CAPITULO 4

2 0 0
                                    

ALINA

— Dom merece un aumento — la molesto.

— ¡Oye! ¡Siempre te pones de su lado! — me reclama apuntándome con un dedo.

— Cora, si te pusieras un poquito en su lugar, verías lo duro que le pones el trabajo con todos tus desplantes.

Ella me mira sonrojada y tose un poco antes de acomodarse mejor en su silla.

Espera, acaso ella...

<< Figlia di >>

— ¡Te lo estás follando!

— ¡Por supuesto que no! — niega rápidamente.

— Se me hace que por supuesto que si— me burlo.

— ¡No es cierto!

— ¡Lo es!

— ¡No!

— ¡Ni siquiera me gusta!

— Si claro y yo soy la esposa de un mafioso— replico con sorna.

Silenzio, e no, non lo scopo. (Silencio, y no, no me lo follo)

— Negami che non l'hai immaginato nemmeno una volta(Niégame que no lo has imaginado ni una sola vez) — le reto.

Pasan unos segundos hasta que decide responder.

— No.

Justo cuando intento replicar, suena su teléfono con una llamada.

E parlando del re di Roma.

Antes de que tome rápidamente el teléfono alcanzo a ver el nombre de Dom en la pantalla.

<< Sucia rata de alcantarilla >>

— ¿Quién es? — pregunto con falsa curiosidad.

— Dominic.

¿Ya no es Dom?

— Voy a contestarle solo porque se encarga de mi seguridad y puede ser importante, tal vez mis padres tienen algo que decirme. — se apresura a decir.

— Si fuera importante, ¿no crees que ellos que comunicarían directo contigo?

Me lanza una mirada de fuego que ignoro. Este juego está comenzando a gustarme.

— No, porque Dom... Dominic es mi guardaespaldas y él se encarga de todo eso, así que si me disculpas debo responder, te veo luego.

— Como digas, adiós.

La veo alejándose hacia los pasillos que conducen a los salones.

***

La impaciencia de mi padre puedo notarla en las repetidas ocasiones que mira el reloj como esperando a que algo suceda.

Me citó en la sala de la casa después de volver de la universidad, pero no ha querido decirme absolutamente nada. Lo único que hago es intercalar mis miradas entre el y mamá, que está sentada en el mueble de al lado con la mirada perdida.

Papá comienza a perder la paciencia cuando el reloj marca las seis de la tarde. La puerta principal se azota avisando la llegada de alguien.

Mi mamá se levanta rápidamente del mueble y mi padre fija su vista en el hombre que atraviesa el pasillo principal como si fuera suyo. Mis ojos se conectan por inercia con el hombre trajeado que se acerca a pasos firmes hacia mi padre.

— Gracias por venir, Don— papá le extiende la mano al hombre.

El ni siquiera hace el amago de responder el saludo y mi papá desiste bajándola con un deje de molestia.

Perversa Venganza (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora