Cuando Claudia y Alberto llegaron a la mansión ninguno bajó del carro, tenían que hablar pero ambos continuaban sumergidos en sus pensamientos.
Por un lado, Claudia no dejaba de pensar en el momento que el joven hombre detrás del mostrador le entregó los boletos del viaje, fueron apenas unos segundos que se habían sentido eternos mientras contempló los tickets sabiendo lo que significaban.
Una parte del viaje para ir a visitar a Yera estaba comenzando, y les dejaba a ambos chicos una mezcla de emociones, desde la añoranza hasta los nervios que se arremolinaban en el estómago.
Habían ido a comprar los pasajes al centro del pueblo, era el único lugar que vendía los boletos de tren y otro tipo de pasajes, pero los chicos Santos ocupaban en específico el tren que partiría desde el pueblo del Nido que estaba a sola una hora de distancia de Everhill.
Maya dijo que ocupaban irse en el siguiente viaje disponible, y ese sería el día siguiente.
Solo un día, pensó Claudia, en menos de veinticuatro horas estarían saliendo de la mansión para buscar a Yera.Era un viaje apresurado en el que solo irían Maya, Alberto y Claudia.
La bruja les había dicho que era necesario que fueran porque ellos representaban el hogar que Yera dejó atrás.
Ambos aceptaron, pero Claudia aún podía sentir el rechazó que se había instalado en Alberto desde que Maya habló de hacer ese viaje.-Mañana nos vamos-dijo Claudia para terminar con el silencio dentro del vehículo.
-Hay que celebrarlo-respondió el chico Santos de manera sarcástica.
-Oye, ¿Puedes dejar esa actitud conmigo?
-¿No estas de humor para una broma?
-Es lo más alejado a una broma-aclaró Claudia-intenta verle el lado bueno a lo que haremos.
-¿Lo tiene?
-¡No lo sé!-exclamó ella llevada por la frustración que también compartía con su primo-tu eres el entusiasta todo el tiempo, y ahora pareces enojado. Se que hicimos la promesa de no molestar a Yera, pero esto es más importante.
-No estoy enojado-aclaró Alberto-y sé que esa promesa pierde el sentido cuando hablamos del maldito libro, y la seguridad de Yera-el chico suspiró antes de continuar-debes admitir que es una situación extraña.
-Lo sé. Pero es el resultado de los sentimientos que tenemos por ella; cariño, tristeza y algo de resentimiento.
-Temor-agregó Alberto-a no saber quién es mi prima ahora.
-También lo he pensado-admitió Claudia-en mi mente hay dos Yera, la chica tradicional que ama a su familia y el don, y la atormentada que no puede seguir siendo parte de su familia.
Claudia se miró la mano derecha, y en la palma resplandecía la cicatriz que siempre le recordaba el día que intentó detener a sus prima menor de cortarse las venas, y eso siempre dolía.
-A pesar de eso-siguió diciendo la chica Santos-quiero ir, necesito verla con mis propios ojos.
Alberto sonrió como una respuesta, no era de diversión o alegría, sino un gesto ante su falta de respuesta, un no era vacío, y el si aún más.
-¿Quién se lo dirá?-preguntó Alberto-a Bastian.
-¿A que te refieres?
-Sobre el viaje.
-Bueno, no he pensado en eso-admitió Claudia-pero creo que deberíamos mantenerlo al margen.
-Tal vez quiere... ¿mandarle un mensaje?, o no lo sé, pero se trata de su esposa e hijos.
ESTÁS LEYENDO
La mansión Santos: Alma eterna
FantasiDespués de un año bajo una maldición, la familia Santos pasa por otro inesperado suceso cuando un miembro de la familia que murió regresa. Este nuevo acontecimiento traerá más problemas al descubrir que están unidos con una familia de brujas que des...