𝐌𝐚𝐭𝐫𝐢𝐦𝐨𝐧𝐢𝐨 𝐎𝐛𝐥𝐢𝐠𝐚𝐝𝐨 [𝐁𝐚𝐤𝐮𝐠𝐨 𝐱 𝐎𝐜]

01: Malas Noticias

El cielo estaba teñido de un gris opaco, y un frío aire de otoño barría las calles. Hanami caminaba al lado de Bakugo, ambos en silencio. El viento movía los mechones de cabello que caían sobre su rostro, y su mano temblaba dentro de la suya. Había esperado días para tener la valentía suficiente y contarle a Bakugo lo que sospechaba, pero incluso ahora que estaban juntos, sentía un nudo en la garganta.

Habían pasado algunos meses desde que habían comenzado a salir. Al principio, nadie se lo había creído; Bakugo no era exactamente conocido por su ternura, y ella era la chica que todos consideraban "demasiado dulce" para alguien tan explosivo. Pero de alguna manera, habían encontrado una extraña armonía entre las diferencias que los separaban. Él le mostraba su lado más honesto y, aunque solía ser torpe en expresar afecto, ella siempre había sabido que le importaba.

Tomó aire y lo miró mientras se detenían en un parque desierto. Bakugo tenía las manos en los bolsillos, y la observaba con una mezcla de impaciencia y preocupación.

─¿Qué pasa, Hanami? ─le preguntó, notando su nerviosismo.─ Me has estado evitando toda la semana, ¿hay algo que quieras decirme o no?

Hanami sintió que su corazón latía desbocado. No estaba segura de cómo comenzar. Tomó una bocanada de aire y susurró, apenas lo suficientemente fuerte para que él la escuchara:

─Bakugo, creo… creo que podría estar… embarazada.

Bakugo la miró, incrédulo, como si hubiera escuchado mal. El silencio se extendió entre ellos mientras procesaba lo que acababa de decirle. Finalmente, retrocedió un paso, soltando su mano.

─¿Qué? ¿De qué hablas, Hanami? ¡Eso no puede estar pasando! ─su voz sonaba dura, y su expresión cambió de sorpresa a frustración.

Hanami sintió que algo se rompía dentro de ella al ver su reacción. Sabía que él no era alguien que tomara bien las sorpresas, pero una parte de ella esperaba que pudiera darle algún tipo de apoyo o, al menos, escucharla antes de perder el control. Sin embargo, sus esperanzas parecían desvanecerse con cada palabra que él decía.

─Bakugo… no estoy segura, pero tenía que decírtelo. No puedo pasar por esto sola ─susurró, mirando sus pies.

─¿Y por qué no pensaste en esto antes? ─gruñó Bakugo, pasándose una mano por el cabello en señal de frustración.─ ¡Esto es… es una locura! Somos solo unos críos, Hanami. Ni siquiera estamos listos para algo así.

Ella sintió un peso en su pecho que le dificultaba respirar. Había temido esa reacción, y verlo tan alterado solo hacía que su propia ansiedad aumentara. Tragó saliva, tratando de calmar sus propios pensamientos y sentimientos, y lo miró con los ojos llenos de preocupación.

─Lo sé, Bakugo… lo sé. Pero tú eres una de las personas en las que más confío, y pensé que al menos podríamos hablarlo juntos.

Bakugo la miró, y por un momento pareció que algo de su habitual dureza se desmoronaba. Su expresión cambió a algo más parecido al conflicto interno, una batalla entre su miedo y su preocupación por ella. Sin embargo, la tensión no desapareció del todo.