Capítulo 12

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Guido

No entendía lo que estaba pasando. De repente Ro, comenzó a coquetear de más con mi hermano y eso me puso más tenso que nunca. Obvio no le diría nada a Pato ya que nunca nos pelearíamos por una mujer, pero ya no aguantaba más el hecho de que ella no me estuviese mirando a mi cuando cantamos, ni que me preguntara a mi las cosas. No sé si sentía celos o era un capricho, pero se sentía del asco.

-Andá a buscarla boludo.

Dijo Gastòn de repente. Lo miré raro. Se había dado cuenta de que me quedé mirando por donde Ro se fue y ni siquiera estaba prestando atención.

-¿Por qué iria a buscarla?

Pregunté encogiendo los hombros.

-Porque si no la vas a buscar, va a pensar que su plan de ponerte celoso conmigo no funcionó.

Me confesó Pato. ¿Con que sí eh? No se por qué pero saber eso, me hacía sentir algo en el pecho.
No había pasado mucho tiempo de que Ro se fue, solo unos segundos, así que me paré y apoyé la guitarra en el soporte y salí del estudio.

-No le digas que te dije.

Me gritó Pato antes de que saliera. Caminé por el pasillo hasta que llegue a la puerta del baño la cual se abrió segundos después. Ni bien la vi, no la dejé salir, la metí de nuevo adentro del baño y cerré la puerta haciendo que ella tuviera su espalda pegada a la misma.

-Rubia...¿Qué...que haces?

Preguntó sorprendida. Puse mis manos en cada lado de su cabeza para acorralarla y acerqué mi cara a la de ella.

-¿Qué te pensas que sos, pendeja? ¿Eh?

-¿De que hablas?

Preguntó fingiendo inocencia.

-No te hagas la boluda, sabes a lo que me refiero, le estabas histeriqueando a Patricio.

Respondí a su pregunta sin separarme de ella.

-¿Te pensas que no me iba a dar cuenta?

-¿Y qué si es así? ¿Estás celoso?

Preguntó cruzando los brazos sobre su pecho, mirándome seria y amenazante.

-Que sos mía pendeja, me pongo celoso porque no quiero que nadie más te mire, ni te toque ni nada de eso, me pongo tenso de solo pensarlo.

Respondí con sinceridad a su pregunta mientras ponía una de mis manos en su cintura y la acariciaba.

-No soy tuya todavía.

Susurró soltando un suspiro, y pude notar como su piel se erizaba debajo de las yemas de mis dedos.

-Ah bueno, ¿Querés que te coja toda entonces?

Pregunté cerca de su oídopara provocarla. Ella puso sus manos en mi pecho y me miró mordiéndose el labio.

-S...si...

Titubeó y puse mi mano en su cuello, apretando levemente del mismo.

-Por hacer eso con Pato, vas a tener que esperar amiga.

Dije y le estampé un chape corto para después salir del baño. Ella se quedó parada frente al espejo y soltó un suspiro antes de salir.

-Vamos, Ro.

Asintió sin decir nada y pasó por al lado mío para caminar en frente, dejándome toda la vista hermosa de su silueta para disfrutarla.

Ambos llegamos de nuevo a la parte del estudio y ella se sentó en donde estaba anteriormente, mientras que yo me iba de nuevo a mi lugar para seguir tocando.
La miré y vi que estaba un poco seria, pero poniéndole onda a la situación, era buena disimulando que se había quedado con las ganas al igual que yo.

Sos todo lo bueno, sos todo lo malo...|Guido Armido SardelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora