"Alterando Destinos: El Pasado que Nunca Fue"

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A las afueras de la U.A., Izuku estaba en el escenario al aire libre, entregándose a su música con una intensidad abrumadora que atraía la atención de estudiantes y profesores. La noche estaba envuelta en un ambiente vibrante, pero, entre las sombras, un grupo de figuras enmascaradas se preparaba para atacar. Con astucia, comenzaron a esparcir un gas somnífero que pronto se deslizó por el aire, dejando a los presentes caer uno a uno, inconscientes.

Izuku, alerta, percibió la amenaza de inmediato. Dejó su guitarra a un lado y se lanzó contra los intrusos, mostrando una ferocidad implacable. Con un golpe certero, derribó al primer enmascarado, y luego, en un movimiento fluido, eliminó a otro que intentaba atacar desde el lado. La electricidad de las redes que intentaron lanzarle parecía no afectarlo; su furia lo mantenía en pie, cada golpe tan brutal como el anterior.

Sin embargo, la resistencia no duraría para siempre. Los enmascarados, viendo que sus tácticas iniciales fallaban, comenzaron a dispararle dardos sedantes. A pesar de que varios dardos se clavaron en su piel, él continuó luchando con una furia impresionante, derribando a otros atacantes. Pero, con cada movimiento, sus fuerzas se desvanecían y su visión se tornaba borrosa.

En un momento crítico, uno de los enmascarados se acercó por detrás y, con un golpe contundente de la culata de su arma, lo hizo caer al suelo, dejándolo inconsciente. La última nota de su guitarra resonó en el aire, mientras los enmascarados se aseguraban de que estuviera inmovilizado.

Mientras el sonido de las hélices resonaba en la distancia, un helicóptero se acercaba, descendiendo entre la oscuridad. Con prisa, los enmascarados levantaron a Izuku y lo subieron al interior del helicóptero. El motor rugió mientras el aparato comenzaba a elevarse, llevándose a Izuku lejos de la U.A., dejando un inquietante silencio tras su partida.

Los ecos de la música que había llenado el aire se desvanecieron, y la escena quedó suspendida en un abismo de incertidumbre, con el destino de Izuku ahora en manos de sus captores..

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presente

Era sábado por la mañana, y el sol comenzaba a asomarse a través de las cortinas. Izuku dormía profundamente, relajado y rodeado de sus amadas novias. Mei estaba abrazada a su brazo izquierdo, Kendo al derecho, y Jirou se había acomodado encima de él, abrazándolo con cariño y momo estaba en la orrilla ya que se habia movido.

En medio de la paz, un pequeño llanto rompió el silencio. Eri se había despertado en su cuna y empezó a llamar la atención con su llanto suave.

Izuku, aún adormilado, intentó levantarse para atenderla, pero para su sorpresa, Momo ya se estaba moviendo. Con una sonrisa, ella se levantó de la cama, tomando una camiseta de Izuku y deslizándosela para cubrirse. Él la observó mientras se dirigía hacia el cuarto de Eri, y dejó escapar un suspiro satisfecho, recostándose de nuevo para disfrutar de unos minutos más de descanso.

Antes de volver a dormirse, sintió cómo Mei lo abrazaba con más fuerza, acurrucándose contra él, mientras Kendo hacía lo mismo desde el otro lado. Jirou, que seguía encima de él, también se acomodó, abrazándolo con una sonrisa de satisfacción incluso mientras dormía. Izuku cerró los ojos, sintiendo la calidez y el amor de sus novias que lo rodeaban.