El tiempo continuó avanzando y Valeria encontró una nueva rutina en su vida diaria. La combinación de su trabajo en la clínica, su terapia personal y su compromiso con Bastian estaba formando una estructura que la mantenía ocupada, pero también reflexiva. Había momentos en los que sentía que estaba ganando terreno en su vida, pero también había días en los que la incertidumbre y las viejas heridas volvían a aflorar.
Una tarde, después de una sesión particularmente intensa con su terapeuta, Valeria se sentó en un banco del parque cercano a la clínica, buscando un respiro antes de regresar a casa. Estaba revisando unas notas en su teléfono cuando de repente, vio una figura familiar acercándose. Era García, que al parecer también estaba disfrutando del parque en su tiempo libre.
—¡Valeria! —exclamó García al verla, con una sonrisa que parecía genuina.
Valeria levantó la vista y forzó una sonrisa, aunque no pudo evitar sentir una ligera incomodidad.
—Hola, García. ¿Cómo estás? —preguntó, tratando de mantener la conversación en un tono cordial.
García se sentó junto a ella, sin pedir permiso, y Valeria sintió un pequeño sobresalto.
—Bien, gracias. Estaba caminando para despejar la mente. ¿Cómo va todo contigo? —preguntó García, inclinándose ligeramente hacia adelante con una expresión de interés.
Valeria se tomó un momento para considerar su respuesta. Aunque no quería profundizar demasiado en su vida personal, también no quería parecer distante.
—Bueno, estoy ocupada con el trabajo y con algunos cambios en mi vida. Estoy tratando de encontrar un equilibrio entre todo lo que está pasando —respondió, sin entrar en detalles.
García asintió, su mirada fija en Valeria.
—Entiendo. Los cambios pueden ser desafiantes. Si alguna vez necesitas hablar o desahogarte, sabes que puedes contar conmigo —dijo, con una tonalidad que parecía preocupada pero que Valeria interpretaba como ambigua.
Valeria agradeció el ofrecimiento, aunque sus instintos le decían que debía mantenerse cautelosa. La conversación continuó en un tono superficial y amistoso, pero Valeria no pudo evitar preguntarse cuál era realmente la intención de García al acercarse de esa manera.
Después de despedirse de García, Valeria se dirigió a su apartamento con una sensación de agotamiento. La interacción con García había sido un recordatorio incómodo de que su vida estaba llena de personas que no siempre eran lo que parecían. Se sumergió en su rutina nocturna, preparándose para un día más que prometía ser igual de complejo.
Al día siguiente, Valeria tenía una reunión programada con Bastian. Habían acordado que se verían para hablar sobre el progreso que ambos habían hecho desde su última conversación. La reunión se llevó a cabo en una pequeña cafetería, un lugar neutral y tranquilo donde pudieran hablar con calma.
Cuando Bastian llegó, Valeria notó que su expresión mostraba una mezcla de nerviosismo y esperanza. Se saludaron con un abrazo cordial, y se sentaron en una mesa apartada.
—Valeria, me alegra verte. He estado trabajando en lo que hablamos y he comenzado la terapia. Ha sido difícil, pero creo que estoy comenzando a entender algunas cosas —dijo Bastian, con un tono sincero.
Valeria lo miró con atención, tratando de leer entre líneas.
—Me alegra escuchar que estás comprometido con el proceso. Pero también necesito saber cómo te sientes en cuanto a nosotros. ¿Crees que estás listo para enfrentar los problemas que tuvimos antes? —preguntó Valeria, con una voz que transmitía tanto esperanza como preocupación.
Bastian respiró hondo y asintió.
—Sí, siento que he hecho progresos y que puedo abordar las cosas de una manera más saludable. Sin embargo, entiendo que esto es solo el comienzo. Estoy dispuesto a seguir trabajando en mí mismo y en nuestra relación —dijo, mostrando un grado de vulnerabilidad que Valeria apreciaba.
Valeria lo miró y asintió lentamente.
—Eso es un buen comienzo, Bastian. Pero, como mencioné antes, no puedo comprometerme completamente sin ver un cambio constante. Necesitamos establecer una base sólida y trabajar en construir una relación en la que ambos nos sintamos valorados y comprendidos —respondió Valeria, con firmeza pero sin perder la empatía.
La conversación continuó, con ambos compartiendo sus pensamientos y sentimientos de manera abierta. Aunque era un proceso largo y complejo, Valeria sintió que estaban avanzando hacia una mejor comprensión mutua. El desafío ahora era mantener esa comunicación abierta y seguir trabajando en los problemas que aún necesitaban ser abordados.
Esa misma semana, Valeria se encontró con Dereck para su encuentro de café. La reunión se llevó a cabo en un acogedor café de la esquina, donde la conversación fluía con facilidad. Valeria compartió con Dereck algunos de los avances que había hecho con Bastian y cómo estaba manejando la situación con García.
—Parece que estás manejando todo de una manera muy madura, Valeria. A veces, es difícil equilibrar las expectativas de los demás con lo que realmente necesitamos para nosotros mismos —dijo Dereck, mientras disfrutaba de su café.
Valeria asintió, sintiendo un alivio al poder hablar abiertamente con alguien en quien confiaba.
—Sí, ha sido un desafío. Pero me doy cuenta de que lo más importante es mantenerme fiel a mí misma y a mis valores. No puedo permitir que las personas a mi alrededor influyan demasiado en mis decisiones —respondió Valeria.
La conversación continuó en un tono relajado y reflexivo, y Valeria se sintió fortalecida por el apoyo de Dereck. Su amistad era una fuente de estabilidad en medio de la tormenta emocional que estaba atravesando.
Esa noche, Valeria llegó a casa sintiéndose reflexiva. A medida que se preparaba para dormir, revisó sus notas y pensamientos en su diario, buscando claridad sobre sus sentimientos y sus decisiones. Sabía que la clave para avanzar era mantenerse fiel a sí misma y ser consciente de lo que realmente deseaba para su futuro.
El día siguiente llegó con su propio conjunto de desafíos. Valeria tuvo una sesión de terapia particularmente profunda, en la que exploró más a fondo sus emociones sobre la relación con Bastian y la influencia de García en su vida. La sesión le proporcionó una mayor comprensión de sus propios sentimientos y le ayudó a identificar áreas en las que necesitaba seguir trabajando.
A medida que pasaban los días, Valeria se enfocó en su propio crecimiento personal y en la construcción de una base sólida para su futuro. La relación con Bastian seguía siendo un trabajo en progreso, pero Valeria estaba comprometida a hacer que funcionara, siempre y cuando ambos pudieran continuar avanzando con honestidad y esfuerzo.
La vida seguía su curso, con sus desafíos y sus momentos de alegría. Valeria estaba aprendiendo a navegar por las complejidades de sus relaciones y de sus propias emociones. Aunque el futuro seguía siendo incierto, sentía que estaba en el camino correcto, construyendo una vida que reflejaba sus valores y sus deseos más profundos.
A medida que la primavera se acercaba, Valeria encontró un nuevo sentido de renovación en su vida. Las flores comenzaban a florecer, y con ellas, la esperanza de que el cambio y el crecimiento eran posibles, tanto en su vida personal como en sus relaciones. Con cada día que pasaba, Valeria se sentía más en paz consigo misma y más preparada para enfrentar los desafíos que el futuro le tenía reservado.
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Pasiones que matan
RomansaEn un renombrado hospital de la ciudad, Valeria comienza su especialización en ginecología bajo la tutela del reconocido doctor García, un hombre con secretos tan oscuros como su apellido. Aunque su enfoque está en el futuro brillante de su carrera...