VEINTIDÓS

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Un mes. Habían pasado exactamente treinta días desde que Baekhyun se fue, pero no era solo el tiempo que había transcurrido lo que me hacía sentir tan extraño. Era la sensación de que algo había cambiado dentro de mí. Algo que ni el frío de diciembre, ni la distancia, ni las videollamadas que nos hacían sentir cerca, podían calmar.

Sabía que Baekhyun estaba a miles de kilómetros de distancia, pero las palabras que siempre me dejaba al final de nuestras conversaciones aún me rondaban en la mente. "En febrero voy a tomar unos días de vacaciones, Jungkook. Nos vamos a ver pronto". Siempre lo decía con esa seguridad, como si las cosas pudieran seguir como antes. Como si nada hubiera cambiado.

Hoy era el primero de diciembre, el día en que todo parecía quedar en pausa, como si el mundo quisiera darnos un respiro. Taehyung y yo salimos a caminar bajo el cielo gris, pero el aire fresco no parecía hacernos ningún daño. Había algo mágico en la quietud de esa mañana.

Caminar con Taehyung siempre era diferente. La manera en que sus ojos brillaban bajo la tenue luz del sol invernal, la forma en que se movía con esa elegancia natural de alguien que no pertenece del todo a este mundo… Me hizo recordar, una vez más, que Taehyung no era como los demás. Era un vampiro. Y yo lo sabía, lo había sabido desde el principio y, sin embargo, me había enamorado de él.

La nieve comenzó a caer lentamente, como si el mundo decidiera cubrirse de blanco antes de que pudiera detenerlo. Al principio, no lo noté. Estaba demasiado concentrado en mis pensamientos, demasiado envuelto en el caos de emociones que me atravesaban. Pero cuando miré a Taehyung fue como si todo se hubiera detenido.

—¿Sabías que si dos personas ven la primera nevada juntas, estarán juntas para siempre? —preguntó Taehyung con su voz profunda y suave.

La nieve caía a nuestro alrededor, cubriendo la calle, el suelo, el aire.

—¿Tú lo crees? —pregunté, aunque no necesitaba una respuesta.

Taehyung me miró a los ojos, esos ojos oscuros como la noche, pero que en ese instante reflejaban la luz del día, como si, al mirarme, todo en su mundo cobrara sentido. Me tomó la mano sin apartar la mirada.

Nos detuvimos en medio de la calle, rodeados por la nieve que seguía cayendo en pequeños copos, como si el mundo quisiera envolverse en nosotros. Y ahí, en ese momento perfecto, en ese instante suspendido entre el tiempo y el espacio, su mano encontró mi rostro, tocándome suavemente.

Miré sus labios y todo lo que había en mí y antes de que pudiera procesar mis pensamientos, Taehyung se acercó lentamente. Nuestras respiraciones se mezclaron y fue como si el mundo entero dejara de existir.

Cuando nuestros labios se encontraron, la nieve dejó de caer, el viento se detuvo y el tiempo mismo pareció pausarse. Fue un beso suave, tierno. Fue un beso que hablaba de destino, de la inevitable conexión que existía entre nosotros y de lo que realmente significaba estar juntos.

Nos separamos lentamente, sin querer romper la magia del momento. Taehyung, con una sonrisa que solo él podía tener me miró a los ojos y esa chispa que siempre había estado entre nosotros brilló con más fuerza que nunca.

—Te amo —dijo, sus palabras casi perdidas entre el susurro del viento, pero tan claras como el cielo despejado sobre nosotros.

Mi corazón se detuvo por un segundo y luego se aceleró. Sentí una oleada de emoción que no sabía cómo expresar. Yo también lo amaba, más de lo que las palabras podían decir. Y con una sonrisa que era solo mía para él le respondí con lo que sabía que era la verdad.

—Te amo —dije y, al igual que él, mis palabras eran sencillas, pero profundas.

La nieve caía a nuestro alrededor, cubriéndonos y sentí que ese momento sería eterno. Sabía que todo lo que habíamos vivido hasta ahora, cada desafío, cada encuentro, cada palabra y cada silencio, nos había llevado a este instante. A este beso bajo la nieve. A este amor que, aunque fuera imposible de explicar, era el más real que jamás habría conocido.

Nos miramos un momento más, y el mundo volvió a moverse. Pero algo en el aire había cambiado. Estábamos juntos, y eso era todo lo que importaba.

❄️

La pequeña plaza estaba cubierta de nieve, las luces de Navidad brillaban a lo lejos y el aire frío se sentía reconfortante. Caminábamos juntos entre la multitud, con las huellas de nuestros pasos quedando marcadas en el suelo blanco.

Justo entonces, nos detuvimos frente a un hombre mayor tocaba una guitarra vieja. Y sin previo aviso, Taehyung miró hacia mí con una chispa en sus ojos.

—¿Te gustaría escuchar algo especial?

Yo asentí curioso.

Taehyung se acercó al hombre con la guitarra, comenzó a hablar con él en voz baja, algo que no pude escuchar debido al murmullo suave del viento y las conversaciones lejanas de la plaza. El anciano, al principio sorprendido, asintió con una sonrisa cuando Taehyung le pidió la guitarra. Sin dudarlo le entregó el instrumento con un gesto de gratitud y Kim le dio el gran abrigo que tenía puesto.

Con la guitarra en las manos, Taehyung se alejó ligeramente hacia un banco cercano y se sentó con una elegancia natural. No necesitaba preguntar qué iba a hacer. Colocó la guitarra sobre sus piernas con una familiaridad y naturalidad que me hicieron sonreír.

Sus dedos comenzaron a deslizarse por las cuerdas. La melodía que emergió de la guitarra era suave y mis ojos se llenaron de emoción al escuchar las primeras notas y cuando sus labios se abrieron para cantar, mi corazón dio un salto.

Looks like a winter bear, you sleep so happily... I wish you good night, good night, good night...

No podía apartar la mirada. Había algo en la forma en que Taehyung tocaba y cantaba que me hacía sentir como si todo lo demás desapareciera.

Sleep like a winter bear...

Estábamos allí, en esa plaza solitaria, rodeados de nieve y personas que habían empezado a acercarse, pero todo lo que importaba en ese instante era él, su voz, la guitarra y las palabras de la canción.

Cuando terminó, el silencio quedó flotando en el aire y la última nota se desvaneció en el viento helado. Me senté junto a él, sin palabras, solo con una mirada que expresaba lo que mis labios no podían. Taehyung me miró a los ojos, como si hubiera estado esperando ese instante y luego, sin más, me susurró:

—La escribí para ti el día que tuvimos nuestra noche de películas de terror y te quedaste dormido.

El anciano, que había estado observando en silencio, nos sonrió desde lejos antes de darse vuelta e irse.

El anciano, que había estado observando en silencio, nos sonrió desde lejos antes de darse vuelta e irse

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Escarlata | KTH + JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora