Después de que Alastor confesara sus sentimientos a Charlie, ella correspondió, ya que sentía lo mismo. Ellos mantenían su relación en secreto, evitando los posibles problemas por lo mismo, aunque no por mucho tiempo sería así.
Esta es una VERSIÓN M...
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Advertencia: Escenas explícitas, se recomienda discreción.
⁃ Narrador Omnisciente
Sabía que la vigilaban, pero no tenía idea de quién, aún así no es como si pudieran hacer mucho con ella, pues era cuidadosa y astuta en qué movimientos hacer y a donde dirigirse.
Además tenía una ventaja de su lado, era un chica solitaria y nunca hablaría con alguien sobre sus planes, más si era en contra de la misma hija de Lucifer; demonio del cual estaba trabajando para él.
Aunque Charlie no lo dijera a sus invitados, ella sabía a la perfección que el rey del infierno iría al hotel en los próximos dos días, recibió la noticia mucho antes que la princesa y se sentía bien con eso, que a ella le avisaran todo a primera hora, sólo para estar dos pasos adelante de sus enemigos.
Observaba el cielo de color rojo, uno intenso y brillante. Se encontraba en el techo de un edificio cualquiera, a veces le gustaba sumergirse y escuchar los ruidos de su alrededor desde que era pequeña, el único contraste es que en el infierno albergaban gritos de sufrimiento, otros de diversión por tomar alcohol y sustancias de dudosa procedencia, también gemidos de satisfacción en algunas habitaciones o callejones muy obscuros. Milagrosamente no había ruidos de armas o bombas explotando, eso si le causaba más molestia que los demás ruidos.
Se asomó y vio una pareja de pecadores juntos, estaban abrazados, eran diferentes a los demás que sólo se juntaban a fornicar y besarse sin parar, ellos no lo hacían, simplemente estaban abrazados y acompañándose.
Diana se sintió triste, su soledad le gustaba, pero como hubiera deseado ser compañera de alguien más o que alguien la acompañara a ella, un amor sincero, tener a su familia completa y no hubieran sufrido tanto en vida.
Recordó a las parejitas del hotel, que aunque trataran ellos de ocultarlo, eran demasiado obvios.
Vaggie y Angel Dust, la parejita que menos esperó, una estrella porno —que tenía en mente que era gay— y una demonio cualquiera, exnovia de la princesa del Infierno. A pesar de que a simple vista se molestaban como si se odiaran mutuamente, en secreto se amaban y ninguno decía nada acerca de lo que sentían, puesto que ambos pensaban que no serían correspondidos, lo cual era todo lo contrario.
Husk y Nifty, una curiosa pareja, una loca obsesionada por los chicos malos y el otro gato que se emborrachaba de whisky o cualquier otra botella de alcohol. Dos locos que ocultaban de muy buena manera lo que sentían, aunque la pequeña pelirroja se insinuaba más y le gustaba que la rechazaran de manera horrible, más si venía de parte de Husk.
Y por último, pero no menos importante, Alastor y Charlie, se podría decir que la pareja prohibida, aquella que ocultan todo tipo de acciones al mundo y publico, cuando en privado se podían abrazar y besar, siendo confidentes y juraban entregar su vida uno por el otro, porque de eso se trataba su amor, del algo sincero, fiel y duradero.
Vaya que la envidia que le tenia a la rubia era grande, obtuvo el amor de sus padres cuando era pequeña, un techo en donde vivir, comida en su mesa que nunca le faltaba, vestimenta para cubrirse de las miradas pervertidas de la gente o que no le afectara el clima, una pareja que la amaría hasta el final de sus días, amigos que la apreciaban por cómo es. Por supuesto que había excepciones, no todos en el infierno la adoraban por su tonta idea de llevar a los demonios a su redención y que llegaran al cielo; se había convertido en una burla pública, su presentación en el noticiero tampoco le benefició.
Diana agradecía que ella fuera una tonta en ciertos aspectos, pero no debía confiarse demasiado, a veces los golpes por la espalda eran los más fuertes y que la dejarían débil, por lo que tener la guardia en alto es importante.
Se levantó y estiró, quería divertirse un poco antes de poner en marcha sus planes que comenzarían la siguiente noche. Entró a un bar, donde comenzó a tomar demasiado, afortunadamente tiene una gran resistencia al alcohol; se dirigió a la pista de baile y se unió a una súcubo atractiva. Los roces de sus pieles, las manos juguetonas de cada una en zonas sugerentes, los castos besos en sus cuellos y labios, cada acción las llevó a una habitación.
La sombra de Alastor miraba todo con asco, así no podía mantener vigilándola, pero por supuesto que en el fondo surgió cierta curiosidad.
¿Cómo podría demostrarle a Charlie la intensidad de su amor? Sabía que su princesa estaba conforme con los mimos y besos que se daban, pero sentía que ella quería llegar a más de manera íntima, sin embargo estaba consciente que él no estaba muy cómodo realizando ese tipo de actos. No obstante, por ella haría hasta lo que nunca pensó hacer.
Decidió observar la sombra en lo más oscuro de la habitación, tomando notas mentales.
La súcubo besaba el cuello de la demonio, esta última soltaba suspiros de placer, al mismo tiempo que deslizaba sus manos hacia la cadera de la súcubo, pellizcando sus carnes con delicadeza.
Diana se había dado cuenta que la seguían vigilando y en medio del beso sonrió.
━«Que valiente eres, demonio de la radio» ━pensó la azabache y siguió tocando a la súcubo, ahora de una manera más sugerente, llevando una cosa a la otra, inundando la habitación de gemidos de satisfacción e incluso de risas juguetonas.
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La princesa no esperaba la sorpresa que Alastor tenía planeada para ella, si bien al principio le dijo que sería torpe pues no era alguien experimentado, ¡diablos! Manejaba de manera magistral su lengua y tocaba sus puntos débiles, haciéndola gemir y suspirar de placer.
Agregando que sus tentáculos hacían un gran trabajado tocándola.
Sensaciones que pensó no experimentar otra vez, ese día sentía todo de nuevo.
Alastor dormía de manera tranquila encima de ella, la rubia acariciaba sus orejas y sonreía de satisfacción, esa noche había sido de las mejores, a menos que en el futuro experimente más sensaciones, no sabía qué tipo de sorpresas se llevaría estando de lado de él demonio de la radio.
Sentía tranquilidad, cerró sus ojos y se durmió con una gran sonrisa en su rostro.
Esto era la calma que se merecía después de tanto drama.
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