexión, ¿Pero realmente era eso? Siempre que esos dos estaban juntos, había mil dudas en el aire, dudas del castaño, dudas del pelinegro, dudas incluso de sus amigos más cercanos porque aunque ignoraran la presencia de Taehyung a su lado, seguían dudando de todo lo que había a su alrededor, es decir, Jimin era consiente de que Jungkook nunca conoció al Tae, pero a veces cuando hablaban de él, el pelinegro no se sentía ajeno al castaño, parecía conocerlo más de lo que demostraba y eso carcomía la cabeza de Jimin. Por su parte Nam no podía evitar relacionarlos, eran tan parecidos que casi creía que tenía a su hermano enfrente, y no, no era en lo físico si no en su forma de ser, era gracioso porque mientras Taehyung se consideraba el más extrovertido, la realidad era que era el más introvertido de todos ellos, y mientras Jungkook creía que era demasiado introvertido, la realidad era que podía ser incluso más extrovertido de lo que creía ser.

Finalmente después de que Jungkook preparara su comida, ambos se acostaron en la cama y se dispusieron a ver la película. Ambos permanecieron callados por un rato, y Tae, aunque trataba de concentrarse en la película no podía evitar tener su mente en otro lado, de hecho con el rubio, que, a kilómetros de ahí, estaba acurrucado con un extraño para el castaño. El algún punto, se dio cuenta de los cabellos del pelinegro haciendole cosquillas en la barbilla, no supo en qué momento Jungkook se recostó en su pecho, ni tampoco se dió cuenta en qué momento comenzó a acariciar su cabeza en un cariñoso gesto. Para Tae, la confianza que el pelinegro le tenía era demasiado, pero no podía evitar solo aceptarlo, un lado de él le decía a gritos que dejase de engañarse a sí mismo, él estaba muerto, y nada iba a cambiarlo, pero la otra parte solo anhelaba exactamente lo que el pelinegro le daba, la cercanía, el poder tocar a una persona sin ser atravesado, y mejor aún, hablar con él por horas sin sentir que se va a volver loco, Jungkook le estaba dando lo que por tres años deseó que Jimin le diera, y aunque sabia que era imposible, aún así, ahí estaban ellos dos, acostados y abrazados.

Almas EntrelazadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora