Capítulo XII. Mis Sentimientos

19 1 0
                                    

- Me base en la cancion para hacer este capitulo, asi que me gustaria que la escucharan casi al final para que este de acuerdo al contexto!!-

....

Checo caminaba por el paddock, aún sintiendo el eco de su conversación con Max resonar en su mente. Habían acordado enfrentar juntos cualquier obstáculo, y, aunque la decisión no había sido sencilla, por primera vez en semanas, Checo sentía una calma relativa. Sin embargo, su intuición le decía que algo no estaba bien, una inquietud que crecía en su interior sin razón aparente... hasta que escuchó un fragmento de una conversación cerca de la entrada de los garages.

—¿Así que tú y Max están cada vez más cerca? —preguntó uno de los ingenieros de McLaren en tono casual.

—Algo así, pero no creo que Checo lo sepa —la voz de Lando sonaba despreocupada, pero con una nota de desafío que encendió una chispa de furia en Checo.

Checo se quedó paralizado, el aire parecía haberse vuelto denso, cada palabra cayendo sobre él como un peso insoportable. ¿Lando y Max... juntos? La idea misma le revolvió el estómago. Checo no quería sacar conclusiones precipitadas, pero la duda se había plantado firmemente en su mente. Intentó ignorar lo que acababa de oír, pero la sospecha y la amargura comenzaron a consumirlo.

Sin decir palabra, se retiró al área de descanso, deseando estar solo. Su mente era un torbellino de preguntas, inseguridades y traición. Cada imagen de él y Max juntos ahora se mezclaba con la visión de Lando, riéndose con desdén, sintiéndose triunfante.

Al llegar a la sala de pilotos, encontró a George Russell recostado en un sofá, hojeando distraídamente unas notas de la carrera. Al verlo entrar, George levantó la mirada, percibiendo de inmediato el aire tenso que lo rodeaba.

—Checo, ¿estás bien? Pareces... diferente —preguntó George, con un tono de genuina preocupación.

Checo lo miró por un momento, y la compasión en los ojos de George hizo que sus defensas se quebraran, aunque fuera solo un poco. Se dejó caer en el sofá frente a él, y soltó un suspiro profundo.

—No estoy seguro de estar bien, George. A veces parece que en este mundo de carreras todo se desmorona en cuestión de segundos —respondió Checo, intentando mantener la compostura.

George lo observó atentamente, percibiendo el dolor oculto detrás de sus palabras. —Es difícil cuando tienes que lidiar con todo... y, además, con cosas personales —dijo George, mirándolo con un destello de comprensión en su mirada.

Checo asintió, evitando mirarlo a los ojos. —Digamos que este no ha sido el mejor día.

Hubo un silencio entre ellos, uno que parecía casi tangible, cargado de algo que iba más allá de las palabras. En un impulso inesperado, George se acercó un poco más a Checo, su tono ahora casi en un susurro.

—Sé que no somos tan cercanos, pero puedes confiar en mí, Checo. Si necesitas desahogarte, aquí estoy.

Las palabras de George cayeron como un bálsamo sobre el corazón roto de Checo, y antes de que pudiera evitarlo, soltó lo que llevaba dentro.

—¿Alguna vez has sentido que... todo se te escapa de las manos? Como si confiar en alguien fuera solo el inicio de una decepción que nunca termina.

George lo miró fijamente, y, en un acto de total comprensión, colocó una mano suave sobre el hombro de Checo. —A veces, la gente que más queremos es la que más nos hiere. Quizás porque esperamos lo mejor de ellos —dijo George, su tono profundo y sincero.

El contacto de su mano y la honestidad en sus palabras hicieron que Checo sintiera una conexión inesperada. Sin poder evitarlo, Checo alzó la mirada y se encontró con los ojos de George, que lo miraban con una mezcla de empatía y algo más... algo que no había notado antes.

BAJO PRESIÓN [CHESTAPPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora