Capítulo 4

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Guido

Me puse a ordenar un poco el departamento luego de haber llegado con Ro, ya que el hecho de haberla traído conmigo, me obligaba a no rascarme las bolas y ordenar la casa, era la excusa perfecta para pisar el departamento de hecho. Luego de un rato acomodando y limpiando, ya era mediodía. Mi panza pedía a gritos que la alimentara, así que decidí llamar a Ro para preguntarle que quería almorzar. Toqué a la puerta de su cuarto y me abrió casi al instante frotándose los ojos, parecía que se había dormido.

-Uh, perdón, ¿Te desperté?

-No no, para nada rubia, ya estaba despierta.

Mintió, totalmente mintió pero evadí su respuesta.

-Te venía a preguntar ¿Qué queres almorzar?

Me miró algo confundida y se encogió de hombros.

-No lo se rubia, lo que vos quieras.

-¿Lo que yo quiera?

Pregunté levantando las cejas jodiendo. Ella se rió nerviosa entendiendo al toque.

-Me refiero a que...bueno...si que se yo, lo que quieras...

No sabía que decir, le robé las palabras al parecer. Reí y asentí.

-Bueno, ya pido algo entonces.

-Déjame pagar la mitad igual, mi mitad.

Dijo ella caminado atrás de mi.

-No es lo que yo quiero que hagas, así que jódete, Ro.

-Que puto que sos.

Dijo cruzándose de brazos y mirándome mal.

-¿Querés comprobar lo contrario, Ro?

Pregunté con picardía dándome vuelta y acercándome a paso lento a ella, quien por lo visto se tensó y sus mejillas se enrojecieron.

-Eh...no...no hace falta rubia, ya se que sos puto...

Dijo casi escupiendo las palabras mientras retrocedía a medida que me iba acercando hasta que chocó su espalda con la pared. Me acerqué más a ella y cerca de su cara sonreí.

-Ya vas a ver que no.

La jodí y me di la vuelta para buscar mi celular y llamar al delivery para pedir unas hamburguesas con papas. Quizá era descortez o atrevido de mi parte joderla así, pero es algo que no puedo evitar hacer. Supongo que si no le gusta algo en cualquier momento podría mandarme a cagar y tendría razones.
Rato después, el delivery llegó y ambos nos sentamos en la mesa de la cocina. Ella estaba en silencio, comiendo sus papas de a una y casi no había tocado su hamburguesa.

-¿Qué pasa Ro? ¿No te gusta?

-No no, me encanta, es solo que bueno, me da un poco de vergüenza es todo.

-Ay no seas tarada, vergüenza es robar y que te vean encima.

Ella sonrió y me miró para enseguida comenzar a comer. Al principio pensé que se había quedado incómoda por lo de hace rato. No quisiera que piense que me la quiero coger o que le tengo ganas. Bueno...no voy a mentir, es muy sexy y hermosa, pero está en proceso de haber terminado con alguien. _Eso no te impide cogértela pelotudo_ me dijo mi subconsciente. Negué rapidamente mientras la miraba comer y volví la mirada a mi plato. Aveces me odiaba por pensar cosas así, tanto que me lamentaba.

Luego de comer, ella se ofreció a lavar los platos, e insistió tanto en limpiar que no pude evitar que lo hiciera. Mientras ella estaba en la cocina, yo me metí a mi cuarto a ver mi agenda, tenía tiempo para pasar con ella y no dejarla sola antes de mi próximo tour, así que me alegraba por un lado.

Sos todo lo bueno, sos todo lo malo...|Guido Armido Sardelli (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora