10: Miradas que queman

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La madrugada se hizo pesada con el llanto de Katsuki llenando la pequeña habitación

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La madrugada se hizo pesada con el llanto de Katsuki llenando la pequeña habitación. Hanami, aún adormilada, se levantó para intentar calmar al bebé, acunándolo suavemente en sus brazos mientras le murmuraba palabras tranquilizadoras. Sin embargo, nada parecía funcionar; Katsuki seguía llorando, inconsolable, su carita roja y sus puñitos apretados.

Bakugo, exhausto después de un largo día de trabajo, se removió en la cama, intentando cubrirse los oídos con la almohada. El llanto del bebé era demasiado intenso, y, finalmente, se levantó, su paciencia al borde.

—¡¿Puedes hacer que se calle de una vez?! —espetó, su voz dura y cargada de frustración, sin siquiera mirar a Hanami.

Ella se giró para mirarlo, sorprendida y con los ojos llenos de preocupación, esforzándose por no romper en llanto. Katsuki seguía llorando en sus brazos, y, aunque trataba de calmarlo, los nervios la traicionaban. La respiración de Hanami se volvió temblorosa, y sus ojos se llenaron de lágrimas que intentaba contener.

—Lo… lo estoy intentando, Katsu —dijo en voz baja, tratando de sonar firme, pero el cansancio y las emociones empezaban a abrumarla.

Bakugo, sintiéndose atrapado entre el agotamiento y la culpa, exhaló bruscamente, pasando una mano por su cabello, claramente irritado. Sin embargo, al ver las lágrimas deslizarse por las mejillas de Hanami, algo en él se rompió. La culpabilidad lo golpeó de inmediato al darse cuenta de la presión que ella también estaba soportando. Su expresión se suavizó, y dejó escapar un suspiro profundo.

—Hanami, lo siento… no quise gritarte —dijo en voz baja, bajando la mirada—. Es solo que estoy agotado, pero eso no es excusa.

Ella, aún con lágrimas en los ojos, asintió lentamente, pero se mantuvo en silencio. Seguía meciendo al bebé, susurrando con dulzura, intentando ocultar el dolor que las palabras de Bakugo le habían causado.

Él se acercó, conmovido por la dedicación y el amor que ella demostraba a su hijo, a pesar del cansancio que él también podía ver en su rostro. Con cuidado, le tomó el bebé en brazos y, esta vez, sin decir nada, empezó a acunar a Katsuki con un toque más suave de lo habitual, permitiendo que Hanami se sentara un momento.

Bakugo, arrepentido, comenzó a balancearse despacio, susurrando algo entre dientes hasta que el bebé, poco a poco, empezó a calmarse. Se volvió hacia Hanami, que lo miraba con una mezcla de cansancio y tristeza.

—Perdóname… de verdad. No es justo que te grite, no después de todo lo que haces por nosotros —murmuró, sus ojos sinceros mientras la miraba—. Agradezco que estés aquí… y siento haberte hecho llorar.

Hanami soltó un suspiro tembloroso y esbozó una pequeña sonrisa, sintiendo cómo el peso en su pecho disminuía un poco. Con un leve asentimiento, le tomó la mano a Bakugo.

—Estamos en esto juntos, Katsu… ambos aprendiendo a ser padres —murmuró suavemente—. Solo… vamos a ser un equipo, ¿sí?

Bakugo asintió, y los dos se miraron con una comprensión renovada, listos para enfrentar juntos cada reto que traía esta nueva etapa de sus vidas.

𝐌𝐚𝐭𝐫𝐢𝐦𝐨𝐧𝐢𝐨 𝐎𝐛𝐥𝐢𝐠𝐚𝐝𝐨 [𝐁𝐚𝐤𝐮𝐠𝐨 𝐱 𝐎𝐜]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora