Cap. 9 Era como un sueño convertido en realidad...

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Jungkook estaba de pie junto a la barandilla del altar, observando acercarse a su prometido agarrado del brazo de su abuelo. Pronto, muy pronto, aquel doncel sería suyo. Y él se entregaría a el... A su felicidad.

«Será mi vida para mí y le daré todo lo que desee. ¡Todo lo que pueda desear!».

Ya podía imaginar su vida tranquila, entregados el uno al otro...

«Mi dulce y gentil Jimin...».

Jungkook le dedicó una cálida sonrisa mientras Tomaso le daba un golpecito en la mano y se la colocaba sobre la de Jungkook. Él notó que Jimin estaba temblando y se conmovió.

Llevaba el rostro oculto tras el velo y él se alegraba de ello. Su vestido era sencillo, pero bonito y con una larga cola que sujetaban las damas y donceles de honor. Él no tenía ni idea de quiénes eran, quizá parientes o hijas de amigas. No le importaba la familia del novio, solo él.

Era como un sueño convertido en realidad...

E igual de perfecto.

Él no podía verle los ojos a través del velo, pero no le importaba. Le apretó la mano para tranquilizarlo y notó que seguía temblando. Entonces, el cura comenzó la ceremonia y Jungkook centró su atención en él.

Sus pensamientos se volvieron extraños mientras avanzaba la ceremonia. Los recuerdos invadieron su cabeza.

La noche anterior había soñado que era un niño otra vez, arrodillado junto a la barandilla, muerto de miedo por los gritos que su madre dirigía a su padre en el piso de abajo. Y después el portazo. El silencio. Y el miedo atrapado en su garganta...

Se había despertado cubierto por sudor frío, y había tardado un rato en darse cuenta de que era un sueño y de que su realidad era otra. Y siempre sería otra.

Miró al bello doncel que tenía a su lado.

En ese momento, el cura hizo una pausa y Jungkook se preguntó por qué.

¿Qué había dicho aquel hombre?

—Si alguno de ustedes conoce un motivo o impedimento para... Ah, sí, eso era. El famoso Hable ahora o calle para siempre.

Por un instante, un recuerdo muy intenso atravesó su memoria.

«Un cuerpo desnudo y sensual, una nube de cabello cubriendo un rostro de ojos grises, una boca de labios carnosos inclinada hacia él... Y el tórrido deseo invadiéndolo por dentro».

¡No! Se forzó a desplazarlo en su memoria. A destruirlo. No existía. No permitiría que existiera. Era el pasado. Había terminado. Terminó tan pronto como sucedió.

«No hay ningún impedimento...».

No, ninguno, porque él no lo permitiría. Solo permitiría lo que estaba sucediendo en ese instante. Respiró hondo. No, no había ningún impedimento para casarse con el doncel de sus sueños...

Excepto...

Se oyeron unos pasos provenientes de la parte de atrás de la iglesia. Una voz estridente rompió el silencio y la gente volvió la cabeza para mirar.

Una voz que anunciaba algo.

Jungkook volvió la cabeza y se fijó en el doncel que avanzaba por el pasillo. Un traje rojo marcaba cada curva de su cuerpo voluptuoso. Y un sombrero a juego con velo ocultaba su rostro.

Un velo que el retiró al acercarse.

A su lado, oyó que Tomaso gruñía con rabia y daba un paso adelante. Él no se movió. No podía.

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