Valeria escuchó el tono de desesperación en la voz de Bastian y se sintió abrumada. El deseo de que las cosas fueran diferentes, de que su relación pudiera ser lo que alguna vez soñaron, estaba claramente presente en sus palabras. Sin embargo, también había una parte de ella que sabía que regresar a lo que era antes no era la solución mágica que él parecía proponer.
—Bastian, esto no es solo sobre querer que funcione —dijo Valeria, con un nudo en la garganta—. Es sobre entender por qué no funcionó antes y si realmente hemos cambiado lo suficiente como para que sea diferente esta vez. Necesitamos tiempo para reflexionar y, más importante aún, para sanar. No puedo simplemente volver atrás sin estar segura de que esto es lo mejor para ambos.
Hubo un silencio en el otro extremo de la línea, y Valeria pudo imaginar a Bastian luchando por encontrar las palabras adecuadas. Finalmente, él habló, su voz más suave pero aún cargada de emoción.
—Tienes razón, Valeria. Pero quiero que sepas que estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para trabajar en nosotros. Quiero buscar ayuda, terapia, lo que sea que necesitemos para resolver nuestras diferencias. Solo pido la oportunidad de demostrarte que puedo cambiar.
Valeria cerró los ojos, sintiendo el peso de la decisión que tenía que tomar. La promesa de cambio y las viejas esperanzas se entrelazaban en su mente, y se preguntó si realmente podrían lograr lo que una vez les pareció imposible.
—Déjame pensarlo, Bastian. No quiero apresurarme a tomar una decisión que pueda arrepentirme más tarde —dijo finalmente, tratando de sonar resoluta.
—Lo entiendo. Tómate el tiempo que necesites. Estaré esperando, Valeria —respondió Bastian, antes de colgar.
La llamada dejó a Valeria con una mezcla de sentimientos contradictorios. Por un lado, el deseo de que las cosas fueran diferentes la tentaba. Por otro, la necesidad de protegerse y de seguir adelante sin las cadenas del pasado la mantenía firme. Sabía que necesitaría tiempo para procesar todo, pero también sabía que no podía permitirse quedar atrapada en una espera interminable.
Esa noche, Valeria se sentó en su sala, rodeada por el silencio de su apartamento. Decidió tomar un baño largo y relajante para despejar su mente. Mientras el agua caliente envolvía su cuerpo, trató de meditar sobre lo que realmente quería. La incertidumbre era una constante en su vida en ese momento, pero también había algo de claridad en la honestidad de Bastian. El tiempo diría si era suficiente para reconstruir lo que se había perdido.
Al día siguiente, Valeria decidió ir a la clínica para encontrarse con Clara y hablar sobre lo que había pasado con Bastian. Necesitaba consejo y, más que nada, el apoyo de su amiga.
Clara la recibió con una sonrisa cálida, aunque Valeria notó que su expresión también mostraba cierta preocupación.
—Hola, Valeria. ¿Cómo estás? —preguntó Clara mientras la guiaba a la sala de descanso.
—Hola, Clara. Estaba pensando en hablar contigo sobre algo —dijo Valeria, sentándose con un suspiro—. Recibí una llamada de Bastian anoche. Quiero que sepas que está dispuesto a hacer lo que sea necesario para que funcionemos, y me pidió tiempo para demostrarlo.
Clara la miró con atención, como si evaluara cada palabra que Valeria decía.
—Eso es... significativo. Pero, ¿cómo te sientes tú con eso? —preguntó Clara, buscando entender la perspectiva de Valeria.
—No lo sé aún. Por un lado, quiero creer que puede cambiar, que podemos encontrar una solución a nuestros problemas. Pero también tengo miedo de volver a caer en los mismos patrones destructivos —respondió Valeria, con una voz cargada de indecisión.
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Pasiones que matan
RomanceEn un renombrado hospital de la ciudad, Valeria comienza su especialización en ginecología bajo la tutela del reconocido doctor García, un hombre con secretos tan oscuros como su apellido. Aunque su enfoque está en el futuro brillante de su carrera...