Hoseok abrió la maleta y sacó el neceser antes de entrar en el baño. Se lavó las manos y la cara y se miró en el espejo. Vio a un doncel pálido que lo miraba sin expresión en los ojos.
«¿Por qué he venido aquí? ¿Por qué me metí en el coche y permití que me trajera?».
¿Por qué no había salido corriendo?
Sabía la respuesta. La había sabido desde el momento en que lo vio en la calle.
No tenía sentido no irse con él. Una vez que él sabía lo del bebé, todo había cambiado.
«Debemos casarnos», había dicho él.
El se alejó del lavabo. ¿Para que se había molestado en decir tal cosa? Por supuesto que no se casarían...
Por el momento, lo único que podía hacer era no pensar en ello. No sentir. No tenía energía para más.
Salió del baño y se dirigió a la entrada de la casa. A la derecha estaba el comedor, y detrás la cocina.
Jungkook entró momentos después. Se había cambiado de ropa y Hoseok se percató de que era la primera vez que lo veía con ropa casual.
En Nueva York llevaba un esmoquin, en Lucca un traje de negocios, y en la iglesia, en su boda, un chaqué.
El trató de no recordar aquella escena. No podía soportarlo. ¿De veras no habían encontrado otra manera de salvar a Jimin del matrimonio?
¿Alguna que no hubiera terminado así? Embarazada por el hombre cuya boda había arruinado, y que la odiaba por todo lo que había hecho...
-¿Qué te apetece beber? le preguntó Jungkook.
-Agua mineral contestó el. Ya no puedo beber vino. Él lo miró.
-He tenido náuseas por las mañanas.
-¿Por eso has perdido tanto peso?
-No lo sé repuso el.
Jungkook abrió una botella de agua mineral, sirvió un vaso y se lo llevó hasta donde estaba el.
-Perder peso no puede ser bueno para ti. Deberías ganar peso en vez de perder.
-Ni siquiera he pasado el primer trimestre dijo el doncel.
Hoseok agarró el vaso y bebió un sorbo. Tenía la garganta seca. Estar allí, en el lujoso ático de Jeon Jungkook, hablando sobre su embarazo le parecía irreal.
Al sentir que se emocionaba, bebió otro sorbo de agua.
-Soy consciente de ello contestó Jungkook.
Él se sirvió un whisky y se lo bebió de un trago. Después se sirvió otro y se sentó en un sofá negro de piel. A Hoseok no le gustaba el sofá, ni tampoco el resto de la decoración.
Sin embargo, pegaba con el tipo de hombre que era.
Él se sentó con las piernas cruzadas, tratando de tener un aspecto relajado. Sin embargo, el no había visto a un hombre menos relajado en su vida. Lo miró a los ojos y sintió un nudo en la garganta.
«¿Por qué? ¿Por qué este hombre? ¿Qué tiene para que me afecte de esta manera? ¿Por qué no puedo dejar de mirarlo? ¿Por qué me siento tan indefensa?».
Las preguntas resonaban en su cabeza, pero el no encontraba ninguna respuesta para ellas.
Jungkook la miró a los ojos y comentó:
-La cena llegará pronto. En el bloque de apartamentos hay cocina para ofrecer servicio a domicilio.
El doncel asintió y se sentó en el sofá de enfrente, lo observó en silencio un instante y dijo:
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La promesa
RomanceSu escandalosa afirmación ¡Y la venganza del coreano-italiano! Jung Hoseok necesitó todo su valor para presentarse en la boda de su primo y confesar que después de pasar una noche con Jeon Jungkook, el prometido, llevaba a su hijo en el vientre. El...