Capítulo 5

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Después de hablar por un rato en la sala de estar Guido se fue a su cuarto y yo al mío, supongo que dormiría una siesta ya que no tenía más nada que hacer, pero cuando estaba por entrar al cuarto, Guido apareció.

-Ro, yo me voy al estudio a ensayar con Pato y Gastón.

-Ah, bueno, dale rubia.

Asentí mirándolo.

-¿Querés venir?

Preguntó.

-Oh, bueno...si...no quiero molestar igual.

-No molestas Ro, para nada, por eso te invito. Además ya le comenté a los pibes.

Comentó regalándome una sonrisa.

-Ah, bueno, entonces si no es problema, voy con gusto. Me arreglo y estoy.

-¿Arreglarte? Estas hermosa así.

No sabía que decir ante ese cumplido, solo me sonrojé ya que no lo esperaba.

-Bueno pero por lo menos me cambio de ropa.

-Que no, que estás perfecta. Nadie se fijará en tu ropa, y si no les gusta como vas vestida, que se chupen una pija.

Habló agarrándome y poniéndome sobre su hombro como un saco de papas y me llevó a la sala.

-Bueno bueno bueno...espera...rubiaaaaaaaa...bajameeeeeee

Me quejé entre risas y justo caí sobre el sillón. Solté una risa cuando Guido me quedó mirando.

-Perdón boluda, no me di cuenta de que estaba el sillón.

Soltó una carcajada y casi que hasta lloraba por verme patas arriba sobre el sillón del cual me levanté arreglando mi ropa. Lo hizo a propósito totalmente.

-Tranquilo, fue divertido. Aunque me las vas a pagar rubia.

Dije mirándolo mal.

-Un miedo te tengo, enana.

Rió.

-Bueno ¿vamos?

Asentí ante su pregunta. Salimos del departamento luego de haber agarrado nuestras cosas, solo los celulares y documentos. Entramos al ascensor y bajamos al estacionamiento del edificio.

-Cierto que tenes auto, no me acordaba. Está bonito.

Comenté mientras nos subíamos a su auto, el de piloto y yo de copiloto obvio.

-Si, es muy lindo la verdad. Lo amo aunque casi nunca lo uso. ¿Vos sabes manejar?

-Masomenos, estaba aprendiendo pero el que me enseñaba me cagó y bueno, ya no aprendí más.

Reí leve.

-Si llego a tener tiempo en algún momento, te enseño yo, que seguro vas a aprender mejor.

Lo miré sonriendo levemente, observando como mantenía su vista en el trayecto que estábamos haciendo hacia el estudio.

-Sos un amor rubia.

-Por mi gente hago lo que sea, Ro.

Miré por la ventanilla de mi lado y no pude evitar sonreír. Eran muy lindas las cosas que me decía, aunque estaba segura de que no era a la única que se lo decía. Vamos, es un hombre hermoso y debe tener a todas las minitas atras, y seguramente yo al lado de ellas no era nada, o eso quería creer. De todas formas, no quería engancharme de lo que me decía, o ilusionarme porque quizá me haría más daño, además, él dejó en claro que quería ser mi amigo, así que ta, no podía ir contra eso. ¿O si?

Sos todo lo bueno, sos todo lo malo...|Guido Armido Sardelli (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora