Capítulo 25

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Valeria se despertó al día siguiente con una sensación de inquietud. El mensaje de García de la noche anterior había dejado una marca en su mente, aunque había decidido no responder, no podía dejar de pensar en ello. La oferta de García, aunque formulada de manera aparentemente inocente, tenía un tono que no podía ignorar. Sin embargo, Valeria sabía que su intuición no la había llevado por mal camino hasta ahora, así que decidió mantenerse cautelosa.

El día comenzó como cualquier otro en la clínica, con una rutina que Valeria encontraba cada vez más reconfortante. Atender a sus pacientes y concentrarse en su trabajo le daba un propósito que la ayudaba a mantener el dolor y la confusión a raya. Pero, a medida que avanzaba la mañana, no pudo evitar notar la tensión que se acumulaba en el ambiente. Sus colegas parecían más callados de lo habitual, y Clara, que siempre tenía una sonrisa en los labios, estaba particularmente distante.

Durante el almuerzo, Valeria decidió abordar la situación. Sabía que Clara era una de las pocas personas en la clínica que sabía sobre su reciente ruptura con Bastian, y si alguien podía ayudarla a entender lo que estaba pasando, era ella.

—Clara, ¿todo está bien? Te noto un poco distante hoy —dijo Valeria mientras se sentaban en la pequeña sala de descanso, alejadas de los demás.

Clara la miró con una mezcla de preocupación y algo que Valeria no pudo identificar de inmediato.

—Es solo... he estado escuchando algunas cosas, Valeria. Y no quiero alarmarte, pero creo que deberías saberlo —dijo Clara, bajando la voz como si temiera que alguien pudiera escucharla.

Valeria sintió cómo una sensación de nerviosismo crecía en su interior.

—¿Qué cosas, Clara? ¿Qué está pasando? —preguntó, tratando de mantener la calma.

Clara dudó por un momento antes de continuar.

—Algunos de nuestros colegas han estado hablando sobre García. Parece que ha estado haciendo comentarios sobre ti... nada directamente inapropiado, pero suficientes para que la gente empiece a notar que tiene un interés más allá de lo profesional. Y considerando que él tiene cierta... reputación, creo que deberías tener cuidado.

Valeria sintió un escalofrío recorrer su espalda. Había oído rumores sobre García antes, sobre su manera de tratar a las mujeres en la clínica, pero nunca le había prestado mucha atención. Siempre había creído que podía manejar cualquier situación por sí misma, pero ahora, con la advertencia de Clara, no podía simplemente ignorarlo.

—Gracias por decírmelo, Clara. Lo tendré en cuenta. Y, por favor, si escuchas algo más, dímelo —respondió Valeria, tratando de no mostrar el nerviosismo que sentía.

Clara asintió, visiblemente aliviada de haber compartido la información.

—Lo haré, Valeria. Y recuerda, no estás sola en esto. Si necesitas algo, estoy aquí para ti.

La tarde transcurrió con una sensación de incomodidad que Valeria no pudo sacudirse. Cada vez que pasaba cerca de García, sentía sus ojos sobre ella, y aunque él no decía nada fuera de lugar, la intensidad de su mirada era suficiente para ponerla en alerta.

Cuando la jornada laboral llegó a su fin, Valeria se sintió aliviada de poder irse a casa. Mientras caminaba hacia la salida, notó que Dereck la estaba esperando cerca de la puerta. Su presencia, como siempre, la reconfortó.

—Hey, Valeria. Pensé que podrías querer algo de compañía después de un día largo. ¿Te apetece un paseo? —preguntó Dereck con una sonrisa que irradiaba calidez.

Valeria lo miró, agradecida por su consideración.

—Un paseo suena bien. Necesito despejarme un poco —respondió, sintiendo cómo la tensión en sus hombros comenzaba a disminuir.

Pasiones que matanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora