HOSEOK le estaba enseñando a Jungkook la nueva cocina.
—Una gran mejora comentó él, antes de que el le mostrara el resto de la casa.
La reforma estaba casi terminada y solo había tardado unas semanas. Hoseok había trabajado mucho, e incluso había pintado algunas habitaciones. Así se había mantenido ocupado y sin mucho tiempo para pensar.
Jungkook y el habían entrado en una especie de tregua y se mostraban civilizados el uno con el otro.
Aun así, el era consciente de que el problema seguía presente y debía protegerse. No solo de los enfados de Jungkook, como ya le había dicho, sino de algo que era mucho más hiriente.
El recordó las palabras que él le había dicho durante un desayuno.
«Nunca estaremos unidos...».
Hoseok lo guió hasta el piso de arriba, para mostrarle los cambios que había hecho en los dormitorios.
«Aquí habría venido con Jimin. El habría dormido en la habitación principal, mirando el lago que tanto temía».
—¿Qué habitación te gusta para ti? preguntó él.
—¿Para mí?
El no viviría allí. No podría marcharse al extranjero, Jungkook ya se lo había dejado claro, pero se mudaría a algún lugar de Italia.
Quizá a Padua o Verona, para que no pudiera acusarla de irse demasiado lejos. No había pensado mucho en ello, pero quizá era el momento de que empezara a decidir.
Él estaba mirando otro de los dormitorios, con las paredes de color melocotón.
—Este es perfecto para ti le dijo, volviéndose para mirarlo. El no contestó, y lo acompañó para que viera el baño principal.
Había un par de escalones para entrar en él y, con las prisas, el se tropezó. Enseguida, él lo agarró del brazo para estabilizarlo.
—¿Estás bien? había preocupación en su tono de voz.
—Estoy bien dijo el doncel. Se soltó de su mano y entró en el baño.
—Has trabajado mucho dijo él.
—No tanto. El trabajo duro lo han hecho otros.
—No me refería a eso. Has conseguido mucho en poco tiempo. El doncel se encogió de hombros.
—Tenía que mantenerme ocupado. Ya lo dijiste.
—Pero tienes que bajar el ritmo. Ya estás en el segundo trimestre y pronto te harán la ecografía.
—Estoy embarazado, no discapacitado. Él lo agarró del brazo otra vez.
—Hoseok...
—Estoy bien le retiró el brazo. No podía soportar que lo tocara.
Tengo que enseñarte más cosas añadió el doncel.
Durante un instante, Jungkook no se movió y permaneció mirándolo. El pasó a su lado, se dirigió al estudio del piso inferior y abrió la puerta de la terraza. Hacía frío en el exterior, a pesar de que hacía sol. Estaba llegando el invierno.
«Para entonces tengo que haberme marchado».
—He mandado solar la terraza junto al lago, tal y como hablamos. También he reforzado la barandilla por motivos de seguridad dijo con el tono de un profesional. Hay que podar mucho, pero será mejor esperar hasta la primavera próxima a ver qué nos ofrece el jardín tal y como está.
Jungkook salió a su lado y miró a su alrededor.
—Cuando venga la primavera será bonito asintió. Y el verano, con el bebé, será ideal para ti.
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La promesa
RomanceSu escandalosa afirmación ¡Y la venganza del coreano-italiano! Jung Hoseok necesitó todo su valor para presentarse en la boda de su primo y confesar que después de pasar una noche con Jeon Jungkook, el prometido, llevaba a su hijo en el vientre. El...