la historia oculta

capitulo XXII : Contraataque y desespero

Ivan tarda en estar 100% conciente, apenas lo está me pregunta que ha pasado, al parecer se unió a la batalla y vio como los ayudantes con sus dones corrompidos mataban al resto del equipo, pero stewart activo su don y lograron dominarlo. Parece alterado y su pierna rota está horrible no puede ni apoyar la pierna, es más está en ángulo horrible.

-No puedo creer que nos traicionaron.- dice Ivan, su mirada a veces se pierde por el dolor.- es imposible.-

-¿Imposible?-digo enojada - el estúpido de Stewart tiene cara de psicópata, y el otro es un pervertido, no sé que me hubieran hecho si no logro sobreponer mi don al de Stewart.-

Ivan me mira sorprendido

-¿pudiste superar ese don?, eres más fuerte de lo que creia. Pero el caso, está traición se siente diferente, no es la primera vez que un ayudante nos traiciona, pero cuando alteran su magia su cuerpo muestra marcas más visibles, ellos solo tenían sus venas más oscuras, además sus dones parecen ser más fuertes, esto está raro.-dice Ivan.

- y eso que importa- digo perdiendo la paciencia.-en este momento debemos acabar con Stewart, es el único que está conciente, además los escuché decir que llamaron refuerzos, no sabemos en cuanto lleguen,debemos pelear.-

Ivan asiente y comienza a intentar pensar un plan, teniendo en cuenta nuestras posibilidades y que prácticamente yo soy la única que puede pelear estamos un poco jodidos, después de unos 5 minutos, dice.

-no es perfecto pero puede que sirva, este es mi plan, vas a tener que ser tu la que luche, su don es más mental por lo que hemos visto solo puede suprimir tu don, y tienes ventaja sobre el por qué tu don es más fuerte por lo que no te lo puede quitar, de igual manera sabe pelear los ayudantes son entrenados para pelear en contra de los dones.- señala la ventana de la casa en la que estamos la cual da una vista clara de la urbanización en la que estamos.- yo intentaré darte asistencia con mi telequinesis, pero en esta misión de huida gran peso recae en ti, si es cierto lo que dices y vienen refuerzos, intentará retenernos el mayor tiempo posible en este lugar, por lo que es vital vencerlo en el menor tiempo posible, entonces empecemos de una vez.

No protesto solo asiento, me preparo para la batalla venidera, mientras Iván se acomoda con dificultades para tener un panorama más amplio. Me mira y con determinación me dice.

-Ahora.-

Salgo de la casa mirando para todos los lados, solo veo los cuerpos, no veo rastros de Stewart por ningún lado, cuando empiezo a pensar que quizá escapo, escucho un disparo, lo más rápido que puedo me tiró a un lado rodando, y veo como un disparo eléctrico impacta justo a dónde hace un segundo estaba yo, volteo para todos lados mirando de dónde salió ese ataque.

Encuentro a Stewart en la esquina izquierda de la urbanización, me está apuntando con el arma, y además viene también con dos de las espadas que ví que tomaron los ayudantes en el aeropuerto.

-sera mejor que te rindas putita, los oscuros no tardaran en llegar y quiero entregarte entera, si peleas contra mi, no puedo prometer que tú delicioso cuerpo quede intacto.- dice mirándome de nuevo con su cara psicópata, además me come con la mirada. Por culpa de mis llamas, gran parte de mi ropa está hecha cenizas, por lo que muestro más de lo que debía, pero en este momento no importa debemos escapar.

-Callate gran imbécil.- digo mirandolo con un odio y un asco incontenible, comienzo a invocar mis llamas, siento que intenta suprimir mi don, pero de momento mis llamas salen con furia quemando aún más mi ropa, mis piernas, torso, y brazos quedan completamente al descubierto, cosa que Stewart nota y dice.

- Diablos si que eres ardiente, y no me refiero a tus llamas.-se acerca lentamente a mi sin dejar de apuntarme, mira a su amigo inconsciente, el pervertido que se estira.- sabes el tenía razón, podríamos decirle a los oscuros que nos dejen jugar contigo después de que experimenten con tu magia.- no aguanto más todo lo que dice me da asco y una furia incontenible, me lanzó al ataque sin pensar en mis acciones.