______
Me encontraba en el cuarto, acostada en la cama después de haber dejado a Guido solo en la sala. No había terminado de entender lo que había pasado, pero mis ojos estaban algo hinchados y mis mejillas estaban mojadas por las lagrimas que llegué a derramar. Pero ¿Por qué me afectaba tanto? No lo se, quizá por el simple hecho de que Guido ya me tiene a sus pies y no se da cuenta de ello, no se da cuenta de que me hace olvidar de que es poco lo que nos conocemos, no se da cuenta de que tengo mis ojos puestos en él y que eso no va a cambiar. Mi corazón se había apachurrado un poco, no sabía que hacer en esas condiciones, y no sabía que mas pensar.
Me sequé los cachetes y me soné la nariz con papel higiénico. Solté un suspiro y decidí salir del cuarto cuando ya habían pasado un par de horas. Ya era mediodía así que quería cocinar algo, no tenía mucha hambre, pero era mas que nada por Guido. Caminé por el pasillo hasta llegar a la sala en donde lo vi dormido en el sillón. Estaba sentado y su cabeza estaba apoyada en el respaldo, no pude evitar sonreír levemente al verlo. Traté de no hacer mucho ruido para que no se despertara y comencé a preparar algo para almorzar. Seguramente tendría hambre cuando despierte. Con la cabeza en frio, pensándolo bien decidí ser madura y no darle vueltas al asunto de la chica que estuvo con Guido ya que en aquel momento no éramos nada todavía. Bueno, seguíamos sin serlo pero pasó antes de estar conmigo. Solté un suspiro, abrí la heladera, sacando las milanesas que restaban del día anterior y las metí en el horno. Para acompañar, decidí no calentarme mucho la cabeza, corté unas papas en palitos y las metí en el Airfrier.
De la heladera saqué una jarra con jugo y me serví un poco. Miré a Guido quién seguía dormido y me senté sobre la mesada viendo hacia él. Se veía tan lindo, tan tierno, pero estaba segura de que sería mi perdición.
Minutos después de estar un rato sentada sobre la mesada, me sobresalté al escuchar el PING fuerte que hizo el horno avisando que el tiempo de cocción ya había llegado a su fin. Debido al sonido, Guido se despertó mirando a todos lados, hasta que sus ojos llegaron a mi.
-Hola Ro.
Murmuró soltando un bostezo.
-Hola Guido.
Lo saludé haciendo un gesto con la cabeza.
-¿Hace mucho estás ahí?
Preguntó tratando de romper el hilo grueso de hielo que había entre nosotros. Suspiré.
-Si, hace un rato, media hora maso menos. Puse unas milas en el horno y eso.
Respondí a su pregunta mientras me bajaba de la mesada y le daba la vuelta para ir a abrir el horno. Saqué las milanesas y las puse en dos platos junto con las papas. Sentí como sus pasos se acercaban un poco hasta que se detuvieron. Me di la vuelta sin mirarlo y le llevé su plato junto a unos cubiertos. Él se sentó en una de las sillas frente a la mesada mientras no quitaba su mirada de encima mío. No se por que pero aun no quería mirarlo, me costaba un montón. Me sentía una estúpida de todas formas por ignorarlo de esa manera. Me senté frente a él y solté un suspiro. Me digné a mirarlo.
-Buen provecho rubia.
Murmuré comenzando a comer. Él sonrió por fin.
-Igualmente Ro.
Y acto seguido comenzó a comer también. Ambos estuvimos en silencio hasta que decidió romper el hielo nuevamente.
-¿Hoy trabajas?
Preguntó con la boca llena.
-Emm, si...Un par de horas nomas igual, a lo que es domingo el bar está abierto hasta las doce mas o menos.
Respondí a su pregunta mientras lo miraba comer.
-¿Y te gusta el bar?
-Si, que se yo, está bueno, además la gente que trabaja ahí es buena onda.
-Que bueno, me alegro entonces.
Comentó con una sonrisa. Mas allá de esta pequeña conversación, el ambiente aún estaba tenso. Era increíble como en la mañana estuvimos cogiendo como dos hijos de puta y ahora no sabíamos que tema sacar gracias a lo sucedido hace un rato.
-¿Y vos? ¿Tenes algo hoy?
Pregunté terminando de comer.
-Si, tengo ensayo. Se vienen un par de fechas mas.
-Ah mirá que lindo, piola piola.
Hablé mientras me llevaba el plato para lavarlo. Cuando terminó de comer, se acercó parándose a mi lado con el plato en su mano el cual quise agarrar pero él no me dejó.
-Yo lo lavo, sabes que no me cuesta nada.
Le dije mirándolo. Él negó.
-A mi tampoco me cuesta nada, además, no te tenes que cargar todo para vos sola. Estás en mi casa, no te veas obligada a hacer esto.
Me habló sin dejar de mirarme a los ojos. Por un momento me sentí regañada pero me di cuenta de que tenía razón.
-Igual, sabes que lo hago de corazón, porque me dejas quedarme y eso.
Dije achicando los hombros.
-¿De casualidad sabes por que dejo que te quedes?
Preguntó dejando su plato a un lado ya lavado. Se secó las manos y me miró de nuevo.
-¿Por qué?
-Porque desde el primer momento en el hotel la primera vez que nos conocimos, disfruté mucho tu compañía y sabía que necesitaba a alguien como vos en mi vida. Lo se ahora mas que nunca.
Respondió él a mi pregunta, haciendo que un montón de sentimientos revolotearan por mi cuerpo.
-¿Qué sabes?
Pregunté con curiosidad. Él se acercó a mi y me acorraló contra la mesada apoyando sus manos en la misma sin darme la chance de salir de ese encierro.
-Se que te necesito, se que necesito todo de vos y no me voy a cansar de decirtelo, te necesito. Necesito tu risa, tu mirada, tu voz...
Se detuvo mirándome y acariciando mi mejilla. Ya estaba de nuevo a sus pies.
-Necesito tu cuerpo, ese hermoso cuerpo que me encanta. Necesito tus besos, necesito dormir con vos cada día. En fin, te necesito a cada instante.
Me quedé callada ya que no sabía que decir o como reaccionar.
-Pero se, que si vos necesitas tiempo y espacio, lo entenderé. No te quiero presionar tampoco.
Habló con una sonrisa en sus labios. Se iba a alejar pero rodee su cintura con mis piernas impidiendo que lo hiciera y acercándolo mas a mi. Iba a mandar todo a la mierda y yo también quería que supiera lo que me pasa con él y lo que siento por él. Nos miramos a los ojos estando muy cerca.
-Yo también te necesito.
Me digné a decir por fin, provocando que en su cara aparezca una sonrisa.
-Pero...
Dije y el se quedó serio por un momento.
-Por favor, intenta no romperme el corazón.
Hablé en un susurro casi inaudible, solo para sus oídos. Él solo sonrió y rozó la punta de su nariz contra la mía.
-Lo prometo.
Murmuró y lo abracé, tan fuerte como pude, sin ganas de que ese momento se termine y con mas ganas de que se quedara así conmigo, sin hablar, sin intentar mas nada y entendiéndonos mutuamente.
![](https://img.wattpad.com/cover/380896992-288-k291876.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Sos todo lo bueno, sos todo lo malo...|Guido Armido Sardelli (PAUSADA)
Fanfiction¿Qué pasaría si de repente tu vida cambia repentinamente? Más daño del que ya tenías y solo una persona podría arreglarlo. Él, todo un rockstar, negado al amor y el compromiso, te ayuda por accidente y decide quedarse contigo apesar de que no te con...