17

22 3 0
                                    


El libro era una bitácora o algo parecido y entre sus hojas había dos imágenes de ultrasonido. Un feto. Apretó el objeto entre sus manos y lo lanzó a una esquina malhumorada, era una maravilla encontrar eso justo ahora. Se dijo a sí misma con una sonrisa burlona en su cara sujeto sus cabellos cansada.

Era furiosamente claro que haberla enviado ahí precisamente era con intención "Revisa los documentos" "Trae el documento XX2 de la habitación X" Si claro, aunque por lo que había revisado no quedaban mucho en buen estado. No le daría la satisfacción de reaccionar sobre ello, no era algo nuevo la idea de que era un objeto.

Después de unos días había vuelto a salir con Juugo, esta vez estaban en la costa, tenían que esperar un paquete que llegaría esa noche, por mientras ambos estaban relajados frente al mar, el pelo naranja estaba tranquilo en la orilla disfrutando, ella solo estaba recostada en la arena con los ojos mirando el cielo. Eso hasta que se enderezó quedando sentada y mientras sacudía la arena observó al chico acercándose con algunas caracolas en mano.

- ¿Sabes? El silencio suele ser a veces el mejor lugar donde puede uno esconderse de los demás. Pero no hay silencios que no sean olas que revienten contra uno mismo-

Juugo bajó la mirada incapaz de mantenerlos fijos contra un verde tan puro como el de los ojos ajenos que le empujaban a cambiar, a mejorar, a ser libre. Aun cuando ella elegía permanecer encadenada.

Pero todos eran ajenos de cuanto ella había intentado.

Él dejo lo que había recogido en su bolso y se dirigió a ella de nuevo.

- ¿Han sido muchas las olas que han reventado contra usted? Sakura-san-

-...aún sigo de pie en la orilla...no tiene que ser lo mismo para ti, Orochimaru solo te está utilizando ahora, eres un experimento defectuoso no como yo-

-pero, la marca...-

-Konoha y Oto no son las únicas aldeas del continente niño, habrá alguien afuera que sepa sellarla o en el mejor de los casos eliminarla, el autocontrol es un factor importante y debes cuidar tu chackra, podría ayudar, aunque sería solo temporal, -

- ¿Y usted no desea volver a su aldea? ¿O irse de aquí? -

Preguntó curioso jugando con la arena que resbalaba entre sus dedos. La vacía y alejada playa les ofrecía cierta privacidad.

-tú aún tienes mucho por conocer, aunque no sea demasiado mayor he vivido mucho, y no importa a qué lugar haya ido, jamás encontré un lugar al que valiera la pena llamar hogar, este no lo es, para ninguno, pero no tienes que vivir como yo-

Cuando volvieron casi dos semanas después Kabuto los estaba esperando, recibió los materiales y le indico a Sakura que Orochimaru la esperaba, la roseta inmutable solo asintió y después de una rápida mirada a Juugo se perdió por los pasillos.

Cuando llego al laboratorio miro solo por un segundo la expresión feliz del Sannin antes de desviarla internamente asqueada y sacarse su cinturón de armas y sellos para recostarse en la estéril camilla de hospital, después de mirar fijamente la luz brillante cerró los ojos buscando desconectar todo sensor de dolor de su cuerpo.

Y así, después de la sesión, el resto del día funciono de forma mecánica. Me muevo por inercia. Por costumbre llego a su cuarto y se encerró. Porque no podía permitirse un segundo de distracción. Si lo hacía, se caería a pedazos.

"Voy a quebrarme en fragmentos y nadie va a poder unir mis piezas nunca."

Volvió a hundirse en la tina buscando silenciar todo y quitar la repugnante sensación en su cuerpo. Cada día le costaba un poco más mantener la idea de seguir viva.

Sakura no Masuku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora